Por segundo año consecutivo, la tijera ha llegado a las arcas de la Administración: para 2011, España recortará 17.500 millones del PIB. Por eso se buscan otras vías de ingresos: elevar los tipos del IRPF, rescatar el tributo al patrimonio o combatir el fraude. “Por primera vez”, señala Francisco De La Torre, presidente de la asociación de los Inspectores de Hacienda (IHE), “los dos principales partidos hablan de lucha contra el fraude. Y eso siempre es positivo, aunque se produzca en medio de una caída recaudatoria sin precedentes”.
Algunos expertos aprueban el gesto, pero lo ven insuficiente para un país como España, con una tasa de economía sumergida del 24% (solo por debajo de Grecia en la UE). Y otros, ni eso. En las más de 200 páginas del programa electoral del PP, la palabra fraude aparece cuatro veces. “Modernizaremos los procedimientos tributarios (…) concentrando las actuaciones en los grandes focos de fraude fiscal”. Esta es la parte más tersa del manifiesto popular, que no detalla cómo se ejecutarán esas actuaciones.
El PSOE solo gana al PP numéricamente. Hasta 14 veces puede leerse “fraude” en el programa. Lo malo es que ocho veces esa palabra aparece en el epígrafe 3.3 –“Mayor concienciación y compromiso de la sociedad con la lucha contra el fraude fiscal”-, un párrafo que ocupa un tercio de página. Ese apartado precisamente resume una propuesta estrella de los socialistas que el martes Rubalcaba esgrimió en su debate con Rajoy: la Oficina de Lucha Contra el Fraude.
El sindicato de técnicos de Hacienda (Gestha) reconoce que “todos los partidos coinciden en la necesidad de mejorar la eficacia en la lucha contra la economía sumergida”. Pero eso sí, “el detalle de las propuestas varía en función de cada programa”. Gestha lleva tiempo denunciando la famélica situación de la Agencia Tributaria, donde a cada trabajador le toca el doble de contribuyentes que en las principales economías de la UE (1.680 en España, por menos de 800 en Francia, por ejemplo).
“A priori, nada apunta a que el partido que gane vaya a cambiar demasiado las cosas”, razona Ignacio Zubiri, catedrático de Hacienda de la Universidad del País Vasco. “Durante toda la democracia ha quedado patente la falta de voluntad de los distintos gobiernos para encarar esta lacra. Solo Borrell intentó plantar cara al fraude en su etapa como secretario de Estado de Hacienda, pero fracasó”, recuerda Zubiri.
“Los que mejor describen cómo debería hacerse la guerra al fraude son los minoritarios”, confiesa un técnico. Los grandes partidos, añade, son una incógnita “porque, es verdad, hablan por fin de este problema, pero ninguno explica cómo lo atajarán, sobre todo teniendo en cuenta que los dos asumen recortes en la administración, es decir, en la Agencia Tributaria, es decir, en la lucha contra el fraude”.
Según un informe Funcas y la Universidad Rey Juan Carlos, 30.000 millones de euros se evaden en España cada año por este motivo.