Siempre que paseo por la madrileña calle del Espejo con mi cánido amigo, suelo pararme frente a la puerta de un moderno escaparate de aluminio y cristal sobre el que una letras, igualmente metálicas, avisan al viandante que está ante la Sociedad Económica Matritense de Amigos del País (ya sé que la Sociedad tiene su entrañable pero fantástica sede en la calle del Codo; aquí, en la calle del Espejo, está un centro de estudios y, si no me equivoco, la secretaría). E invariablemente, me viene a la mente don Gaspar; o don Melchor. No, ninguno forma parte de la tríada de magos que, a estas alturas, estarán muy atareados preparando los bártulos para su iniciático viaje. Son los dos primeros nombres de un gran político, jurista, economista, pedagogo… En suma, de un hombre ilustrado que se llamó Jovellanos, y cuyo aniversario de defunción se acaba de cumplir el pasado día 27 de noviembre.