“El macropuente de diciembre es un escándalo”, bramó Juan Rosell a principios de diciembre, antes de la fiesta de la Constitución. El presidente de la CEOE, en franca sintonía con Angela Merkel (la canciller dijo en mayo que no podía ser “que unos [los europeos del Sur] tengan tantas vacaciones y otros tan pocas”), cree que demasiadas festividades suponen un parón a la productividad. Una tesis que pesó sobre el discurso de investidura de Mariano Rajoy, quien prometió trasladar varios días festivos a lunes para, justamente, evitar ese encadenamiento vacacional. Así las cosas, los puentes disminuirán y los españoles trabajarán más días y producirán más.
O no. La Comisión Europea publicó un estudio este año sobre el “desarrollo del tiempo de trabajo” (working time developments) en 2010 que desbarata todo lo anterior. Comparado con las medias calculadas en los 27 países miembros, en España ni se trabaja poco ni se saborean días de permiso a porrillo: son los países ricos de Europa del Norte los que disfrutan de más días libres.
Por el contrario, los países con la jornada laboral más larga (40 horas de media semanal) no tienen a gala precisamente su fortaleza económica. Y en España, la media es de 38,6 horas, frente a las 37,7 de Alemania, la nación que pide al Sur que eche más tiempo en el tajo.
30 festivos en Alemania, 24 en España
Cuarenta horas se faena en Bulgaria, Estonia, Grecia, Hungría, Letonia, Lituania, Malta, Polonia o Rumanía, por citar a aquellos que están dentro del top 10. Solo Luxemburgo –primero del mundo en PIB per cápita- se inmiscuye en esta clasificación, aunque con matices: anualmente, en el Gran Ducado se trabajan 1.800 horas, mientras que en el resto se realizan entre 1.816 (caso de Grecia) y 1.864 horas (Rumanía). Francia lidera, con mucho, la tabla por debajo: 35,6 horas. Se trabaja menos que en Alemania en siete estados: Dinamarca, Suecia, Reino Unido, Noruega, Holanda, Finlandia y Bélgica. Una lista que derrumba la pretendida idiosincrasia del esfuerzo en el norte.
Algo parecido ocurre con la estadística inversa, la de países donde más se libra. En 2010, la estadística la lideraron Dinamarca y… Alemania, con 30 días por año. España tuvo 24,1 días. Atención a los países con menos permisos y festivos: Irlanda (24), Grecia (23), Eslovaquia (21,2), Rumanía (21), Chipre (20) y Estonia (20). Estos números no corresponden a los días de vacaciones fijados en el contrato.
“Con los puentes no se pierden jornadas ni horas de trabajo; incluso pueden implicar una ventaja comparativa que debería desarrollarse aún más”, señaló Toxo el lunes, tras la sesión de investidura. El secretario general de CCOO defendió que España es el único país de la UE con jornada laboral anualizada, lo que permite (o permitía) fijar una cantidad de trabajo, independientemente de la cantidad de festivos.
Más trabajo, menos consumo
Más rotundo es el economista Javier Velasco. “La CEOE quiere legitimarse tomando iniciativas y lanzando mensajes; en la práctica, habría que evaluar qué efectos, positivos y negativos, tienen los puentes. Y esto es dificilísimo. ¿Cuál será el efecto de esta iniciativa? Que la gente trabajará un poquito más y consumirá un poquito menos”, indica por teléfono desde Bruselas. Velasco cree que la de Rajoy es una “medida de tendero” que confunde a la opinión pública y que en absoluto genera más productividad.
Tampoco lo tiene claro Florentino Felgueroso, de Fedea. “El emplazamiento de festivos el lunes será difícil de cuantificar. Por un lado, no todos los trabajadores van de puente, lo que genera cierta igualdad para con los que sí iban. Por otro, supongo que habrá problemas de implementación cuando el puente afecte a la Iglesia o a los sindicatos (Primero de mayo). Tampoco es lo mismo un puente en agosto que un puente en diciembre”. Felgueroso opina que en la investidura de Rajoy “había tantas cosas que abordar con relación al mercado laboral”, que lo de los festivos le ha “chocado”.