El exdirector del Fondo Monetario Internacional Dominique Strauss-Kahn ha quedado este miércoles en libertad sin cargos tras permanecer detenido dos días por su presunta relación con una red de proxenetismo.
Strauss-Kahn, de 62 años, deberá volver a declarar en los próximos días ante el juez, que determinará si hay indicios para procesarle por complicidad en proxenetismo y desvío de fondos, delitos castigados hasta con 20 años de prisión.
El exresponsable del FMI llegó a primera hora de la mañana del martes a la Gendarmería de Lille, al norte de Francia, donde estuvo detenido más de 30 horas, incluida la pasada noche, que pasó en un calabozo. Fue interrogado por sus posibles contactos con una red de proxenetismo que organizó fiestas sexuales en las que participó.
Los jueces han dejado libre al político pero le han convocado para una fecha posterior, cuando volverá a ser interrogado y, eventualmente, decidirán si le procesan por los delitos de complicidad de proxenetismo y desvío de fondos.
Determinar el papel de Strauss-Kahn en la trama
La clave del caso está en determinar si Strauss-Kahn estaba al corriente de que las mujeres que participaban en las correrías sexuales eran prostitutas, algo que el antiguo responsable del FMI niega, al igual que buena parte de los testigos interrogados hasta el momento, incluidos los ocho procesados en la causa.
"Cuando alguien te presenta a una amiga no preguntas si se trata de una prostituta", aseguró el exdirector del FMI en su biografía. Sin embargo, según publica la revista "Le Point", los investigadores han reunido testimonios de algunas prostitutas que dudan que Strauss-Kahn desconociera el carácter profesional de su actividad.
El semanario afirma que una de las prostitutas interrogadas aseguró a los investigadores que Strauss-Kahn intervino directamente para obtenerle un visado, lo que puede relacionarle directamente con la organización y, por consiguiente, con el proxenetismo.
Aquellas fiestas, que tuvieron lugar en París, Lille, Bruselas y Washington, sede del FMI, eran organizadas y pagadas por dos empresarios del norte de Francia, que cargaban los gastos a sus sociedades. Los investigadores tratan de determinar también si Strauss-Kahn sabía que eran ellos quien pagaban, lo cual puede relacionarle con un delito de desvío de fondos.
El exresponsable del FMI también niega este extremo, al igual que los organizadores de las fiestas. "Cuando te invitan a una fiesta, no pides factura para verificar si es tu amigo o la empresa la que paga", se defendió Strauss-Kahn en su biografía.