España

Alfonso Guerra: "Los aliados del Gobierno socialista intentan cada día cavar una fosa para las instituciones básicas"

El exvicepresidente socialista describe en el prólogo de reedición de su libro 'La España en la que creo' cómo "el PSOE ha renunciado al socialismo liberal para apoyarse en una mezcla de radicalismo y oportunismo populista"

  • El exvicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra -

El que fue vicepresidente del Gobierno entre 1982 y 1991, el socialista Alfonso Guerra, ha criticado la senda que ha tomado su partido, el cual "ha renunciado al socialismo liberal", guiado por sus socios de coalición, a los que califica como "una mezcla de radicalismo y oportunismo populista". Una reiterada acción, dice, de privilegiar a los que "pretenden, lo confiesan, destruir la democracia".

Guerra mira en su texto, prólogo a la reedición de su libro La España en la que creo, hacia el acuerdo de Gobierno al que llegó Pedro Sánchez con Ciudadanos en 2016 como una oportunidad perdida, que se volatilizó tras la noche electoral en la que en Ferraz se oyeron gritos de "¡Con Rivera no!". En los siguientes comicios, repetidos, la coalición PSOE-Cs no sumó los escaños necesarios para lograr la mayoría absoluta, y sus candidatos se negaron a repetir el acuerdo de alianza al que llegaron poco antes. De esta situación, dice la antigua mano derecha de Felipe González, "Sánchez y Rivera contrajeron una grave responsabilidad".

Cambio de ruta en el PSOE: del socialismo liberal a una alianza radical

Fue entonces cuando se produjo el viraje del partido, escribe Guerra. De renegar de un posible acuerdo con Podemos o la negociación con los independentistas, Sánchez terminó "aliándose con la izquierda radical y reaccionaria de Podemos, con los separatistas y con el brazo político de ETA".

La alianza que más preocupa al exvicepresidente, sin embargo, es aquella con Podemos, formación a la que critica por seguir a ideólogos como Ernesto Laclau o Chantal Mouffe, junto a Carl Schmitt, "pieza clave de la construcción ideológica del partido nazi de la Alemania de los años 30". Guerra alude a que los morados han tomado de Schmitt su defensa de la democracia plebiscitaria, de relación directa "líder-pueblo". Es decir, "de decisionismo del líder, que una vez elegido tiene ambos poderes", una novedad que dice, han introducido en nuestro sistema político y ha asumido Pedro Sánchez..

El partido atravesó desde entonces un proceso "degenerante" en el que cayó "bajo el yugo de la dependencia política".

El sistema político español, sumido en la dependencia

La dependencia de la que habla Guerra afecta a los socialistas, pero también a todo el conjunto político. El cambio "más profundo" sí que se lo atribuye al PSOE, "que ha renunciado al socialismo liberal en el que se había apoyado durante toda su historia para apoyarse sobre una mezcla de radicalismo y oportunismo populista". Un cambio en su línea de actuación "imposible de entender para los que han hecho del socialismo la causa de su vida durante el último siglo".

La mutación del socialismo, dice, llega dado que sus partidarios apoyan ahora una estrategia "diseñada por Oriol Junqueras, Pablo Iglesias Turrión, y Arnaldo Otegui". Una mezcolanza "de socialismo con el terror" que ha dejado de responder a las pautas históricas del partido. Alfonso Guerra se muestra además especialmente crítico con las palabras de Iglesias, que ha reiterado numerosas ocasiones con el eslogan "Vamos a Madrid a destruir el régimen del 78". "Un régimen que, en gran medida, es obra del PSOE", sentencia.

En el prólogo del libro aprovecha también para cargar con las numerosas iniciativas legislativas del Gobierno de coalición, desde la reforma de la malversación a la Ley del 'solo sí es sí. Tilda estas normas como "legislar ad hominem", y critica cómo evitan la sanción a los protagonistas de un "golpe a la democracia y la libertad" -en el caso de los líderes independentistas- o aminoran las penas para favorecer a delincuentes. Todas ellas, leyes que han llevado a hacer "pensar en un socialismo de la oportunidad, no de los principios que lo sustentan".

La dependencia alcanza también a los populares, a los que Guerra lanza un dardo al asegurar que sacrifican su autonomía "mostrando una gran indeterminación".

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