Toallitas, compresas y otros residuos del Peñón de Gibraltar inundan la Zona de Especial Conservación del Estrecho Oriental protegido. Los pescadores se encuentran sus redes llenas de desperdicios que fluyen desde el Peñón al mar sin tratamiento alguno.
Desde la entidad ecologista Verdemar, en colaboración con pescadores de la zona, han sacado “cubos y cubos de toallitas, compresas y otros restos de basuras” que se acumula en los fondos marinos de la Zona de Especial Conservación (ZEC) del Estrecho Oriental de donde ha sido extraída cerca de Punta Europa.
Verdemar ya ha interpuesto denuncias ante Red Esmeralda, entidad ecológica internacional formada por Áreas de Especial Interés de Conservación. Calculan que se trata de más de un millón de metros cúbicos de aguas sucias y residuos de todo tipo “vertidos a su suerte” y que las corrientes están llevando hacia el Mar de Alborán, al oeste del Estrecho de Gibraltar o a las playas de la Bahía de Algeciras.
Antonio Muñoz, del colectivo Verdemar, recalca que Gibraltar no tiene ningún sistema para la depuración de aguas residuales y, a pesar de las exigencias españolas, sigue sin un proyecto futuro que gestione sus “aguas negras”, lo que “está poniendo en riesgo el medio ambiente, la pesca artesanal, los caladeros y la salud de los bañistas”. Verdemar propone como solución inmediata que el Peñón conecte su salida de residuos con la red de la Mancomunidad de Municipios del Campo de Gibraltar.
Sin reacción desde el Gobierno
Verdemar formó parte de la comitiva que la semana pasada visitó en Madrid al ministro de Exteriores, para ser informado sobre las negociaciones entre Reino Unido y España por la frontera en el Peñón. La entidad trasladó esta denuncia, pero sin una respuesta concreta.
Gibraltar está incumpliendo la normativa española que regula desde 2012 el espacio marítimo del Estrecho. El Real Decreto 1620/2012 regula una zona de relevancia ambiental y especial necesidad de protección, reiterando en varios de sus apartados la necesaria “reducción del volumen de vertidos directos o indirectos (vertidos industriales, aguas residuales, descargas desde ríos, escorrentía, etc.) que, desde tierra y sin tratamiento adecuado, llegan al espacio marino protegido”.
La respuesta del ministro de Medio Ambiente de Gibraltar, John Cortés, es negar la mayor. Aunque Gibraltar sigue sin tener un sistema de depuración de aguas, Cortés destacó este verano los avances para la construcción de una planta de tratamiento de aguas que se iniciaron hace dos años, pero que aún no es una realidad. En definitiva, 12 años después, Gibraltar incumple el aspecto de saneamiento y otro más alarmante, la expansión de territorio.
Expansionismo en aguas no británicas, silencio en Moncloa
El Real Decreto de 2012 también especifica que en todo el ámbito del espacio protegido “se prohíbe ganar terrenos al mar mediante rellenos, con materiales extraídos del fondo marino del espacio protegido o de cualquier otra procedencia”. De nuevo, Gibraltar incumple con un proyecto con el que aspira a crear un complejo residencial con rascacielos, centro comercial, un hotel y un puerto deportivo sobre aguas del Estrecho, el proyecto Eastside.
El proyecto podría implicar más de 40.000 metros cuadrados ganados al mar. Ante el silencio de Moncloa y la ausencia de una voz a nivel nacional que exija el cumplimiento de la normativa, emergen protestas regionales como la del alcalde de Algeciras denunció en verano que el gobierno de Pedro Sánchez esté permitiendo a Gibraltar avanzar en un proyecto que considera perjudicial para los campogibraltareños, lamentó José Ignacio Landaluce, también senador del PP.
La táctica de los rellenos ha sido también denunciada por los ecologistas de Verdemar recientemente. Su solicitud ha sido admitida a trámite por la Fiscalía. La ampliación de los terrenos añadidos ya ha sido concedida a la empresa TNG Global Foundation (TNG) previo pago de 90 millones de libras.
Verdemar denuncia que la construcción de este nuevo espacio que afecta al equilibrio de un fondo marino que debería preservarse está teniendo otro daño colateral en el interior de Andalucía. Se trata del riesgo de trasiego de piedra de escollera de gran tonelaje hasta Gibraltar que proviene de la Cantera de la Sierra de Utrera.
“Los camiones cargados de piedra entran en Gibraltar sin ningún problema”, explica Muñoz. Verdemar y Ecologistas en Acción están también tras la denuncia de esta práctica que pone en riesgo patrimonio arqueológico -también protegido- del entorno de la Sierra de la Utrera y el río Manilva, ya que está detrayendo toneladas de rocas de una zona con restos del Paleolítico y el Neolítico.
La ampliación de suelo sobre el mar no solo está explícitamente prohibida por la normativa española. Yendo al punto de partida, la presencia británica en la roca tras el Tratado de Utrech no mencionaba la gestión de las aguas y el Convenio de Espoo de Naciones Unidas, indica desde 1997 que este tipo de acciones que pueden implicar impacto ambiental debe estar desarrollada y consultado por ambos lados de la frontera.