El presidente ejecutivo de Google, Eric Schmidt, afirmó hoy en Seúl que ha solicitado al Gobierno y al principal regulador de telecomunicaciones de Corea del Sur que sigan el ejemplo de países con normas más laxas en internet. "Es mi opinión, y creo que también la de Google, que las normas sobre internet en Corea podrían ser más abiertas y modernas", declaró en rueda de prensa Schmidt, que se reunió ayer en Seúl con el presidente surcoreano, Lee Myung-bak, y el presidente de la Comisión de Comunicaciones de Corea (KCC), Choi See-joong.
El presidente de Google, en declaraciones recogidas por la agencia local Yonhap, elogió la potente infraestructura de banda ancha de Corea del Sur y la generalización de los dispositivos móviles, pero expresó su decepción por los crecientes esfuerzos del país para regular el mercado de internet y el espacio cibernético.
"Otros países mantienen políticas más liberales sobre internet en algunos casos que (Corea del Sur) debería considerar", contestó Schmidt cuando relataba a los periodistas lo que había comunicado a sus dos interlocutores de Seúl, sin mencionar normas o regulaciones concretas.
El presidente de Google también reveló que ha acordado con Seúl la vuelta al mercado surcoreano, sin fecha concreta, del servicio de venta de videojuegos de la plataforma Android de la empresa estadounidense.
El año pasado Google retiró la categoría de videojuegos de la tienda online de Android en Corea del Sur debido a la obligación de que todo videojuego móvil reciba antes de su salida al mercado el visto bueno de un organismo de calificación de Seúl.
La empresa también levantó la voz ante las estrictas regulaciones surcoreanas de internet en 2009, cuando se negó a aceptar la petición de Seúl de obligar a los usuarios de Youtube a utilizar sus identidades reales para subir vídeos.
El ejemplo más ilustrativo de la rigidez de las autoridades de Corea del Sur en el mercado de las telecomunicaciones fue el retraso de la autorización de entrada en el mercado local del iPhone, que se puso a disposición de los surcoreanos tres años después de su estreno mundial.