Los conductores madrileños apenas se han enterado. El Ayuntamiento de Madrid, que preside Ana Botella, ha puesto en marcha ya una de sus medidas del Plan de Movilidad Urbana Sostenible (PMUS) y la policía multará a los conductores que circulen a más de 70 kilómetros por hora en la A-42 entre los km 4,6 y 6.
Hasta la fecha los automovilistas conducían en esta vía, conocida también como carretera de Toledo, a un máximo de 90 km/h. Pero tras la puesta en marcha de esta medida “anticontaminación” el que pase de 70 será multado.
El Ayuntamiento mantiene que la gestión de la velocidad es una herramienta fundamental para la reducción de la contaminación y el ruido, así como para la mejora de la seguridad vial. Pretenden reducir el tráfico un 6% hasta el 2020.
Los planes dicen son “mantener una reducción progresiva de la velocidad en las vías de acceso al núcleo urbano para laminar el tráfico y disminuir el consumo de combustible y la emisión de gases contaminantes, como el dióxido de carbono y el dióxido de nitrógeno”.
La impresión que tienen dos especialistas en la materia, automovilistas y ecologistas, no puede ser más crítica.
Automovilistas: no son creíbles
Mario Arnaldo, de Automovilistas Europeos Asociados, dice que los límites que establece Ana Botella no son creíbles. Considera que lo único que busca la alcaldesa y su equipo es incrementar su afán de recaudar.
Arnaldo considera que este tramo se convertirá dentro de poco en un gran negocio con la colocación de algún radar para ametrallar con multas a los conductores despistados. “Será –añadió- una nueva edición de los radares que hay en la carretera de Extremadura o túnel de Costa Rica y que con la bandera de la ecología quieren recaudar, recaudar, y recaudar”.
El presidente de Automovilistas Europeos considera que no se ha dado difusión apenas al asunto y ponerlo en marcha en agosto recuerda a los tiempos en los que los Gobiernos de Franco aprobaban las medidas polémicas ese mes para que no hubiera problemas.
Arnaldo aconseja a la alcaldesa que si quiere luchar contra la contaminación ponga en marcha un plan para rejuvenecer el parque móvil madrileño. Más del 50% de los coches tienen más de 12 años y son los más contaminantes, según esta asociación de conductores. “En este tema –explica- no se puede actuar de forma independiente, sino nacional si lo que se pretende es tener éxito contra la contaminación”.
Los ecologistas, en contra
Por su parte, Ecologistas en Acción considera ridículo que se ponga en marcha una medida en poco más de un kilómetro. Dicen que el Plan de Movilidad Urbana Sostenible de Madrid (PMUS) “difícilmente hace honor a su nombre” y añaden que parece más bien un documento de buenas intenciones.
Ecologistas en Acción cree que el Ayuntamiento debe exponer cómo se va a lograr la reducción del tráfico y cómo se van a conocer los datos de los objetivos comprometidos. Valoran fundamental “realizar un seguimiento y una evaluación continua del plan para comprobar que las medidas se realizan y tienen el éxito esperado, y, en caso contrario, rectificar”.
Afirman que Madrid necesita “un PMUS creíble y ambicioso, no cómo el actual, elaborado únicamente para cumplir con el requisito que se establece en la Ley de Economía Sostenible para acceder a los recursos que la administración central otorga para apoyar los sistemas de transporte público de los municipios”.
Más transporte público
El Ayuntamiento señala que según los escenarios que plantea el PMUS en 2020 se realizarán un 3,5% más de desplazamientos al día (130.000), “que serán absorbidos por los modos sostenibles para que no repercuta en el nivel de congestión”.
Esperan que las medidas de disuasión del transporte privado aumenten de un 42 a un 46% el uso del transporte público y de un 29 a un 32% la conocida como movilidad activa (caminar y bicicleta). Por contra, el vehículo privado pasaría a representar un 22% de los desplazamientos diarios, frente al 29% actual.
Además del reciente SER inteligente (aparcamiento de pago), anuncian la priorización semafórica de los autobuses, más reducción de velocidad en las principales vías de acceso, la mejora de la red ciclista, la creación de aparcamientos de disuasión o la implantación de instrumentos tecnológicos para el control de la indisciplina en las zonas de carga y descarga.