19 de marzo de 2015. Esta es la fecha en que el irlandés Garry O’Brien volvió a la vida. Se dejó una cerveza a medio terminar en una mesa de la terraza de un restaurante de la Rambla de Barcelona. Un grupo de policías urbanos le rescataron de las garras de la muerte.
O’Brien, de 49 años, ha regresado a la ciudad condal para saludar a sus particulares ángeles de la guarda, informa el diario El País. Garry y su mujer Lorraine tienen tres hijos. El 16 de marzo del año pasado se casaron, tras años viviendo en pareja. Barcelona era el lugar elegido para pasar la luna de miel.
Llevaban apenas un par de horas en la capital cuando decidieron tomar unas raciones en el Top Tapa. Al poco tiempo Garry se sintió mal. Lorraine decidió entonces avisar al camarero, Enrique. Como Garry no reaccionaba a Enrique no se le ocurrió mejor idea que llamar la atención de una pareja de agentes de la Guardia Urbana que se encontraban cerca: el cabo Andrés y el agente Andrés. Los policías practicaron la maniobra de Heimlich a Garry, para que expulsara los alimentos que podrían estar obstruyendo las vías respiratorias. Pero era inútil. Garry seguía inconsciente. A los Andrés se les sumaron los agentes José y Estefanía. El boca a boca tampoco obraba el milagro. Daniel y Carlos, otros dos agentes, llegaron al sitio fatídico. Uno de ellos decidió acudir a una farmacia cercana y hacerse con un desfibrilador.
Cuando se disponían a dar la descarga llegó una ambulancia. Trasladaron a Garry a un hospital donde estuvo cuatro días en coma y dos semanas ingresado. Un año después, la pareja ha vuelto a Barcelona a pasar su aplazada luna de miel y conocer a los agentes que hicieron posible el milagro.