España es uno de los países donde más cerveza se toma. La mayoría de relaciones sociales giran en torno a esta bebida. Es salir de trabajar o entrar en el fin de semana y llamar a los amigos para acudir al bar de confianza con el fin de beber cerveza y pasar un buen rato. Esto no quiere decir que todos los días debemos consumir esta bebida alcohólica. De hecho, los expertos recomiendan un consumo responsable, ya que, a la larga, puede provocar problemas graves de salud. Eso sí, siempre y cuando bebamos con moderación, unas cervezas para desconectar no hacen mal a nadie.
Todos conocemos los diferentes formatos en los que podemos tomarnos esta bebida. Tirada de grifo, en botellín, mezclada con otro refresco al puro estilo mejicano... Además del sinfín de mezclas, la cerveza es uno de esos productos que tienen mil marcas y que no tienen nada que ver unas con otras. Un tema muy peliagudo que siempre que sale a la palestra termina con una discusión de si es mejor la Mahou o la Estrella Galicia, si sabe mejor una cerveza de grifo o una de botellín... Si hay algo característico de esta bebida es el recipiente en el que viene. Un botellín con una forma muy curiosa que tiene un sentido y que a continuación te vamos a explicar.
El botellín de cerveza: ¿Algo estético o tiene un fin?
La forma tan característica que presenta el botellín de esta bebida alcohólica hace que, nada más ver el formato, lo relacionemos inconscientemente con la cerveza. La pregunta que muchos se hacen es: ¿Tiene algún fin la forma o es puramente estético? Pues tiene un fin muy marcado y que, al conocerlo, todo cobra sentido. Un requisito fundamental que debe tener toda buena cerveza es la temperatura. Nadie se le pasa por la cabeza beber un botellín caliente o del tiempo, sino que debe haberse pasado varias horas en la nevera para que esté bien fresquita y así disfrutarla al máximo.
Aquí es donde entra en juego la forma. Las botellas no tienen esta forma por pura casualidad, es decir, que no es un plan de marketing maquinado por los especialistas de las marcas más famosas. A diferencia de refrescos como la Coca-Cola o la Fanta, solemos beber la cerveza a morro, directamente del botellín. Esto hace que se tenga que crear un sistema para que se mantenga la temperatura, ya que al estar constantemente cogiendo el recipiente la temperatura aumenta. Es por ello que tiene un cuello tan largo, para que cojamos la cerveza.
Un sistema simple con el que mantendremos nuestra bebida fría. Si cogemos el recipiente por el culo de la botella, lo que ocurrirá es que, con el propio calor de nuestra mano, poco a poco la temperatura interna se elevará, lo que tendrá como consecuencia que la cerveza esté a temperatura ambiente en vez de bien fría. Así que, tras conocer el motivo de la forma del botellín, ya sabes cómo se debe beber correctamente la cerveza para que no se te caliente.