Rodrigo Rato ha conseguido que José Luis Olivas abandone Bankia, y su matriz BFA, sin recibir ningún tipo de indemnización. Ese era el objetivo del presidente del banco cotizado desde que conoció las importantes necesidades de capital del Banco de Valencia, la participada de Banco Financiero y de Ahorros (BFA), a pesar de que el propio Olivas se encastilló, la semana pasada, en su puesto. "No me iré, me tienen que cesar", admitió Olivas a los consejeros de Bancaja en BFA. Su idea era percibir tres millones de euros por su salida del grupo BFA, en concepto de indemnización. Sin embargo, la intervención del Banco de Valencia, materializada ayer por el Banco de España, como adelantó Vozpópuli en su edición del sábado, le llevó a cambiar de opinión.
Olivas comunicó ayer su dimisión como Vicepresidente Único para Participadas y Consejero de Bankia y como Vicepresidente y Consejero de BFA, en el Consejo de esta última entidad. El presidente de Bancaja, el único cargo financiero que detenta todavía, no quiso hacer ruido en su despedida. Se limitó a leer un escueto comunciado de renuncia y abandonó la sala donde estaba reunido el Consejo. Su marcha fue el único asunto que se trató en la reunión que se prolongó por espacio de hora y cuarto.
El futuro de Olivas al frente de Bancaja se dirimirá el próximo miércoles, en el Consejo de Administración de la caja valenciana. El propio Olivas explicará de primera mano las razones de su salida de Bankia, relacionadas directamente con la crisis financiera del Banco de Valencia. "Lo lógico es que también salga de la caja valenciana", explican fuentes conocedoras de la situación. Sin embargo, el proceso puede enredarse por la presencia de Olivas en los diferentes Consejos de las participadas del grupo BFA. Entre ellos, destaca su sillón en el máximo órgano de dirección de Iberdrola. "Ahora serán los consejos de todas las participadas los que decidan si Olivas debe salir o permanecer en ellos. Bankia o BFA únicamente les tiene que comunicar la salida de Olivas de la entidad", explican desde el sector. La salida de Olivas de los consejos en los que ejerce de representante de BFA no le supondrán ninguna pérdida económica, puesto que la remuneración de todos ellos los percibe directamente el grupo BFA.
En los próximos días, Rato tendrá que decidir si amortiza el puesto de Olivas, posibilidad que se contempla ya en el "banco verde", o si se cubre de nuevo. En este caso, tendrá que ser Bancaja quien designe al sucesor de Olivas. "Después de lo que ha sucedido, el representante de Bancaja tendrá, con toda probabilidad, un perfil bajo. Incluso puede ser un independiente", aseguran desde el sector.
La salida de Olivas es la primera gran consecuencia de la intervención del Banco de España en el Banco de Valencia. Olivas presidía hasta hace unos días el Banco de Valencia, participada del BFA, a la que el supervisor ha tenido que inyectar 1.000 millones de euros en concepto de capital y una línea de líquidez de 2.000 millones. "La situación de liquidez en la entidad valenciana es dramática", asumen desde la inspección del Banco de España. Idéntico comentario se escuchó ayer a un consejero de BFA.
Agujero de 810 millones
La sustitución de los administradores del Banco de Valencia se produce después de una intensa inspección del supervisor que ha descubierto unas necesidades de capital de 560 millones, más otros 250 millones que están pendientes de precisar por la clasificación subestándar de numerosos créditos. Buena parte de ellos son de promoción inmobiliaria o por participaciones en empresas inmobiliarias.
Según la última auditoría de Deloitte, sobre las cuentas a 31 de diciembre de 2010, refleja que el 44,7% de los préstamos que concedió el Banco de Valencia se destinó a actividades inmobiliarias y servicios empresariales mientras que el 21,15% correspondió al epígrafe de construcción. Sus activos problemáticos pueden llegar a alcanzar los 4.000 millones de euros. Durante 2009, el porcentaje fue del 67,86%.
El Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) dirigirá el Banco de Valencia con el objetivo de estabilizarlo y recapitalizarlo y así hacer posible una posterior enajenación a otra entidad mediante un proceso competitivo. Es decir, una subasta, proceso en el que actualmente está inmersa la CAM. Los tres administradores que ha nombrado el FROB para sanear y dirigir la entidad hasta que se proceda a su venta son José Manuel Oliver Martínez, Margarita Reyes Medina y Fernando Viladomat Carreras.
La decisión de la intervención de la entidad levantina estaba ya tomada desde la pasada semana, pero el supervisor quiso retrasarlo hasta hoy para que su decisión no interfiriera ni en la jornada de reflexión ni en los comicios generales del 20-N. La intervención se produce después de que ninguno de los accionistas de la entidad, encabezados por Banco Financiero y de Ahorros (BFA), matriz de Bankia, que participa en un 27% de su capital, quisieran salir al auxilio de la entidad. "Una vez que Bankia alegó que no podía acudir a la recapitalización, el Banco de España tomó la decisión", explican fuentes conocedoras del proceso.
Olivas dimitió de la presidencia del Banco de Valencia antes de que se hiciera público el agujero y lo hizo sin consultar a Rodrigo Rato, lo que creó un distanciamiento entre ambos, que ha acabado con la salida del primero.
Sobre la intervención del Banco de España, Bankia informó, a través de un hecho relevante, que "esta circunstancia no tendrá un impacto significativo en la solvencia del grupo BFA". Banco Financiero y de Ahorros ostenta una participación financiera del 27,3% en Banco de Valencia a través de su participación del 69,98% en Bancaja Inversiones S.A.