Ruiz Gallardón cierra su año más difícil con dos importantes triunfos políticos. Y sin demasiados apoyos de Moncloa. Este próximo Consejo de Ministros, según todas las previsiones, quedará listo para su trámite parlamentario el proyecto de ley de la reforma de la ley del aborto, uno de los proyectos de mayor calado ideológico del Gobierno de Mariano Rajoy.
La pugna dentro del Gobierno ha sido ardua pero finalmente, ha salido adelante. Se ignora el contenido final del proyecto pero el ministro de Justicia podrá apuntarse el tanto de haber sacado adelante una iniciativa seriamente cuestionada desde todo el arco parlamentario aunque, al mismo tiempo, profundamente reclamada por la mayor parte del espectro social del PP.
Retrasos y aplazamientos
Desde el mes de septiembre se esperaba la aprobación en el Consejo de Ministros de esta inciativa legal que supone acabar con la ley del aborto de la ministra Bibiana Aído, en la que se sustituirán los plazos para llevar a efecto la interrupción del embarazo, por los supuestos. Es decir, se recupera la doctrina establecida por el Constitucional y su defensa del "nasciturus". Una promesa electoral que el PP llevaba en su programa y que había despertados ciertos recelos en el Gabinete por su inoportunidad y por el alcance de la norma.
Hasta cinco veces se vio postergado su tratamiento en el Consejo de Ministros. La vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría no encontraba oportuno ni el momento ni algunos puntos de su contenido. Finalmente verá la luz antes de fin de año, con casi toda seguridad este próximo viernes, aunque se desconcoce si algunos de los aspectos más polémicos habrán superado la criba interna de la revisión que se ha llevado a cabo desde Moncloa.
Gallardón ha regresado con esta ley a los postulados primigenios del PP. Su iniciativa anula la actual ley aprobada por Zapatero, en especial en algunos puntos que habían producido enorme rechazo entre la militancia popular, en especial los que hacen referencia a la posibilidad de que las menores con 16 años pudieran abortar sin el consentimiento paterno.
Políticamete lúcido y hábil, el ministro de Justicia ha evitado todo tipo de polémicas sobre esta iniciativa hasta el punto de que en sus entevistas con los medios ha pedido que se eviten preguntas en torno a la ley, a fin de no aventar las disputas internas y no alimentar la artillería del PSOE, que ha hecho de esta ley uno de sus principales argumentos contra la labor del Gobierno.
Luz verde de Rajoy
Mariano Rajoy hace cinco días confirmó que finalmente el proyecto sería aprobado antes de fin de año pero evitó entrar en detalles sobre el contenido del mismo. El PSOE basa sus críticas en que la iniciativa legal del PP se aparta de lo mayoritariamente establecido en Europa. Sin embargo Gallardón este miércoles aseguraba una vez más que es la primera vez que la legislación española rechaza cualquier tipo de "reproche penal" para las mujeres que aborten, a diferencia de lo que venía ocurriendo hasta ahora y apuntó que la reforma busca ampliar "los derechos de las mujeres", especialmente aquellos de mayor vulnerabilidad como es el caso de las maltratadas.
En clave interna cabe valorar la aprobación de esta medida como una victoria más del ministro Ruiz Gallardón, cuya figura en Moncloa no atraviesa por sus mejores momentos a causa del asunto Bárcenas y del escándalo de la Gürtel. Rajoy ha perdido su confianza en el titular de Justicia puesto que se considera que ha llevado estos dos asuntos de una forma poco adecuada para los intereses de su formación.
Este triunfo del titular de Justicia sigue al conseguido tras sacar adelante la reforma del CGPJ, otro proyecto endiablado pero fundamental, en el que tenía la enemistad de casi todo el estamento judicial y de buena parte de la clase política. La guinda de su victoria fue el nombramiento al frente del gobierno de los jueces y del Supremo a Carlos Lesmes, su candidato y protegido, un jurista cuyo perfil quedó contaminado por apoyar al escabroso indulto al kamikaze de Alicante, que finalmente fue "tumbado" por el Supremo.
La reforma del CGPJ, en los términos en los que finalmente se produjo, va diametralmente en contra de lo prometido por el partido, y por el propio ministro, antes de las elecciones. Se anunció que se pondría fin a la injerencia de la política en el poder judicial. No ha sido así. Sin embargo la ley del aborto enlaza directamente con la propuesta electoral del PP y con los planteamientos de gran parte de su electorado. Pese a sus sonoros y no disimulados enfrentamientos con la vicepresidenta, finalmente la iniciativa verá la luz. Queda ahora por confirmar en qué términos y cuántos pelos se ha dejado el ministro en la gatera. En cualquier caso, se ha anotado dos importantes tantos precisamente en uno de los momentos más delicados y más cuestionados de su carrera política.