Entre el 16 y el 22 de este mes, los congresos regionales del PSOE elegirán el millar de delegados que acudirán al 38º Congreso que se celebrará en Sevilla en la primera semana de febrero. Será la primera referencia estable para que Rubalcaba y Chacón midan por separado sus posibilidades de hacerse con la secretaría general, ya que las federaciones socialistas irán divididas y, al final, prevalecerá el voto individual de cada compromisario. Esta forma de proceder, oficializada antes de que Zapatero accediera al timón de Ferraz en 2000, aboca a un congreso muy abierto.
En los equipos que trabajan para los dos candidatos se comparte la opinión de que va a ser muy difícil alcanzar una lista de integración y que también va a resultar complicado improvisar un debate ideológico de calado en apenas un mes, sobre todo cuando en el congreso lo que se ventila es una mera lucha de poder interno y, además, la ponencia marco ha sido elaborada por los mismos autores que redactaron el último programa electoral.
“Salga quien salga elegido secretario general, habrá que celebrar con posterioridad una conferencia política para dar sustrato ideológico al nuevo proyecto que se quiere construir y, además, habrá que elegir al candidato de 2015 en unas elecciones primarias que pueden cambiar por completo cualquier estructura de poder que nazca del 38º Congreso”, mantiene una dirigente afín a Rubalcaba. En el equipo de leales a la ex ministra de Defensa se opina lo mismo: “Hay altas posibilidades de que asistamos a un congreso de transición que cierre la crisis en falso, sobre todo si los perdedores no aceptan a la nueva mayoría”, comenta uno de los colaboradores de Chacón.
En el equipo de este último se quita importancia al hecho de que haya obtenido más avales que Chacón en el comité federal, ya que el apoyo decisivo tendrá que cosecharlo una vez abierto el congreso. La federación andaluza sigue sin definirse con nitidez por dos razones: Manuel Chaves apoya a Rubalcaba y José Antonio Griñán a Chacón. Pero el presidente de la Junta andaluza, a diferencia de Chaves, no puede reconocer públicamente sus simpatías porque tiene unas elecciones a la vuelta de la esquina, previsiblemente el 25 de marzo, y no puede arriesgarse a apostar en Sevilla por un candidato perdedor. De ahí que Chacón confíe de momento en el voto oculto del grueso de la federación andaluza si ésta se llega a ver influenciada por las ansias de renovación de los 215.00 militantes que tiene el PSOE en su censo.