Andalucía

Espadas y Moreno se disputarán votos de centro izquierda en 29 grandes municipios andaluces

Se trata de localidades de más de 50.000 habitantes donde se concentra más del 50% del total de la población de Andalucía. Allí Moreno explotará su perfil moderado para atraer a votantes socialistas desencantados que valoran su gestión

  • El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, y el secretario general del PSOE-A, Juan Espadas, durante una reunión en San Telmo, en imagen de archivo. FOTO/ Europa Press

“Vamos a poner toda la infantería de marina en 29 municipios de gran población, ahí se va a decidir todo”. La frase, como si de una batalla militar se tratara, es del secretario general del PSOE de Andalucía, Juan Espadas. Sus palabras, expuestas de forma reiterada en reuniones con cargos de su partido para planificar la estrategia electoral, reflejan la importancia de casi una treintena de ciudades de más de 50.000 habitantes. Allí se concentra más del 50 por ciento del total de la población andaluza. Serán también los lugares donde Espadas se dispute con el presidente Juanma Moreno muchos votos urbanos de centro izquierda. El candidato del PP-A parte con un colchón de cerca de 90.000 votantes socialistas que ahora le votarían, según las encuestas.

Nadie cuestiona que el exalcalde de Sevilla es un socialdemócrata de manual, ubicado en el espectro templado y moderado del tablero político andaluz. Espadas es un cabeza de lista alejado de extremismos. Pero enfrente va a tener a un candidato como el actual presidente autonómico, Juanma Moreno, que representa también un perfil muy similar, capaz de ‘pescar’ en esos mismos caladeros ideológicos.

La gran baza del actual inquilino del palacio de San Telmo en las elecciones que se avecinan será tratar de conquistar a votantes socialistas moderados, satisfechos con su gestión en la Junta. Por partida doble el PP andaluz busca, además, atraer para sí a votantes de centro izquierda del PSOE-A desencantados con las políticas gubernamentales de Pedro Sánchez en coalición con la izquierda radical de Unidas Podemos y sus socios independentistas catalanes, nacionalistas vascos y herederos políticos de ETA (EH Bildu).

Los municipios andaluces con más de 50.000 habitantes son las ocho capitales de provincia además de Roquetas de Mar y El Ejido en Almería; Algeciras, La Línea, Chiclana, Jerez de la Frontera, El Puerto de Santa María,  San Fernando y Sanlúcar de Barrameda en Cádiz; Motril en Granada; Linares en Jaén; Estepona, Fuengirola, Marbella, Mijas, Torremolinos, Benalmádena y Vélez-Málaga en Málaga y Alcalá de Guadaíra, Dos Hermanas y Utrera en Sevilla.

En 14 de estos 29 municipios gobierna el PSOE. Espadas, que ha puesto al frente de la secretaría de Política Municipal de Grandes Poblaciones a la exalcaldesa de Córdoba Isabel Ambrosio, basa precisamente gran parte de su potencial en la capacidad de movilización de los alcaldes socialistas. El exregidor hispalense reivindica hasta la saciedad el papel del municipalismo en su proyecto político: “quiero ser el presidente de los alcaldes en la Junta”, ha dicho sobre sus planes en caso de desbancar a Moreno de la presidencia.

Fuentes del PP andaluz con capacidad de influencia en la estrategia electoral, consultadas por Vozpópuli, aseguran sin dudarlo que “hay dos cosas a las que Juanma Moreno debe temer en la próxima campaña: una es Vox y otra son los alcaldes socialistas”. En el caso del partido de Santiago Abascal hace tiempo que en el PP-A se les sitúa como el “principal adversario”, por encima del PSOE. Es la primera vez que esto ocurre en unas autonómicas, dado el estancamiento de los socialistas en las encuestas y el auge de Vox, disparado en los sondeos. 

Por lo que respecta a los regidores del partido que ganó las últimas elecciones autonómicas de 2018, –con Susana Díaz como candidata– en las filas del partido conservador se valora “la poderosa maquinaria del PSOE andaluz en los ayuntamientos que controla”, indican las fuentes citadas. Un factor determinante a la hora de canalizar votos, especialmente en zonas rurales. 

No obstante, en los ámbitos de la Andalucía interior también preocupa el fénomeno Vox tanto al PSOE como al PP. La derecha radical ha sabido capitalizar votos provenientes de la ganadería y la agricultura en municipios menores de 20.000 habitantes, donde triunfa, así como en los jóvenes entre 18 y 24 años, entre los que es el partido favorito.

Una vez que Moreno Bonilla y los suyos dan por absorbido todo el voto de Ciudadanos, que contó en 2018 con 21 escaños y ahora sólo lograría 2, gran parte de la estrategia de los populares se centra en arrebatarle a Espadas voto socialista de centro izquierda, incluidos los que pudieron ir a Cs hace cuatro años. No obstante, la clave está en los 400.000 votantes del PSOE de Susana Díaz que hace cuatro años se quedaron en la abstención.

Como ya informó este medio digital, parte de la hoja de ruta de los estrategas de Moreno Bonilla, conscientes de cómo fideliza Vox los votos que capta del PP –difíciles de recuperar de nuevo– pasa por traducir en papeletas en urna el grado de aceptación que tiene el candidato popular en sectores de centro izquierda. De hecho, el presidente de la Junta viene repitiendo desde hace meses, concretamente desde el último congreso regional de su partido, que aspira a que “muchos andaluces me presten su voto”. Evidentemente, se refiere a votantes socialistas con los que quiere construir en Andalucía lo que él denomina “una nueva mayoría social”.

Otro de los objetivos de Moreno, a la hora de pedir "voto prestado", es ser visto como una opción que pueda gobernar en solitario, con una mayoría amplia. Ante el estancamiento del PSOE en los sondeos, el presidente de la Junta busca ser considerado como un voto útil, a modo de dique, para frenar a Vox con votos socialistas moderados.

Ramón Alberca, director de la empresa andaluza de sondeos Deimos Estadística, ya afirmó semanas atrás que “el votante socialista moderado que le presta su voto a Juanma Moreno es porque observa al presidente de la Junta alejado de Vox y cree que puede seguir así”. Por el contrario, añade este estadístico de profesión, “en el momento que estos votantes perciban que Moreno se acerca a Vox en su discurso, o le vean proclive a gobernar con ellos, se distanciarán de él”.

Del poco más de un millón de votantes que tuvo el PSOE de Susana Díaz en 2018 hay un 8 por ciento que ahora votarían a Moreno, lo que equivale a 80.000 apoyos, según precisa Alberca.

Además, existe un 14,16% de votantes de la expresidenta de la Junta que ahora se abstendrían. Se trata de 150.000 electores abstencionistas llamados a ser un caladero de votos muy relevante para Moreno. Sin duda un reto también para Espadas, a la hora de sacarles de la abstención y atraerles a su candidatura.

En el PSOE andaluz confían en recuperar a gran parte de sus 400.000 abstencionistas de 2018. Además de intentar captar "voto útil" de Unidas Podemos y el resto de la dividida izquierda radical, los socialistas buscan "fijar" durante la campaña su idea de que "Moreno pretende gobernar con Vox y tiene ya un preacuerdo hecho", indica una fuente socialista cercana a la sala de máquinas de Espadas.

Una vez más, tal y como hizo Susana Díaz en 2018, los socialistas alentarán el miedo a que "la extrema derecha gobierne en Andalucía". Sin embargo, desde las propias filas socialistas hay sectores que se muestran escépticos con respecto a dicha estrategia, porque creen que apelar al "fantasma del miedo" no funcionará.

La posible candidatura de Macarena Olona como cabeza de lista de Vox preocupa en el PP de Moreno. Dan por hecho que el perfil duro y rocoso, el más derechista que la formación de Abascal puede traer a Andalucía, contribuirá a una campaña muy polarizada entre Vox y PP que no les conviene. Además, se da por hecho que Olona entraña el riesgo de movilizar a votantes abstencionistas de izquierdas. Sin embargo, lejos de lo que pueda pensarse, la formación 'verde' no tiene aún claro si optará por la actual diputada por Granada en el Congreso.

Tras diversas informaciones que apuntaban a que el desembarco de Olona en Andalucía dejaría bastante tocado el grupo parlamentario de Vox en la Cámara Baja, en cuyo seno se cuentan con los dedos de una mano los perfiles altos, ha comenzado a circular la idea de que Abascal estaría considerando presentar como candidato al actual portavoz en el Parlamento andaluz, Manuel Gavira.

Es sabido que el votante de Vox opta por la marca, mucho más que por quien encabece las listas. La prueba más evidente de lo anterior ha ocurrido en Castilla y León, con un candidato, desconocido surgido de la noche a la mañana, como el ahora vicepresidente de la autonomía, Juan García Gallardo.

En el seno del PP andaluz reconocen abiertamente que Olona reportará a Vox más escaños que Gavira, dado su fuerte tirón personal. Aseguran también que, de ser ella la candidata, su perfil dificultará mucho más las futuras negociaciones entre ambos partidos tras los comicios. Ya sea para facilitar la investidura de Moreno, si consigue superar él solo en escaños a todos los partidos de izquierda (objetivo para gobernar en solitario) o, en el peor de los escenarios para él, tener que contar con el partido a su derecha como socio de gobierno.

De forma paralela al debate suscitado sobre quién encabezará finalmente la candidatura de Vox a la Junta, la pasada semana el columnista de Abc Ignacio Camacho apuntaba en el programa 'Mesa de Análisis', de Canal Sur Televisión, a una especie de "negociación soterrada" entre PP y Vox para que no sea Olona quien lidere la lista. Todo ello, según el influyente periodista, para garantizarse  Moreno una negociación postelectoral más fácil y con menos trabas, ante lo que puedan deparar las urnas.

Los populares ya conocen de sobra cómo puede desenvolverse  Manuel Gavira en una negociación. Con él y sus compañeros han sacado adelante tres presupuestos autonómicos.

Feijóo, un gran acompañante para Moreno en campaña

Al contrario de lo que sucedió en las anteriores elecciones autonómicas de Andalucía, celebradas en noviembre de 2018, no parece probable que Juanma Moreno y el actual presidente nacional del PP, Alberto Núñez Feijóo, vayan a tener caravanas electorales separadas, como sí ocurrió con Pablo Casado.

Aunque no hay nada cerrado aún, desde el PP andaluz reconocen que el perfil moderado de Feijóo contribuirá a potenciar la imagen centrista de Moreno Bonilla. A falta de perfilar las rutas, todo parece indicar que ambos se moverán juntos por la geografía andaluza, sin descartarse algún acto por separado.

El todavía presidente de la Xunta de Galicia es el espejo en el que siempre se ha mirado su homólogo andaluz para intentar tener un PP andaluz de voto transversal, como el que representa el PPdeG (como así se denomina el partido en Galicia por sus siglas), para tratar de abarcar todo el voto que va desde el centro izquierda hasta la derecha. No en vano, el gran mérito de Feijóo son sus cuatro mayorías absolutas consecutivas sin que Vox ni Ciudadanos hayan conseguido escaño alguno.

Salvando las distancias, igual que el alcalde socialista Abel Caballero consigue sus mayorías absolutas en Vigo gracias a mucho voto prestado del PP, que retorna a esta formación en autonómicas y generales, Feijóo representa el modelo del voto prestado socialista, e incluso nacionalista moderado gallego.

Moreno Bonilla se declara "centrista, andalucista y moderado". Busca con ello ensanchar su base electoral al estilo Feijóo. Se da por hecho que la marca personal del político malagueño, como ocurrió con el gallego, esconderá las siglas del PP en los carteles electorales.

En el marco de la estrategia electoral a desplegar, los populares andaluces son conscientes de los equilibrios que tendrán que trazar a la hora de ir a buscar votos de centro izquierda sin que ello suponga recelos, o desapego, de sus votantes tradicionales de centro y centroderecha: "sólo faltaba que por ir a buscar votos en el centro izquierda se nos fuera parte del voto ya fidelizado de centro derecha", apunta una de las fuentes del PP-A consultadas. De ahí que vayan a apelar en campaña a la "moderación" de Moreno frente a los extremos.

El líder gallego, ahora al frente de Génova, es descrito por los suyos en Andalucía como "un gran acompañante" de Moreno en campaña precisamente para captar votos de centroizquierda moderados de perfil urbano en los 29 municipios citados. Será allí donde, como dice Espadas, se decida todo.

En el PP andaluz salen a disputarle, sin complejos, al sucesor de Susana Díaz ese nicho de votantes socialistas moderados a los que Moreno "no les inspira miedo", indican desde el equipo del presidente, después de más de tres años de gestión con Ciudadanos en el llamado 'Gobierno del cambio', tras casi cuarenta años de socialismo ininterrumpido.

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