El ambiente bélico instalado en Moncloa comienza a afectar seriamente a Podemos. Los morados están preocupados por el alcance de los disparos que ha sufrido uno de sus ministros, el titular de Consumo, Alberto Garzón. Destacados dirigentes de la formación admiten en privado que las peleas con el PSOE están lastrando sus proyecciones electorales justo cuando queda poco más de un mes para los comicios autonómicos en Castilla y León.
"No entendemos nada, nos estamos pegando un tiro en el pie y nos está afectando en los sondeos", zanjan fuentes moradas. Podemos teme que sus logros en el Ejecutivo y su acción de Gobierno queden opacados por los rifirrafes con sus colegas socialistas. Sin ir más lejos, el lío del titular de Consumo ha tapado el logro de la reforma laboral. Por eso, en la sede morada ha desconcertado el recado de Sánchez a Garzón, porque ahonda la sensación de crisis.
Y es que el jefe del Gobierno, lejos de quitar hierro al asunto, ha venido a llamar, en una entrevista en la Cadena Ser, inoportuno a Garzón por abrir la polémica. Poco más que decir. El ataque de Sánchez ha tenido una rápida respuesta de la líder de Unidas Podemos en el Ejecutivo: Yolanda Díaz. La vicepresidenta segunda ha lanzado el apoyo más nítido a Garzón hasta ahora y ha pedido que se cuiden las palabras entre miembros del Gobierno para que perdure la coalición.
Un esfuerzo por darle la vuelta al lío de las macrogranjas
Lo cierto es que Podemos está intentando darle la vuelta al lío de las macrogranjas. Como adelantó Vozpópuli, el partido asume el coste electoral que tendrá la polémica, pero está convencido de que aún puede arrastrar el apoyo de los pequeños ganaderos si hace un esfuerzo pedagógico explicando que las macrogranjas lastran las oportunidades de los pequeños empresarios.
Los morados presumen de que ya se han iniciado movimientos entre los ganaderos en defensa de la ganadería extensiva. En Francisco Villaespesa, cuartel general de Podemos, trabajan con la idea de que el PP irá a por todas con el patinazo de Garzón para hacer campaña en Castilla y León. Y lamentan que el PSOE haya comprado "el bulo" sobre el ministro morado y se haya lanzado a su caza.
Podemos pide lealtad. El propio portavoz en el Congreso, Pablo Echenique, ha recordado que los suyos arroparon a los ministros socialistas que sufrieron campañas de difamación. "Cuando la ultraderecha política y mediática atacó a Ábalos con bulos sobre el 'affaire' Delcy o su vida privada, lo defendimos. Cuando atacan a Garzón con un bulo sobre sus declaraciones...", ha espetado en Twitter.
Bajada en las encuestas
Las preocupaciones moradas están sustentadas en las fotos que reflejan las encuestas. La de este diario para las elecciones en Castilla y León, realizada por Hamalgama Métrica, da a Podemos el mismo resultado que en 2019: dos escaños. Pero detecta una bajada de la intención de voto: del 7,3% al 7%, en plena polémica por la producción de carne.
Y el sondeo a nivel nacional publicado el pasado fin de semana en el El País, hecho por 40db, tampoco es halagüeño para los morados. Ni para la coalición, en definitiva. PSOE y Unidas Podemos obtendrían peor resultado que el que cosecharon hace dos años. La sensación entre los dirigentes de Podemos es que son las peleas internas las que impiden que el Gobierno caiga bien. De ahí que se dé la paradoja de que, según esa encuesta, los ciudadanos vean bien las medidas del Ejecutivo, pero no les hagan despegar.
En verdad, el PSOE se juega mucho en Castilla y León, una comunidad donde la ganadería tiene un peso capital. Y un batacazo de los socialistas supondría un revés considerable para el presidente y para el aparato del partido, aupado a los mandos de la estrategia del Gobierno tras la salida de Iván Redondo y la entrada de Óscar López como jefe de gabinete de la presidencia. El jefe del Ejecutivo busca salvar los muebles para evitar otro golpe como el que le asestó Isabel Díaz Ayuso en Madrid. Por eso no puede arropar al ministro morado.
La incógnita Díaz
Más allá de los rifirrafes directos, hay otra clave a tener en cuenta sobre el malestar de Podemos con el PSOE. No se trata solo de las opciones electorales del partido a corto plazo, sino de las de la vicepresidenta segunda. Los morados saben que su única baza para sobrevivir políticamente es unir su destino al de Díaz. Y las rencillas de la coalición alentadas por los socialistas ponen difícil a la vicepresidenta lanzarse a presentar su proyecto de escucha.
Las cosas entre los socios ya estaban tensas, aunque reinaba una aparente calma tras el acuerdo a tres con patronal y sindicatos que alumbró la reforma laboral. Las fuentes consultadas oteaban escaramuzas a cuenta de los pactos con los que el Gobierno intentará aprobar en el Congreso el decreto del proyecto estrella de Yolanda Díaz. Pero el patinazo de Garzón ha desencadenado todo.
La también titular de Trabajo rechazó medirse en el barro de las elecciones autonómicas. Ni Andalucía ni Castilla y León verán candidaturas de la futura plataforma de la vicepresidenta. Ella solo piensa en clave nacional. Y Sánchez está empeñado en poner piedras en la rueda de su adversaria, consciente de que la necesita pero no la puede hinchar demasiado. Este lunes ambos han blandido las espadas. La alarma de guerra cada día suena más fuerte.