Ha sido una vieja reivindicación policial, a pesar de que les puede salvar la vida. El Gobierno municipal que preside Ana Botella dotará a gran parte de sus agentes de nuevos chalecos antibalas de uso interno y externo, tras el contrato aprobado por la Junta de Gobierno. El concurso supone el suministro de 1.150 unidades de uso externo y 150 de uso interno. El Gobierno local explicó que con esta compra se sustituirá de manera progresiva los comprados en 2006 “y cuya vida útil finaliza en el año 2016”. El Ayuntamiento invertirá en este sistema de seguridad 888.140 euros.
La historia de los chalecos antibalas de la policía municipal parece de Mortadelo y Filemón si no fuera porque se juega con la seguridad de los agentes. Las mujeres no tenían, a pesar de que trabajan en puestos peligrosos igual que sus compañeros. Se ponían las tallas pequeñas de hombre. La compra incluye, en esta ocasión, también adaptados para mujeres.
El sindicato CSIT-Unión Profesional no entiende como se gastan 683 euros “cuando hoy encontramos en el mercado chalecos de alta gama y con suficientes medidas de calidad y garantía en torno a unos 550 euros”. “No entendemos porque han salido tan caros y menos al comprar un gran volumen”, añaden.
Los agentes saben del precio de esta prenda porque muchos se lo han comprado ellos. La razón es que los que van en los coches patrulla son, en ocasiones, pequeños o grandes, y entonces los policías prefieren no ponérselo. Para evitar esta situación, muchos han decidido adquirir el suyo adaptado a su cuerpo. “Si te tocaba una talla pequeña no te podías mover, si era grande peor porque te roza en la mandíbula al moverte”, añadía otro agente.
El Gobierno municipal ha comprado siete tallas “para asegurar que dispongan de un chaleco que le permita trabajar durante toda la jornada en unas condiciones óptimas de confortabilidad”. El Ayuntamiento ya conoce esta problemática, pero no asegura que cada agente tenga el suyo fijo, contesta un sindicalista.
“Sería muy importante que para que fueran operativos nos dieran a los que somos operativos cada uno el nuestro”, según explicaba otro agente. Los adquiridos “además de la protección requerida, permitan una total movilidad y una cómoda conducción de los vehículos oficiales”, explica el Ayuntamiento.
La Asociación de Policía Municipal Unificada (APMU) hizo un informe en el que criticaba la falta de adecuación de estos chalecos de “talla única” que debían ajustarse con un velcro.
El nuevo suministro se realizará mediante entregas parciales: en 2014, 150 chalecos externos y 50 internos; en 2015, 500 externos y 50 internos, y en 2016 estas mismas cantidades. El sindicato CSIT-Unió Profesional ha considerado que la cantidad es “totalmente insuficiente para toda la plantilla, incluso para los que realizan labores de seguridad en la calle”.
Insisten en que los chalecos deben ser unipersonales y con la talla propia. “Los propios fabricantes recomiendan que para que el chaleco sea totalmente eficaz, cada persona utilice su propia talla”, añaden. Respecto a los plazos afirman “que esperan que sea verdad y que no sea como la promesa de hace unos años de la sustitución de revólveres por pistolas”.
Por otra parte, algunos agentes se han quedado sorprendidos por la entrega en las últimas semanas del llamado “peto desudador”, una prenda que se coloca entre el polo y el chaleco antibalas para evitar la sudoración.
Se han comprado 6.500 unidades a 28,31 la unidad, lo que supone 184.000 euros. “Se están repartiendo –dijo un agente– a todo el personal, ya estés en la calle o en la oficina, cuando sólo deberían ser para los que están en la calle”.