Licenciado Cantinas, el séptimo álbum de estudio de Enrique Bunbury, se pone a la venta este martes. El álbum ha sido precedido por el primer sencillo, Ódiame, que fue estrenado hace unas semanas. El disco, que nace del sonido de la tradición del rock-sound, es un homenaje al cancionero hispano-latinoamericano.
Compuesto por 15 canciones, Licenciado Cantinas es, según Andrés Calamaro, una "colección brillante de versiones, un repertorio exquisito y nada habitual, una producción atractiva a cargo del propio Enrique con arreglos "gourmet" del actual grupo de músicos de Bunbury, Los Santos Inocentes.
Este es un disco de versiones de canciones que aprendió "en las cantinas de Latinoamérica", lugares donde también se castigó "mucho", según reconoce Bunbury. Recuerda asimismo que la idea "viene de muy lejos" y que en los últimos "ocho años" ha hecho una selección de canciones que "narran los hechos que suceden a un personaje que es el Licenciado Cantinas".
"Una colección de joyas encontradas del repertorio panamericano que conviven bajo el preciosísmo de los arreglos y la interpretación vocal de Bunbury en su mejor momento personal y artístico, cantando mejor que nunca una colección profunda de canciones", explica Calamaro.
Licenciado Cantinas incluye algún bolero instrumental con aromas Morricone que da pie a Llévame (de Louie Ortega) con la participación del legendario Flaco Jiménez y el dialogo entre la Fender de Álvaro Suite, el contrabajo de Robert Bob Castellanos y el piano de Rebenaque.
También suena el acordeón, y con aires de "corrido/banda", se presenta Ánimas, que no amanezca que no demora mucho en reconfigurarse como "banda-billy" con la tuba de Alfredo Corrales o Que me lleve la tristeza (de Marcial Alejandro) donde Bunbury se presenta como un sensibilísimo y sólido cantor al lado de las texturas del vibrafón, la guitarra acústica, el lap-steel gui-tar, y el legendario Charlie Musselwhite.
Asimismo, un contestador telefónico introduce la analógica Chacarera de un Triste (de los Hermanos Simón), reformulada como "bomba caribeña y eléctrica". O también Ódiame (de Barreto/Otero López) que se presenta con el órgano Hammond y el acordeón, perfecto ejemplo de esta "salsa", este "guiso" de ritmos, sonidos y repertorios.
Por último, la milonga grande, uno de los géneros preferidos de Enrique, sirve de epílogo (y declaración de principios) de/para un álbum personal, que termina sin un acorde final. Licenciado Cantinas integrado por quince canciones, estará disponible en formato Digi-pack y en una Edición Limitada Doble Vinyl de Colección que incluye además el CD Original.