El jueves pasado, Ana Botella dejó anonadado a todo el mundo al tratar de justificar en rueda de prensa la increíble relación entre un aumento de la deuda del Ayuntamiento de Madrid de casi mil millones de euros al final de este ejercicio con el pago a proveedores en 30 días a partir del año que viene y con la bajada de impuestos para la próxima legislatura (en la que seguramente Botella no estará en la alcaldía). Terminada su exposición, comenzó la comisión de Economía y Hacienda, y la que desconcertó esta vez fue Concepción Dancausa, delegada de ese área e íntima de Botella: durante una hora, Dancausa defendió como buenas las conclusiones de un informe municipal que viene a decir que se han olvidado de computar cerca de 200 millones de deuda en 2013 en un Consistorio que cerrará el año con un pasivo de más de 7.000 millones de euros.
El informe, obtenido por Vozpópuli, procede de la Intervención General “sobre el seguimiento del Plan de Ajuste 2012-2022 correspondiente al segundo trimestre de 2013” y elaborado por el área de Economía y Hacienda. Su lectura es demoledora, especialmente en el capítulo de “Avance en la Liquidación de Gastos”: “Se pone de manifiesto la existencia de gastos no discrecionales pendientes de aplicar al presupuesto que no figuran contabilizados a 30 de junio de 2013”. Así, a la Intervención General le salen 172,3 millones a añadir al pasivo; de ellos, “se podrá dar cobertura” a 95,3 millones, una forma de decir que el Ayuntamiento podrá refinanciar hasta esa cantidad para computar solo 77 kilos más a final de año.
El documento, de 32 páginas, desgrana los gastos no contabilizados. “Obedecen, fundamentalmente, a sentencias como consecuencia de la demora en el pago a proveedores (32,5 millones); a sentencias derivadas de procesos expropiatorios por 20, 5 millones; y a cuantificaciones de justiprecios solicitados por los propietarios (83,5 millones”. A esto se le añade la “existencia de liquidaciones de intereses de demora por retraso en el pago a proveedores (35,8 millones)”.
Promesas incomprensibles
Aunque no hay estadísticas totalmente fiables sobre el desembolso a proveedores (Botella se ha acogido ya a dos planes de pago auspiciados por Cristóbal Montoro), los retrasos que cita el informe con sus correspondientes intereses no encajan demasiado bien con las promesas de la alcaldesa: “En 2012 redujimos a la mitad los plazos de pago a los proveedores”, dijo Botella el jueves, para a continuación avanzar que la capital pagará a las empresas no más tarde de 30 días a partir del 1 de enero de 2014.
“La gestión de las cuentas en esta ciudad es una tomadura de pelo”, lamenta el portavoz municipal de UPyD, David Ortega. “Afortunadamente, aún existen espacios neutros en el Ayuntamiento, como se ve en la perfecta labor de la Intervención General. El informe le está diciendo a la señora Botella que de los 172 millones que olvidaron meter todavía pueden sacar 95. Y temo que se sacarán mediante recortes o nuevas dotes de ingeniería financiera, y aún así tienen que incluir los 77 millones restantes en el presupuesto. Un despropósito”.
El fracaso del plan de ajuste
En la misma línea se expresan Jorge García Castaño (IU) y Noelia Martínez (PSOE). Los tres concejales de la oposición reprochan además a Dancausa por haber abandonado la comisión el jueves una vez terminara de defender el informe. En su intervención, la delegada de Hacienda se refirió a los “imprevistos” que origina la mala situación económica, y acabó culpando a Zapatero de los actuales problemas de Madrid y España.
Con la absorción de la malhadada Madrid Espacios y Congresos por parte del Ayuntamiento, el salvamento de la Empresa Municipal de la Vivienda y Suelo (ambas ejemplos del derroche desmedido de la era de Gallardón) y los intereses de la gigantesca deuda, Botella calcula que ésta se incrementará en 844 millones al término del ejercicio. A 31 de diciembre la deuda será, si nada empeora, de 7.074 millones. Un dato que habla por sí solo del fracaso del Plan de Ajuste aprobado el año pasado. Pero ahora hay que engordar la bola un poco más todavía, como viene a recordar el informe de la Intervención General.