Un acusado de adoctrinamiento yihadista del que se presume que consumía cánticos de incitación a la Yihad, los cuales incluyó su madre en un pendrive que le llevó a prisión, ha defendido que todo se debe a una confusión, ya que lo que él le pidió era música de Camarón, Los Chichos y reguetón.
El acusado se encontraba en prisión por delincuencia común cuando su madre le llevó el pendrive con estos cánticos, conocidos como anasheed. "No pedí los anasheed", ha justificado. "Era música lo que le pedía a mi familia y no sabía lo que había en ese pen", ha continuado, ya que en el dispositivo había decenas de cánticos.
Fue su madre la que se lo llevó a la cárcel oculto en un moño. Cuando las autoridades lo encontraron, comenzó la investigación por presunta conexión con el yihadismo.
"Yo no he estado radicalizado, en ningún momento lo he estado" ha mantenido a preguntas del fiscal y su defensa en el juicio que se celebra contra él en la Audiencia Nacional desde este lunes, y sobre el yihadismo ha insistido en que no "simpatiza" con asesinos.
La Fiscalía pide 9 años de cárcel para él por adoctrinamiento pasivo
La Fiscalía, que pide para él 9 años de cárcel por un delito de adoctrinamiento pasivo y de otro de daños, entiende que sufrió un proceso de radicalización en la prisión de Botafuegos (Algeciras) desde 2018 que le llevó a consumir y difundir "material videográfico" de carácter yihadista. Esa presunta radicalización le hizo estar monotorizado.
El fiscal también le atribuye haber rociado de líquido inflamable un coche policial en Melilla, donde reside con su familia, que contenía un equipo de grabación para registrar sus movimientos tras sospechar que estaba siendo vigilando una vez fuera de prisión.
Sobre el incendio del vehículo, el 8 de marzo de 2020, ha relatado que lo vio al llegar a su casa cuando su pareja le dejó en la puerta. Que vio una aglomeración de personas y se puso a grabarlo.
Según uno de los agentes que han declarado en el juicio, nada más producirse el incendio el acusado hizo una serie de búsquedas para ver si aparecía en internet y que derivaron después en asuntos relacionados con la investigación del terrorismo yihadista y las intervenciones telefónicas.
Hizo incluso búsquedas de billetes de Melilla a Madrid, que hicieron pensar que pudiera tratar de huir, y ha recalcado, a preguntas del fiscal, que en el vídeo que grabó solo se oye el sonido ambiente y el de su respiración y no se aprecia que hubiera más gente.
Al ser preguntado al respecto, el acusado, que ha explicado que era infiltrado de un agente de la UDYCO, ha indicado que esas búsquedas las hacía por curiosidad. Su hermana ha testificado que el día del incendio del coche su hermano llegó a casa a las 23:15 y que lo recuerda porque había restricciones horarias por la pandemia.
A la hora, según su relato, oyeron la explosión del vehículo y cuando bajó a la calle ya estaba la policía y los bomberos. A preguntas del fiscal ha señalado sin embargo que su hermano no le comentó que lo había grabado.
Su madre y un locutorio cargaron el pendrive
Tras manifestar su desaprobación con lo que hizo su madre, también ha reconocido que fue ella la que cargó el pen, una parte ella y otra partes se la encargó a un locutorio, y ha asegurado que desconoce cómo llegaron esos cánticos al pen o si estaban almacenados de antes.
Al acusado, a raíz de su detención, le fueron también intervenidos en su móvil vídeos y fotografías de carácter yihadista. Sobre esto ha manifestado que le "saltaron" en la plataforma TikTok y que por mera curiosidad les hizo "un pantallazo".
Uno de los policías que ha comparecido ha considerado que ese tipo de vídeos no te aparecen de forma casual, solo si previamente has hecho determinadas búsquedas porque son de una temática que la red social trata de eliminar, aunque no puede en su totalidad, y por eso suelen proceder de perfiles de acceso restringido.
El acusado también ha negado cualquier relación con personas vinculadas de alguna manera con el terrorismo yihadista y solo ha admitido haber coincidido unas horas con una de la personas por las que se le ha preguntado.
Este preso también ha testificado y ha dicho que coincidieron una semana en la cárcel de Morón de la Frontera y que ahí le escuchó poner anasheed y hablar por el móvil con otro al que le decía de ir a Siria, si bien ha precisado que no le percibió una religiosidad extrema. El juicio continua este martes.