"Aquí no habrá Presupuestos hasta que no revierta el despido de 8.000 sanitarios y convoque una mesa de diálogo social". El nuevo secretario general del PSOE-A, Juan Espadas, ha puesto este domingo sobre la mesa tal exigencia, dirigida al Gobierno de la Junta de Andalucía que preside Juanma Moreno Bonilla. Lo ha dicho en presencia de Pedro Sánchez, tras ser 'coronado' en su cargo de sucesor de Susana Díaz en el 14 Congreso Regional de la federación socialista andaluza. La próxima semana dejará su cargo como alcalde de Sevilla, para centrarse al cien por cien en la candidatura a la presidencia de la Junta, según indican fuentes de su entorno más próximo.
El endurecimiento del discurso de Espadas, que se ha alineado directamente con UGT Andalucía, al hacer suya la reivindicación de su secretaria general, Carmen Castilla, aleja aún más si cabe cualquier posibilidad de acuerdo de los socialistas con PP y Cs, que pasaría únicamente por una abstención para salvar las cuentas. Ya es de sobra conocido que Vox no respaldará en esta ocasión al bipartito de centroderecha, al contrario de lo que sí ha hecho en los tres ejercicios anteriores.
La exigencia de Espadas, que ya fue calificada como "chantaje" por parte del vicepresidente de la Junta, Juan Marín, cuando otros dirigentes de Ferraz se posicionaron en tales términos, es inasumbile por parte de liberales y conservadores. Conviene recordar, además, que entre los 8.000 despedidos no hay un sólo médico. Se trata de personal de laboratorio y clínico, en su mayoría, encargados de los PCR, que ahora no son necesarios. Por el contrario, son renovados en sus puestos 12.000 profesionales, pero esto al PSOE andaluz no le interesa destacarlo, juega con las verdades a medias.
Ya durante la primera jornada de este cónclave la secretaria general de Comisiones Obreras, Nuria López, le pidió al PSOE-A que presente una enmienda a la totalidad contra los Presupuestos del Ejecutivo autonómico, por "privatizar servicios públicos".
Es evidente que Espadas se ha echado, por completo, en manos de Sánchez y de Ferraz, después de haber capeado, como ha podido, las injerencias de dirigentes federales como el andaluz Alfonso Rodríguez Gómez de Celis. Este último llegó a poner como "condición sine qua non" la readmisión de los "8.000 despedidos", algo que incomodó sobremanera no sólo a Espadas, sino también a su mano derecha, Ángeles Ferriz, portavoz en el Parlamento y ahora proclamada vicesecretaria general del PSOE andaluz.
Desde el entorno de Juanma Moreno fuentes consultadas por Vozpópuli creen que Espadas ha encontrado, en la exigencia del llamado "sindicato hermano", en alusión a UGT, la "excusa perfecta" para volar todos los puentes que se habían tendido entre PP y PSOE con el fin de lograr la abstención de esta última formación política. Insisten, como hicieron la semana pasada, en que "a Espadas le tiemblan las piernas, él querría pero Sánchez y Ferraz no le dejan", argumentan sobre la negativa de la dirección federal a respaldar un acuerdo que podría dejarles sin discurso en la oposición frente a PP y Cs.
Espadas se ha enseñoreado de su negativa a los Presupuestos del PP en presencia de Sánchez: "A este Gobierno se le ha caído la manta que todo lo cubría", ha expuesto para reflejar la situación posterior a la pandemia, cuando todo comienza a recuperarse, y las mareas sanitarias han vuelto a las calles.
"La manta se le ha caído de golpe a los 8.000 sanitarios que no se esperaban nunca que les fuera a caer encima el despido de Moreno Bonilla, de la derecha andaluza, que ya no se acuerda de quienes nos han sacado adelante, los sanitarios", ha continuado Espadas al mostrarse convencido de que el PSOE va a conseguir "revertir los despidos". Además, ha prometido una ley que "blinde la sanidad pública" y el presupuesto que dicha área requiere.
En línea con lo que deparó la primera jornada de este cónclave, celebrada el sábado, Espadas no ha hecho una sola mención a los sonados casos de corrupción protagonizados por gobiernos del PSOE en la Junta de Andalucía, con Chaves y Griñán al frente. Unos gabinetes, en el caso del primer presidente mencionado, de los que Espadas formó parte como viceconsejero y consejero.
"En Andalucía ha habido muchos aciertos, también errores, pero el balance es enormemente positivo", ha expuesto para asegurar, a continuación, que "hay lugar para la autocrítica", si bien ha dicho sentirse "orgulloso de los gobiernos del PSOE", por lo que ha pedido "respeto" para la formación política que lidera.
La fijación de Juan Espadas por el "municipalismo", como alcalde que todavía es, le ha llevado en todo momento, a lo largo de su discurso, a destacar el papel que pueden jugar los alcaldes andaluces, como "motor", a la hora de gestionar fondos europeos y planes de empleo: "Si el Gobierno no quiere o no sabe ejecutarlos que se los den a los alcaldes", ha solicitado en el caso de los planes laborales que se distribuyen desde la Junta de Andalucía.
Espadas recibe el 84% de apoyo a su Ejecutiva, frente al 91% que cosechó Díaz
El nuevo secretario general del PSOE-A, Juan Espadas, ha recibido este domingo un 84% de respaldo traducido en votos a su propuesta única de Ejecutiva, que sustituye a la que lideró Susana Díaz desde el Congreso regional de 2017 con más del 91% de apoyos.
La lista encabezada por Espadas ha recibido el voto favorable en urna de 401 de los 476 delegados que han ejercido el derecho al voto y un 9% de abstención. El secretario general logra reducir a un 16% el grado de contestación de los partidarios de Susana Díaz en las primarias de junio, así como del tercer aspirante, Luis Ángel Hierro. Ella obtuvo un 33% de apoyos y él poco más del 5%, frente al 55% de Espadas entonces.
El nuevo líder del PSOE andaluz ha hecho continuos llamamientos a la "unidad" de los socialistas andaluces, así como a salir "como una piña" y "fortalecidos" del 14 Congreso. Susana Díaz ya se ha encargado, a su entrada en el plenario, de pedirle que sea capaz de llevar al PSOE andaluz "a buen puerto" para, según ha dicho, "ganar y gobernar", algo que ella pudo hacer en lo primero, como lista más votada en 2018, pero no en lo segundo, al cerrarle el paso un pacto de PP y Cs con el apoyo parlamentario de Vox. "Dejo un partido ganador y en buen estado", ha expuesto como legado Díaz antes de sentarse en la primera fila, muy cerca de Pedro Sánchez y del propio Espadas.