Tener hilo directo con el director del CNI supone conocer de primera mano las operaciones que tienen en marcha los servicios secretos a todos los niveles, desde la infiltración en organizaciones terroristas hasta el seguimiento y vigilancia de los grandes grupos instalados en la delincuencia organizada internacional. En los últimos años, el Centro se ha dedicado también a investigar actividades relacionadas con el blanqueo de capitales y el delito llamado de cuello blanco. Gran parte de los recursos humanos que se dedicaban a investigar a ETA se han ido desplazando poco a poco a la prevención del terrorismo islamista.
De todo ello tuvo cumplida información María Teresa Fernández de la Vega durante el tiempo que ocupó la Vicepresidencia primera. De hecho, desde el CNI se despachaba con ella prácticamente a diario, dato curioso y desconocido porque alguien pudiera pensar, en buena lógica, que el trato más directo hubiera tenido que producirse con la ex ministra de Defensa Carmen Chacón, con el ex ministro del Interior Antonio Camacho, o con el propio presidente del Gobierno.
No fue así y por esta razón el hecho de que el CNI vaya a reportar directamente ahora a la nueva vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, solo aporta una novedad relativa desde el punto de vista del traslado de estas competencias a Presidencia del Gobierno. El baile desde Defensa a Presidencia tiene su lógica en un momento en el que la actividad terrorista de ETA se ha detenido y ahora solo falta por encauzar políticamente el final de la banda. Además, explican fuentes del PP, carecía de sentido mantener bajo al paraguas de Defensa un organismo que hace tiempo perdió su carácter militar y en el que trabajan muchos civiles.
En sus 3.500 efectivos, que operan con un presupuesto cercano a los 250 millones de euros, hay ingenieros, políticos, periodistas, arquitectos, abogados, diplomáticos…y así un sinfín de profesionales de todas las áreas que trabajan en áreas muy especializadas.
Sáenz de Santamaría va a ser a partir de ahora una de las mujeres mejor informadas de España porque tendrá acceso también a las alcantarillas del poder, a los movimientos "de los malos", como los denominan los propios espías. Pero, por encima de ella, habrá otras dos personas que también tendrán hilo directo con toda la información reservada. Una de ellas, como es lógico, es el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y la otra es el jefe del Estado.
Cuentan los que saben que don Juan Carlos es muy dado a ponerse en contacto con los responsables del Centro para requerir información sobre operaciones concretas y que éstos son muy reacios a facilitarle datos vía telefónica. Un dicho entre los trabajadores del CNI es que ninguna conversación a través del móvil es segura y que para hablar con ciertas garantías lo mejor es utilizar la telefonía fija. En cualquier caso, este consejo tampoco le ha servido al rey, pues el monarca está acostumbrado hasta ahora a recibir información periódica del CNI en su despacho de Zarzuela, a pesar de su afición a los móviles.