Esta es la crónica de la Constitución de los líos. La ley de leyes cumple este lunes 43 años. Y, por eso, el presidente del PP, Pablo Casado, la ha reivindicado en el acto de homenaje que se ha celebrado en el Congreso frente a lo que considera un "revisionismo suicida" por parte del Ejecutivo y de los socios parlamentarios que lo sustentan.
Mientras, Podemos, aliado del PSOE en La Moncloa, exige la reforma del texto constitucional. Como cada año de un tiempo a esta parte, el aniversario de la Constitución se ha convertido en el ring en el que los partidos confrontan sobre el modelo de país que quieren.
Casado, que ha aparecido en el patio del Congreso arropado por el presidente de Galicia, el popular Alberto Núñez Feijóo, ha criticado la concesión de los indultos a los condenados del procés, el acercamiento del Gobierno a Bildu y el cuestionamiento de la Transición que ha supuesto el cambio en la Ley de amnistía que ha diseñado el Ejecutivo. Para el jefe de los populares, esos tres puntos han atentado contra el espíritu de la Constitución.
El líder del PP, al que se le ha visto departir con la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha quitado hierro a la merma de apoyos que detectan algunas encuestas por la guerra interna que le ha enfrentado con la lideresa madrileña. La imagen de ambos ha decretado una suerte de paz tras semanas enfrentados y la tensión que se vivió en la presentación del libro de Mariano Rajoy, cuando no se fotografiaron juntos por las indicaciones "de protocolo".
El problema para la Constitución es que mientras algunos no quieren cambiarla, Podemos plantea una revisión de "fondo" con el objetivo de blindar algunos derechos sociales y la sanidad, así como convertir el texto en "verde y feminista". Los morados, además, avisan de que para poder mejorar la ley de leyes es necesario que la sociedad "presione" para cambiar una correlación de fuerzas que hoy en día ven insuficiente.
Choque entre socios de Gobierno
Los de Ione Belarra llevan tiempo remando desde La Moncloa para atar al PSOE a un bloque de "dirección de Estado" en el que participen también los nacionalistas, separatistas y el resto de partidos de izquierda —ERC, PNV, Bildu, Junts, PDeCAT, CUP, Compromís y el Bloque Nacionalista Galego— que este lunes han dado plantón a la Constitución en el acto del Congreso. El principal objetivo político de los morados pasa por iniciar un proyecto de ruptura con el orden vigente que desemboque en una República plurinacional.
Lo cierto es que en el Consejo de Ministros hay serias discrepancias sobre tocar o no la Constitución. Y el presidente del grupo parlamentario de Unidas Podemos, Jaume Asens, las ha evidenciado. Asens ha chocado en el patio del Congreso con el criterio de la ministra de Defensa, la socialista Margarita Robles, quien no considera necesaria una reforma.
Tocar la Constitución es un melón difícil de abrir para los socios del Ejecutivo. Y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, consciente de esa falta de unanimidad, se ha limitado a celebrar la vigencia del texto, a loar a quienes lo redactaron y a instar a su cumplimiento "de pe a pa".
Sánchez, el único que no ha aceptado preguntas de la prensa en el patio del Congreso, ha destacado que la Constitución "trajo convivencia y concordia donde antes había tiranía" y fue el salvoconducto que llevó a una España "aislada" a subirse al tren de la Unión Europea.
Ser leal a la Constitución es aceptar la legitimidad del triunfo del otroMeritxell Batet, presidenta del Congreso de los Diputados
La presidenta del Congreso, la socialista Meritxell Batet —denostada por Podemos—, ha optado por un discurso didáctico con el que ha apelado a todos a aceptar las reglas básicas del juego democrático: "Ser leal a la Constitución es también aceptar y asumir la propia posición en el sistema constitucional y la de los otros. Asumir que en ocasiones las opciones propias resultan mayoritarias y en otras deben limitarse a ser la alternativa minoritaria. Ser leal es aceptar la legitimidad del triunfo del otro y asumirlo, con el esfuerzo de llegar a acuerdos mediante la discusión y el debate".
El presidente del Tribunal Constitucional, Pedro González-Trevijano, se ha erigido en una suerte de oráculo en su papel de máximo representante del órgano encargado de velar por el cumplimiento de la Constitución. Y ha recordado que la reforma que tanto divide es legítima puesto que se contempla en el articulado. Pero ha pasado la patata caliente a los políticos y les ha instado a tener claro qué se cambia y por qué.
Con la marca de la covid otro año más
El acto de homenaje ha arrancado a las 12.00 y se ha celebrado en la Carrera de San Jerónimo, que ha permanecido cortada y blindada desde primera hora por la Policía, para mantener las medidas de prevención sanitaria obligadas por la pandemia. Y es que la covid ha vuelto a marcar la liturgia del cumpleaños de la Constitución por segundo año consecutivo.
Batet ha hecho un encendido recuerdo de los profesionales sanitarios y de "tantos profesionales de otros ámbitos" que han permitido mantener el país operativo durante estos dos años de crisis: "Celebrar la Constitución es, en última instancia, celebrar la conciencia de comunidad y el compromiso de todos en el progreso conjunto y solidario con nuestros conciudadanos".
Junto a Batet ha estado el presidente del Senado, Ander Gil, y los presidentes del Tribunal Constitucional y del Consejo General del Poder Judicial, Carlos Lesmes. En la escalinata y a ambos lados de los leones han estado los miembros de las Mesas del Congreso y el Senado y los portavoces de los grupos parlamentarios de ambas Cámaras, así como los ministros con la gran ausencia de la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, de viaje en Bruselas.
Díaz, tras decir este fin de semana en una entrevista en YoDona que no quiere ser presidenta, se ha alejado del boato que rodea el aniversario constitucional. La también ministra de Empleo, inmersa en la construcción de una plataforma electoral con que la que concurrir en 2023, está obcecada con postularse ante la opinión pública como una política que resuelve, centrada en sacar adelante la reforma laboral. Por eso, Díaz ha participado en la reunión del Consejo de Ministros de Empleo de la Unión, lejos de Madrid.