Aprobada el pasado 27 de marzo y puesta en marcha sólo cuatro días después, "Protector Unificado" se ha ocupado durante todo este periodo de reducir la capacidad militar de Gadafi y permitir el avance de los rebeldes del Consejo Nacional de Transición (CNT).
En total, los aviones y helicópteros de la Alianza han efectuado más de 26.000 salidas, más de 9.600 de ellas con el fin de atacar o identificar objetivos.
Francia y el Reino Unido, que ya integraban junto a Estados Unidos la coalición que lanzó los primeros ataques sobre Libia antes de que la OTAN se hiciese cargo, han liderado los ataques, apoyados principalmente por países como Dinamarca o Noruega.
En el operativo han participado la mayoría de los aliados y algunos socios ajenos a la organización como Catar y Emiratos Árabes Unidos, pero muchos de ellos se han limitado a tareas de apoyo y no han disparado sobre suelo libio.
El pasado viernes, cuando confirmó el fin de las operaciones en la medianoche del día 31, el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, aseguró que la Alianza ha logrado cumplir "totalmente el histórico mandato de Naciones Unidas para proteger el pueblo de Libia".
Sin embargo, durante todo el tiempo que ha durado "Protector Unificado", la OTAN ha recibido críticas, entre otros de Rusia, por incumplir supuestamente ese cometido encargado por la ONU y apoyar activamente al CNT.
Siempre alegando la protección de los civiles, los bombardeos de la OTAN se centraron en instalaciones militares y armas del régimen de Muamar al Gadafi (como centros de mando y comunicaciones, depósitos de armas, carros de combate, piezas de artillería o lanzaderas de misiles).
Esos ataques permitieron a las fuerzas rebeldes resistir primero la ofensiva gadafista contra las ciudades de Misrata y Bengasi, y posteriormente, durante el verano, romper la situación de bloqueo que el conflicto había alcanzado y progresar hacia la capital, Trípoli, que tomaron a finales de agosto.
Desde entonces, los ataques aliados se fueron reduciendo progresivamente y se limitaron a las zonas como Bani Walid o Sirte, últimos reductos de la resistencia gadafista.
Las críticas de algunos países a la OTAN aumentaron en los últimos días de la operación, por la implicación de la Alianza en la captura de Gadafi por parte de los rebeldes.
Las fuerzas de la organización atacaron desde el aire el convoy en el que el ex líder trató de huir de Sirte, su ciudad natal, y facilitaron así la acción del CNT que terminó con la muerte del ex dictador.
Una vez muerto Gadafi y con los rebeldes controlando todo el territorio, la OTAN ha decidido terminar rápidamente su operación a pesar de las peticiones de las nuevas autoridades para prolongarla.
Además de la protección de los civiles desde el aire, la misión aliada ha aplicado durante estos siete meses una zona de exclusión aérea y un embargo de armas por vía marítima.