Sevilla y Huelva se enfrentan a una ola de criminalidad que pone en jaque la seguridad ciudadana. Los últimos episodios están marcados por tiroteos con armas de guerra y redadas policiales como nunca se habían visto. El auge del cultivo ilegal de marihuana está llevando la convivencia de las barriadas de El Torrejón (Huelva) y Polígono Sur (Sevilla), que hospedan oficialmente a más de 20.000 personas, al límite.
Las Tres Mil Viviendas, en el Polígono Sur de Sevilla, es testigo desde el pasado 16 de una operación policial sin precedentes que ya ha detenido a un total de 11 personas, además de incautar armas y plantaciones de marihuana indoor. La última detención es la de un joven sin antecedentes que conducía un coche. Su documentación estaba en regla, pero portaba una pistola y 3.000 euros en efectivo.
Vulcano es la respuesta a los tiroteos del 12 de octubre en los que se utilizaron armas de guerra, incluyendo al menos un Kalashnikov. La gravedad de la situación se evidenció en el alcance de los proyectiles, que superaron los dos kilómetros y medio de distancia. La Operación empezó como una demostración de músculo a vista de toda la barriada para desarticular las bandas de narcotraficantes que operan en la zona más conflictiva, la zona de Martínez Montañés.
El operativo aún no ha dado con el Kalashnikov, presumiblemente un AK-47, que hizo su presentación pública en las Tres Mil la noche del 12 de octubre. La Policía Judicial sospecha que el arma haya podido salir del barrio desmontada en piezas, ya que no ha sido detectada en los, al menos, 25 registros realizados en viviendas. Pero la presión policial está dando otros resultados...
El consumo de electricidad se desploma tras las redadas
Un dato revelador de la magnitud del problema del narcotráfico en las Tres Mil Viviendas es el descenso del 40% en el consumo de electricidad tras las redadas policiales. Este fenómeno se explica por la estrecha relación entre el cultivo de marihuana y los enganches ilegales a la red eléctrica. Las plantaciones indoor, que requieren una gran cantidad de energía para su funcionamiento, consumen lo mismo que hasta 80 viviendas.
Además, el operativo policial que aún se mantiene ha llevado a muchos narcos a deshacerse de sus plantas de marihuana, tal como lo demuestran las imágenes de contenedores de basura repletos de plantas enteras. Jaime Bretón, comisionado para el Polígono Sur, se ha mostrado asombrado por el “descenso del consumo eléctrico. No solo por la intervención de la policía sobre determinadas viviendas, sino que hay personas que se dedican al cultivo de la marihuana que por temor se han ido desprendiendo de ellas”, ha detallado en la radio pública andaluza, 'Canal Sur Radio'.
La necesidad de un enfoque integral más allá de la represión
Si bien la Operación Vulcano está logrando efectos en el corto plazo, es necesaria una perspectiva integral que combine la acción policial con medidas sociales y educativas. Jaime Bretón ha insistido en la necesidad de mantener la seguridad en la zona, pero también destaca la necesidad de reformar el Código Penal para endurecer las penas por el cultivo de marihuana, “es imposible la vida compartida con las plantaciones, el olor, los cortes de luz, los riesgos de incendio para estos vecinos”.
La propia memoria de la Fiscalía, en su última edición, destacaba la frustración judicial en la lucha contra el narcotráfico en Andalucía, un Estado impotente debilitado por el desmantelamiento de la unidad OCON Sur desde Interior. El informe de la Fiscalía señalaba la lentitud judicial en procesos como la tasación y destrucción de las narcolanchas intervenidas y, sobre todo, evidenciaba cómo la presión del narco se expande a otras provincias.
Granadas de mano en El Torrejón
Huelva es el primer exponente de este fenómeno. La presión policial en el Campo de Gibraltar provoca que los delincuentes se trasladen a la provincia vecina. Huelva ya acumula un tercio del total del hachís que se incauta, detrás de Cádiz. Ese fenómeno se siente en El Torrejón (Huelva).
Los 4.000 vecinos de la barriada de El Torrejón también viven escenas de guerra abierta. En la Plaza Violeta, las ventanas de una vivienda tienen agujeros de bala y la Policía Nacional ha detectado dos granadas de mano tras otro tiroteo en la madrugada del domingo al lunes. No es el primer incidente de este tipo desde finales de verano, al menos ha habido tres capítulos que están relacionados con un homicidio que desató una lucha entre dos clanes de la droga.
El primer tiroteo, ocurrido el 10 de septiembre, sí se saldó con un muerto y dos heridos. El autor de los disparos se encuentra en prisión provisional, fue capturado huido en Gijón. En el último capítulo no hay que lamentar víctimas ni heridos. Estas reyertas funcionan como amenazas y demostración de poder de fuego. Un poder que conecta a los clanes de la droga con el suministro de armas provenientes de África y emparenta a El Torrejón y las Tres Mil con otras poderosas organizaciones como la Mocromafia de Países Bajos.