Varón de origen argelino y que viaja sin su familia. Este es el perfil mayoritario entre los extranjeros que intentan alcanzar la costa del levante español en patera, unos 4.000 únicamente en la provincia de Almería durante 2022, según los datos de Cruz Roja.
En una entrevista con EFE, el coordinador de esta ONG en Almería, Francisco Vicente, apunta que esto significa una reducción del 30% respecto al año anterior, algo que también se aplica al número de intervenciones por parte de los Equipos de Respuesta Inmediata ante Emergencias (ERIE) de Cruz Roja, que fueron activados en 420 ocasiones por llegadas de pateras.
“Los perfiles no han cambiado excesivamente, siguen siendo mayoritariamente hombres. Ha habido un pequeño incremento en la llegada de unidades familiares y mujeres, pero es pequeño, y principalmente son pateras de origen argelino y magrebí”, dice Vicente, quien precisa que los casos de embarcaciones con subsaharianos son mucho menores.
No obstante, advierte que los perfiles cambian cada año y que cada patera es “diferente”. “Antes, el 98 % de las personas que venían de origen argelino solían ser hombres. A lo mejor ahora es el 92 %. Hay muy poco cambio de tendencia pero empiezan a verse en las pateras más mujeres que antes. Era difícil ver mujeres o unidades familiares, eran hombres solos, ahora sí”, apunta.
Por ejemplo, ya no es tan extraño que haya una embarazada que acompaña a su marido o incluso realiza la travesía con éste y más hijos, pero “sigue siendo un número cuantitativamente pequeño”. “A lo mejor, de las 4.000 personas hay unas 200 en esas circunstancias, pero es verdad que estas personas antes no existían, era algo anecdótico”, precisa.
También se registra ahora una circunstancia prácticamente inédita, que subsaharianos, argelinos y marroquíes puedan compartir una misma embarcación, o que incluso aparezcan ciudadanos de Bangladés o Siria. “Son pequeñas tendencias que nos pueden dar un dato de cuál puede ser el futuro de las rutas migratorias”, señala Vicente.
Las rutas cambian
Y es que, sostiene, las rutas cambian tanto por los propios migrantes, que buscan las “más eficaces”, pero también porque las mafias y los grupos dedicados al tráfico de personas buscan aquellas que consideran que puedan ser más “fáciles”. “Eso no quiere decir que sea más fácil el trayecto, al final es más complicado cuanta más vuelta tienen que dar”, resalta.
Con todo, Vicente manifiesta que ya tengan su origen en Bangladés o en cualquier otro país, el objetivo es “intentar llegar a Europa”, por lo que usarán para ello la vía más favorable, ya sea las Canarias, Cádiz, o la “ruta Almería, Murcia y Baleares, que está siendo ahora la más utilizada”.
“Es evidente que la ruta argelina se ha activado, principalmente porque Argelia tiene problemas sociopolíticos. La situación de la sociedad argelina es mala y empiezan a emigrar”, añade Vicente, quien también concreta que la de Marruecos se mantiene la tendencia de los años de la pandemia, ya que la frontera está cerrada.
Desvela que a Almería y costas próximas llegan sobre todo pateras con 10 o 15 personas a bordo, a diferencia de lo que pasa en las Canarias con “cayucos muy grandes con muchísimas personas”, o en Cádiz, dónde “llegan muchas pequeñas, polizones, personas en barcas pequeñas o en flotadores, algo que aquí no llega”.
El trabajo de los equipos de emergencia
Cuando Salvamento Marítimo o la Guardia Civil rescatan a un grupo de extranjeros, se activa un Equipo de Respuesta Inmediata en Emergencias (ERIE) de Cruz Roja. “El jefe de equipo recibe una llamada y moviliza a todo el voluntariado de la casa con diferentes perfiles, tanto el sanitario, como el humanitario o el de mediación social”.
Hecho esto, se desplazan al Centro de Acogida Temporal de Extranjeros (CATE) del puerto de Almería, dónde se realiza el 90% de las atenciones de estos grupos. “Normalmente suele ocurrir que cuando hay una intervención, se suceden varias seguidas el mismo día”, añade Vicente.
En primer lugar se lleva a cabo una atención sanitaria y de registrarse una urgencia se realiza el traslado al hospital, aunque si la incidencia sanitaria es leve se puede atender en la propia enfermería de Cruz Roja en el puerto.
Luego los mediadores explican a los rescatados todo lo que va a ocurrir, las diferentes fases por las que van a pasar y con qué se van a encontrar durante su llegada a España. “A partir de ahí ya se produce el cambio de ropa, ducha, comida y, a partir de ahí ya pasan a ser custodiados por la Policía”, abunda.
Cruz Roja también trabaja en la detección de “vulnerabilidades” y posibles peticiones de asilo, víctimas de trata, etc., que permiten redactar un informe que se eleva al Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones para poder dar una respuesta adecuada a cada caso.
Vicente recuerda que Cruz Roja trabaja con este Ministerio en un programa de atención humanitaria financiado por el Gobierno que es un “proceso total”, que va desde la atención en la patera, a otras labores una vez la Policía Nacional los deja en libertad, como la gestión de plazas humanitarias, y otros recursos, sea en centros de acogida o no.
De media, forman parte de una ERIE entre 8 y 10 personas, y Vicente incide en que unos 200 de los 1.500 voluntarios están “apuntados” a estos equipos. “Está claro que la gente es solidaria, porque las pateras llegan a cualquier hora, en cualquier momento”, subraya finalmente.
EFE / Miguel Martín Alonso