La creciente inestabilidad que se vive en el Mediterráneo está marcada por el devenir de los acontecimientos en Ucrania, con el consecuente tránsito de buques militares por la región, y las hostilidades de milicias hutíes en el Mar Rojo contra barcos mercantes, con la consecuente afección para la seguridad en la región. En esas, la Armada desempeña un papel discreto, pero constante, para dar protección a las tuberías submarinas que discurren por las aguas al sur de Europa. Lo hacen bajo el paraguas de la OTAN, en una misión de medidas contraminas.
La integridad de las tuberías submarinas del Mediterráneo es clave para garantizar el suministro de energía rumbo a Europa. Los episodios que se han producido en los últimos tiempos han obligado a reforzar la seguridad de estas infraestructuras críticas; en particular, desde la invasión de Rusia a Ucrania y las consecuentes afecciones al suministro energético en el Viejo Continente.
Cabe recordar que el 26 de septiembre se produjo un sabotaje contra los gasoductos de Nord Stream encargados de trasladar el gas desde Rusia hasta Alemania. Aunque los conductos estaban llenos, en ese momento no había ningún flujo, si bien el complot desencadenó una profunda crisis internacional, con Estados Unidos y Rusia acusándose mutuamente de haber perpetrado -o auspiciado- el ataque.
La Armada y la OTAN en el Mediterráneo
Lo cierto es que bajo el Mediterráneo discurren otros conductos de gas igualmente cruciales para Europa y sus aliados, al constituir -junto a Rusia- la principal fuente de suministro. Y la Armada española, junto a sus aliados de la OTAN, se encarga de proteger las infraestructuras mediante el despliegue de sus buques y submarinos.
Lo hacen en el marco de la misión SNMCMG2, siglas que corresponden a las Agrupaciones Permanentes de Medidas Contraminas de la OTAN. Una está desplegada en el Canal de la Mancha y el noreste de Europa; la otra, en el Mediterráneo. “Son fuerzas multinacionales que se dedican principalmente a operaciones de búsqueda y eliminación de artefactos explosivos”, detallan desde el Estado Mayor de la Defensa (EMAD).
La SNMCMG2, desplegada en el Mediterráneo, tiene como cometido añadido la eliminación de artefactos históricos para minimizar la amenaza de las minas que se remontan a la Segunda Guerra Mundial. El EMAD destaca que los buques de las diversas armadas integrados en la misión constituyen la Fuerza de Respuesta de la OTAN (NRF): “Pueden desplegarse con gran rapidez y a menudo son los primeros activos en entrar en un teatro de operaciones”.
Italia, España y Croacia cooperan en monitorizar las tuberías submarinas, activos cruciales para proporcionar suministro de energía
Tuberías en el Mediterráneo
Dentro de esa misión, los miembros de la Armada española se encargan entre otros cometidos de dar seguridad a las tuberías submarinas del Mediterráneo. Así lo revela la cuenta oficial de la operación SNMCMG2, de la OTAN, en sus redes sociales: “Italia, España y Croacia cooperan en monitorizar las tuberías submarinas, activos cruciales para proporcionar suministro de energía a los aliados”.
Y añade: “Proteger las infraestructuras submarinas críticas significa garantizar nuestra prosperidad y preservar nuestra vida cotidiana”.
Actualmente participa en esta operación de la OTAN la fragata Méndez Núñez de la Armada, que se dispone a patrullar el Mediterráneo central y oriental acompañado del buque de mando Carlo Bergamini y el buque griego Nikiforos Fokas.
La Armada, además, participa en otros operativos de la OTAN en la región; principalmente en la misión Sea Guardian, destinada a dar protección en el Mediterráneo y a disuadir a otras fuerzas u organizaciones criminales a cometer acciones que vulneren la legalidad internacional. La fragata Santa María acaba de regresar a nuestro país tras participar durante 23 días en la misión Sea Guardian, donde ha coincidido con el submarino Galerna de la Armada española.
