Francia es el país de la Unión Europea que cuenta con más probabilidades de ver recortado su actual máxima calificación crediticia AAA, y que mantiene ininterrumpidamente desde 1975. Las autoridades francesas se preparan para este nuevo escenario atacando al mensajero y exigiendo igual trato de favor respecto a las economías anglosajonas: “Reino Unido, atendiendo a los fundamentales, debe ser despojado de su AAA antes que Francia”, afirmó el gobernador del Banco de Francia, Christian Noyer.
S&P la semana pasada puso en vigilancia el rating de 15 países de la Eurozona, entre ellos el de los seis países europeos que mantienen la AAA. También Moody´s avisó de posibles bajadas de ratings en la Eurozona tras una cumbre europea que “apenas ofreció nuevas medidas”.
Mientras que, utilizando la escala de rating de S&P, los rating de Alemania, Holanda, Austria, Finlandia y Luxemburgo podrían recortarse en un escalón, hasta AA+, Francia podría ver rebajado su rating en dos escalones, hasta AA.
Aumento de la carga financiera de las empresas y familias francesas
Si la rebaja crediticia afectara solamente Francia, o sufriera una rebaja crediticia de dos escalones, frente a uno del resto de países AAA de la Unión Europea, las empresas y familias francesas verían incrementados notablemente sus cargas financieras.
Por un lado, el sistema financiero francés tendría menos colateral para recibir líneas de liquidez del BCE. Por otro lado, los bancos centrales, fondos de inversión, y fondos de pensiones de fuera de la Eurozona reducirían sus carteras de letras y bonos franceses, con el consiguiente incremento en los tipos de interés de la deuda soberana francesa.
Por ello las autoridades empiezan a preparar a la población francesa, asumiendo públicamente una posible rebaja crediticia. Pero además empiezan a demandar igual trato de favor, especialmente respecto a los países anglosajones, cuyos déficits presupuestarios, endeudamientos públicos y privados, y necesidades de financiación exterior son todavía superiores.
Se reabre la guerra verbal con Reino Unido
Tras los desplantes de Sarkozy a Cameron durante la pasada cumbre europea, las autoridades francesas vuelven a cargar contra Reino Unido, reabriendo viejas heridas. El gobernador del Banco de Francia, Christian Noyer, afirmó que “la amenaza debería dirigirse a Gran Bretaña antes que a Francia. La rebaja no me parece que se justifique por los fundamentos económicos", agregó. "De lo contrario, debería empezarse por degradar el rating de Gran Bretaña, que tiene más déficit, una mayor deuda, más inflación, menos crecimiento que nosotros, y donde el crédito está caída en libre."
La respuesta inglesa no se ha hecho esperar, y David Ruffley, miembro del Comité del Tesoro afirmó cínicamente: "Este es otro ejemplo de un autoengaño galo de escala épica. Ellos están sujetos a una moneda que podría transformarse en una cesta de monedas en cualquier momento. Sus bancos centrales no tienen derecho a dar lecciones a nadie."
El ex ministro laborista para asuntos europeos Denis MacShane optó una posición intermedia: "esta es la venganza gala a las afirmaciones de George Osborne de que los bancos franceses eran inestables. Mi mensaje a Monsieur Noyer sería que cerrará la boca, al igual que mi mensaje a George Osborne sería que deje de pretender que la economía británica es mejor que la de los países de la Eurozona."
El papel de las agencias de rating anglosajonas en entredicho
Francia, a través del gobernador del Banco de Francia, vuelve a poner sobre la mesa una vieja disputa: las tres grandes agencias de rating están al servicio de los países anglosajones.
El principal país acreedor del mundo, China, con una acumulación de reservas superior a los tres trillones de dólares, creó su propia agencia de rating privada Dagong Global Credit Rating porque simplemente no se fiaba de las anglosajonas.
Dagong utilizó su primera incursión en la deuda soberana para acusar a Fitch, Standard & Poor's, y Moody's de estar al servicio de los países anglosajones. A partir de aquí introdujo nuevos criterios de solvencia, dando un peso mucho mayor a “la capacidad de crear riqueza” y a “las reservas internacionales”.
Bajo estos criterios Noyer tendría razón ya que Estados Unidos, utilizando la calificación de la agencia china, sería un simple A, y Reino Unido caería a A+. Francia se deslizaría hacia AA-, si bien hace poco que lo acaba de poner en vigilancia. España e Italia se clasifican como A-. Mientras tanto, China eleva a AA + a Alemania, los Países Bajos y Canadá.