En una rueda de prensa en Montevideo, la responsable del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) afirmó que "es cierto que la ayuda al desarrollo a nivel mundial ha llegado a un límite con la crisis económica mundial y todos los desafíos que enfrentan los países del hemisferio norte".
Clark remarcó que algunos de ellos, como Australia, el Reino Unido y Dinamarca, han aumentado sus ayudas pero muchos han tenido que recortarlas.
"Eso tiene un impacto para los organismos de desarrollo de las Naciones Unidas, así como para los organismos de desarrollo de los países subdesarrollados y las ONG", explicó.
La situación de Grecia, de la deuda soberana de varios países europeos y las dificultades en el déficit de Estados Unidos y Japón son para Clark factores que tienen un "impacto bastante serio" en los programas de asistencia a las zonas más pobres del mundo, pero también en la actividad de las economías emergentes.
"Hay muchos países subdesarrollados que están impulsados por sus exportaciones en cuanto al crecimiento económico y esto depende en gran medida en los mercados desarrollados", enfatizó.
Clark manifestó que "estos efectos están por ahora en el limbo", aunque reveló que "hay una gran preocupación" porque se produzca "una rápida resolución de la crisis de la zona euro" y terminen "las dificultades fiscales en Estados Unidos".
Al respecto, la vicesecretaria general de la ONU, Asha-Rose Migiro, indicó también que la crisis económica, los precios del petróleo y la falta de seguridad alimentaria afectan "hasta cierto punto" la tarea de Naciones Unidas, que ahora tiene la misión de reinventarse para afrontar este nuevo escenario.
"Tenemos que pensar cómo establecer una organización ágil y efectiva", señaló en alusión al programa "Unidos en la Acción", un plan piloto que desde hoy y hasta el jueves será analizado en la conferencia inaugurada este martes en Montevideo, con la participación de representantes de 30 países.
La iniciativa ha sido aplicada en ocho países desde 2007 y está destinada precisamente a hacer más eficaz la colaboración entre el organismo multilateral y los países receptores y donantes.
Uruguay es uno de los países que ha aplicado este plan piloto junto con Albania, Cabo Verde, Mozambique, Pakistán, Ruanda, Tanzania y Vietnam, aunque en los últimos años otras 20 naciones realizan trabajos similares con el mismo fin.