El juez José Castro ha abierto diligencias para localizar al autor del vídeo de cinco minutos colgado en internet en el que se ve a la infanta Cristina declarando ante él. Y la Policía se muestra segura de que en las próximas horas podrá remitir al magistrado un primer informe en el que se señale con nombres y apellidos al mismo. De hecho, y aunque el máximo responsable de la Brigada de Policía Judicial en Baleares, el comisario Antoni Cerdà, aseguró ayer tras reunirse con el magistrado que "no hay sospechosos", fuentes policiales y jurídicas han confirmado a Vozpópuli que los primeros indicios recogidos con el visionado de las imágenes han reducido el abanico de posibles autores a dos personas muy concretas: un funcionario del propio juzgado y uno de los abogados 'suplentes' que relevó el sábado a uno de los letrados principales, en concreto, al de la defensa de un imputado.
La Policía trabaja con la hipótesis de que la cámara pudo estar oculta en un reloj de pulsera por la inclinación que muestran las imágenes de la infanta declarando
Ambos sospechosos estaban sentados junto a Mario Pascual Vives, el abogado defensor de Iñaki Urdangarín, en el banco de la parte derecha de la sala situado detrás de la persona con jersey azul que aparece en el primer plano de la grabación de espaldas. Fuentes policiales han confirmado a este diario que éste ha sido el principal elemento de la investigación: el encuadre desde el que se tomaron las imágenes y que ha reducido considerablemente el número de sospechosos de entre las 40 personas que llegaron a estar en la sala en el momento en el que la hija del Rey comparecía como imputada por el 'caso Nóos'. De nada ha servido al filtrador invertir las imágenes, ya que la posición de la pantalla sobre se proyectaron durante el interrogatorio a la hija del rey documentos ha permitido a los expertos policiales ubicar correctamente a los sospechosos en la sala.
Los sospechosos: abogados y funcionarios
Respecto a los posibles autores, parte de las sospechas se dirigen a uno de los abogado que actuaron en sustitución del letrado Javier Saavedra (un hombre y una mujer) y que no forma parte de los equipos habituales en los interrogatorios. El sábado hubo dos de estos rostros nuevos en la sala, pero uno en concreto se sitúo en el banco desde el que se sospecha que se realizó la grabación. Lo único que por el momento parecen descartar los agentes responsables de las pesquisas es que la filmación haya sido hecha por los abogados principales de las acusaciones populares que ejercen Manos Limpias y el Foro Cívico de Julio Anguita. Sus letrados se sentaron a una lado de la infanta, y no de espaldas a la misma. "Si hubieran sido ellos los responsables de la grabación, el plano sería lateral e, incluso, en algunos momento frontal", aseguran fuentes de esa investigación.
Las mayores sospechas se centran en uno de los dos abogados que por primera vez en la causa sustituían al letrado defensor de uno de los imputados
En cuanto a las sospechas sobre uno de los funcionarios del juzgado, hay varios elementos que refuerzan las mismas. En primer lugar, éstos fueron los únicos a los que se permitió entrar al juzgado sin pasar por el escánner ni el detector de metales. No obstante, este hecho no se considera clave, ya que las fuentes policiales consultadas no descartan que de haber sido un trabajador del juzgado el autor, éste hubiera 'colado' en el edificio el ingenio de grabación días antes de la declaración para evitar los registros. En segundo lugar, está la existencia de una segunda grabación, esta realizada días antes de la comparecencia de la hija del Rey, y que también fue realizada con cámara oculta para mostrar el 'paseillo' dentro del edificio que haría la infanta.
Esta grabación colgada también en Wouzee, el mismo portal de vídeos donde se aloja el que ha provocado la investigación, muestra cómo quien la realiza entra a la sede judicial por la puerta habilitada a diario para los trabajadores (y que sólo es utilizada por testigos e imputados cuando deben declarar en fin de semana y la entrada principal está cerrada) y cómo se pasea por el edificio con total impunidad y dando muestras de que sabe perfectamente dónde está cada una de las dependencias. Incluso, con una voz en off femenina que va explicando cada paso, detalla que existe una puerta a través de la cual el juez Castro podía acceder a la sala de vistas sin tener que pasar por delante de los comparecientes. Eso si, el autor de este vídeo, que firma el mismo con el seudónimo 'Paco Fusil', comete un error al mostrar como la sala donde se iba a celebrar la declaración una distinta a la que finalmente sirvió de escenario para la misma.
Un reloj pudo esconder la cámara
Sobre el sistema utilizado para ocultar la cámara hay más dudas, aunque fuentes policiales apuntaban ayer a este diario la posibilidad que el ingenio de grabación hubiera estado oculto en el reloj de pulsera del autor. Eso explicaría, siempre según estas fuentes, que el encuadra de las imágenes estuviera ladeado prácticamente todo el tiempo, como si el autor hubiera disimulado el hecho de tener la mano en alto y con el reloj enfocado hacia el lugar donde se encontraba la infanta con el gesto de apoyar la cara en la misma. Esto también justificaría que en algunos momentos, la misma enfocara al techo y al suelo de la sala.
La filtración ha provocado malestar, pero también perplejidad. Sobre todo porque antes del interrogatorio se aplicó un protocolo de seguridad sin precedentes que intentaba, precisamente, evitar la grabación de imágenes. El juez dictó una providencia que obligaba a dejar a las puertas del juzgado en bolsitas de plástico transparentes todos los dispositivos electrónicos que portasen los abogados. Igualmente, el acceso al juzgado fue doblemente controlado hasta el punto de que, tal y como reveló Vozpópuli, algunos de los letrados de las acusaciones llegaron tarde al interrogatorio por el retraso que causaron los dispositivos de seguridad.
Fueron precisamente, los abogados de la acusación los más vigilados. A una de las letradas, la Policía le llegó a obligar a desmontar cada uno de sus bolígrafos que portaba y a vaciar su bolso completamente para evitar que colara una cámara oculta. A otro de los abogados se le vació el maletín y los agentes le pidieron que se quitara el reloj de pulsera para examinarlo ante la sospecha de que pudiera servir para camuflar una videograbadora. Un celo que, finalmente, no ha servido de nada.