Cuando Pilar Alegría asumió la cartera de Educación de la mano de Isabel Celaá en julio de 2021, hace poco más de un año, dejó patente su intención de alejarse del "ruido" y acercarse a la escuela concertada y otros tantos sectores educativos que llevaban meses a la gresca con su antecesora en el cargo. Pero desde su reciente nombramiento como portavoz del PSOE su tono ha dado un giro de 180 grados. "La nueva Lastra", comenta un diputado de la oposición.

Consciente de las críticas hacia la conocida popularmente como 'ley Celáa', Alegría aprovechaba sus primeras intervenciones públicas para reconocer su "voluntad de diálogo, consenso y coordinación". Su llegada rebajó la tensión en la comunidad educativa y fue el consejero de Educación de Cataluña, Josep María Cambray, el primero en sacarla del segundo plano a nivel mediático.

Lo hizo al anunciar su intención de desobedecer la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña que obliga a la Generalitat a garantizar que los centros educativos catalanes impartan un mínimo de 25% de horas lectivas en castellano y al enviar una carta a todos los directores para animarles a mantener sus proyectos lingüísticos y, en definitiva, sublevarse contra el fallo. Según Cambray, Alegría le había dado "garantías" para no ejecutarla. La ministra de Educación, que había mantenido un perfil bajo, tuvo que pronunciarse al respecto. Y lo hizo asegurando que la sentencia era "de obligado cumplimiento".

El 'ascenso' de Pilar Alegría

La dirigente socialista pronto fue adquiriendo peso en el Gobierno. Tanto es así que Pedro Sánchez decidió colocarla, pese a su condición de ministra, al frente de la portavocía del PSOE. Fue entonces cuando su contrincante pasó a ser Feijóo y su tono cambió por completo. También sus publicaciones en Twitter. En el seno del PP rula un recopilatorio de "insultos" contra el presidente del partido desde que desembarcó en Génova y es la ministra de La Zaida la que está detrás de la mayoría de ellos. ¿Perjudicará su rol de portavoz del PSOE a su postura como titular de Educación? Expertos en comunicación política responden a Vozpópuli.

"Lo que está poniendo de manifiesto es un perfil mucho más político que el que tenía hasta ahora. Como ministra de Educación, Pilar Alegría estaba manteniendo un papel más bien secundario en el Gobierno, puesto que se ha ocupado fundamentalmente de continuar el desarrollo de la LOMLOE que lideró Isabel Celaá y promover una nueva Ley de FP que parece haber tenido menos trascendencia. De hecho, es una de las ministras menos conocidas de todo el Gobierno de coalición, con apenas el 25%", explica Juan Francisco Caro, analista y socio de la consultora Stratego.

Caro considera que, con su nueva responsabilidad como portavoz de la Ejecutiva del PSOE, Pilar Alegría va a ganar protagonismo: "Y lo va a hacer asumiendo un papel más duro que hasta ahora, porque no solo tendrá que respaldar y defender la acción del Gobierno, sino que tendrá que combatir a una oposición cada vez más beligerante".

Los ministros se centran en vender y defender la acción del Gobierno ante toda la ciudadanía, mientras que los portavoces de los partidos se ocupan de lanzar mensajes más dirigidos a sus votantes

"Es poco frecuente que ambos cargos coincidan en una misma persona. Aunque los dos cargos tienen gran relevancia política, los ministros se centran en vender y defender la acción del Gobierno ante toda la ciudadanía, mientras que los portavoces de los partidos se ocupan de lanzar mensajes más dirigidos a sus afiliados y votantes, con una mayor confrontación verbal con los otros partidos. Por eso estos cargos suelen ejercerlos personas distintas, de forma que hay una mayor diferenciación en los mensajes", sostiene.

Sin embargo, añade Caro, con la unión de ambos cargos, Pedro Sánchez busca que haya una unidad de mensaje más clara, y también con más carga política, entre la acción del Gobierno y la voz del partido. Además, según el experto de Stratego, por su condición de ministra, la portavoz de la Ejecutiva socialista va a tener más presencia que sus antecesores en el cargo, que quedaban más eclipsados por Adriana Lastra o los portavoces parlamentarios.

"Endurecer el tono político le puede servir para conseguir mayor visibilidad ante la ciudadanía y, por tanto, una mayor proyección política, sea en su Ministerio o con vistas a otros cargos futuros. Pero excederse en el tono puede tener el efecto contrario: generarle una mala imagen que lastre al Gobierno. Buscar el equilibrio no será fácil", advierte Caro.

Diferencia entre Moncloa y Ferraz

Óscar Álvarez, presidente de la Asociación de Comunicación Política (ACOP), cree que el cambio en la dirección del PSOE, el cambio de portavoces del partido y del Congreso tiene que ver con un giro evidente en la estrategia de comunicación del PSOE. "Una estrategia más agresiva y contundente hacia la derecha en general y particularmente hacia Feijóo", dice.

"La comunicación que se hace desde el partido permite ser más beligerante que la que se hace en virtud de un cargo institucional. Después de todo, el partido representa a sus militantes y a sus votantes. No obstante, tanto la comunicación del gobierno como la del partido que representa al gobierno deben estar coordinadas, algo que si está sucediendo desde los cambios introducidos en el último Comité Federal del PSOE", señala.

Esta diferencia entre partido y Gobierno que se ha dado hasta ahora -apunta Álvarez- se diluye con el nombramiento como portavoz de una ministra, pues sus declaraciones (y su tono) no van a hacer distinción entre si las hace como Gobierno o como partido. "En el caso de Pilar Alegría, no creo que le perjudique, ya que le está permitiendo mostrarse como una política todoterreno, cuya capacidad va más allá de la cartera de educación", opina el presidente de ACOP.

Gabriela Ortega, profesora de Comunicación Política en la Universidad Camilo José Cela (UCJC) cree que, por ahora, hay otros ministros con bastante más "visibilidad mediática" que Pilar Alegría. "En este preciso momento la Educación no predomina en la agenda y, a nivel de opinión pública, no se aprecian tanto los cambios, pues pocas personas siguen todas las ruedas de prensa", considera.

Ortega explica que, ahora, el adversario político de Alegría, en su cargo como portavoz del PSOE, es Alberto Núñez Feijóo. "Cambia el contexto y, por tanto, cambia el tono", determina. "No es fácil, pero Alegría podría mantener la diferenciación entre un puesto de ministra y otro de portavoz si se aborda profesionalmente y con una coordinación entre los miembros del gabinete y los del partido. Es en los actos del PSOE donde los mensajes corren más riesgo de tergiversarse", avisa.

El caso de España

José Pedro Marfil, experto en comunicación política y miembro de la junta directiva de ACOP, ve comunes que los cambios en los dirigentes políticos se hagan de partido a posiciones institucionales o de posiciones institucionales a partidos. "Desde la perspectiva de un partido se suele y se puede ser más beligerante. Uno puede mostrarse más agresivo con la oposición desde la responsabilidad de partido y no tanto desde un cargo institucional", sostiene.

Y añade que: "Cuando uno es ministro de Economía, de Transporte o de Educación, como es el caso de Pilar Alegría, representa a todos los ciudadanos a nivel país. Te hayan o no te hayan votado, representas al conjunto de la sociedad en ese ámbito. Sus comentarios y comportamientos han de ser mucho más comedidos y responsables".

Sin embargo, apunta Marfil, cuando uno es portavoz de un partido solo representa al partido. "En España, esta diferencia se diluye muchas veces y la línea es bastante permeable. Desde los ministerios se critica con demasiada ferocidad a la oposición y es un 'pecado' compartido por PP y PSOE cuando están en Moncloa", concluye.

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