El día que perdió el habla, Leticia Ortiz tenía 31 años. Dejaba de ser la presentadora del telediario de mayor audiencia y asumía el papel de Princesa de Asturias, esposa y madre del heredero del trono. La última en llegar a La Zarzuela fue tachada primero de autoritaria –en el anuncio del compromiso le pidió al Príncipe que la dejara hablar- después de fría, perfeccionista y distante.
Después de casi 8 años en Zarzuela y en plena crisis de la Casa Real tras la imputación de Iñaki Urdangarín por malversación de fondos al Frente del Instituto Noos, el príncipe Felipe y la joven Ortíz se han hecho ahora mucho más visibles tras la práctica desaparición de sus cuñadas de la escena oficial. Letizia ha terminado su periodo de prácticas. Toca oficiar de Princesa de Asturias.
Desde noviembre de 2011, un intenso movimiento de prensa refuerza la imagen positiva de Leticia, lo cual, para algunos, supone el contrapunto y un espaldarazo mediático al príncipe Felipe. Atrás ha quedado la redacción condimentada acerca de los tacones excesivos, el gesto adusto o la extrema delgadez de la Princesa. Importa, ahora sí, su discreción y apoyo a Felipe, en una imagen de pareja bien avenida que eche por tierra el desastre monárquico español, una institución que por primera vez se ha visto obligada a desglosar sus cuentas .
“Esto es una forma de fortalecer la institución, en un momento en el que se dicen muchas cosas. Se especula y se dicen cosas, que si ahora no se habla con Urdangarín, cosa que es falsa porque ya había tiranteces desde hace tiempo. Desde que Letizia no quiso alojar a los padres de Urdangarín” dice Pilar Eyre, periodista, colaboradora de El Mundo, La Vanguardia y autora de los libros Los secretos de la familia real y Dos Borbones en la corte de Franco, ambos editados por La Esfera de Los Libros.
“Se sabe que la camarilla de empresarios monárquicos están jugando la carta de Felipe para que el Rey abdique en él. Pero no basta ganarse a gente que ya está ganada como los Rodés, o los Godoy, los príncipes tienen que acercarse a la gente y ganársela, más en este momento en que la bula del 23-F ha prescrito”, dice Eyre, quien la semana próxima presentará una biografía sobre un miembro de la Casa Real.
Convertida en el objeto predilecto de algunos tronólogos, Jaime Peñafiel incluido por supuesto, Letizia no escapó tampoco a las críticas de la prensa internacional. El suplemento italiano Il venerdí, del diario La República, habló de la “plebeya” Letizia Ortiz como la nueva Diana de Gales: “Cada vez más sola, delgadísima, nunca aceptada de verdad, la mujer del príncipe heredero de España se ha convertido en un símbolo de la modernidad y contacto con la monarquía como Lady Di", recoge el reportaje. Hace poco menos de un mes, Paris Match elogiaba a la pareja real, a Letizia en especial, en su viaje a Chile.
La moda no es un dato casual
No pretende ser la más fashion ni la más ideal, dicen. Pretende ir a trabajar cómoda y correcta. No le interesa la moda, han dicho, lo que no quiere decir que no esté preocupada o quienes la rodean no se ocupen de su imagen.
“Siempre se ha dicho que no tiene un asesor, aunque a mí francamente me cuesta creerlo. Más allá de eso, lo que sí es cierto, es que su imagen ha mejorado, porque se ha hecho más coherente, ya no tiene la tirantez de antes y refleja la imagen de una mujer moderna y europea”, comenta Cristina Ureña, especialista en moda y estilismo.
La semana pasada, el HOLA! publicó unas instantáneas de Letizia comprando, de incógnita, en rebajas de Mango y Massimo Dutti, y aunque es de sobra conocida la afición de la princesa de Asturias por las prendas de la casa Inditex parece, para algunos parece excesiva -incluso impostada- la imagen de austeridad que quiere reforzar la Corona tras dar a conocer desglosadas sus cuentas.