Mensajes adaptados en forma y fondo al público más joven, incluso a los niños: la célula desarticulada por la Policía Nacional en Melilla estaba especializada en difundir el ideario más próximo al Estado Islámico entre chicos de corta edad, con un público que en los casos más extremos apenas tenía 8 años; todo ello con el objetivo de convertirlos en "soldados de Alá". Los miembros de la célula compaginaban su prolífica actividad digital -algunos de sus canales tenían millones de visualizaciones- con reuniones físicas en la ciudad autónoma. La operación se ha traducido en la detención de once personas y la incautación de cuantioso material que los investigadores aún están analizando.
Las pesquisas de la Comisaría General de Información (CGI) de la Policía Nacional han servido para detectar la difusión de ideario yihadista a través de las redes sociales más conocidas. Los contenidos se producían en español y rifeño, e instaban a los jóvenes a asumir los preceptos más radicales. Vídeos cortos, de alto impacto, que reproducían imágenes de escenarios de conflicto y que se consumían masivamente: algunos de sus canales contaban con medio millón de seguidores.
A los investigadores no les ha pasado desapercibida la edad de los receptores de estos contenidos. Se trata de jóvenes, muchos de ellos menores de edad, según han podido constatar en sus pesquisas. Los casos más extremos se centran en niños que tenían entre 8 y 10 años y que consumían los vídeos a través de sus teléfonos móviles. El objetivo era claro: convertirlos en "soldados de Alá" para "llevar a cabo la yihad". El impacto traspasaba las fronteras nacionales y convertía las imágenes en un fenómeno internacional.
Los miembros de la célula, pese a su profusión digital, no descuidaban el plano físico. El líder del grupo era un hombre de 59 años que ejercía como imán en la mezquita de La Cañada (Melilla): consideraba que la gente joven estaba "desviada" y que era imprescindible llevara al "camino correcto", detallan a Vozpópuli fuentes próximas a la investigación. Con frecuencia -él y sus colaboradores- congregaba a los chicos a los que trataba de adoctrinar, en reuniones que llegaron a contar con decenas de asistentes.
Melilla y Granada
En total han sido detenidas once personas a las que se les acusa de delitos de pertenencia a grupo terrorista, enaltecimiento, adoctrinamiento y autocapacitación terrorista; diez de ellas en Melilla y una en Granada. Según ha podido saber este diario, tres de ellos ya habían sido detenidos anteriormente por otros delitos relacionados con el terrorismo, incluido el envío de combatientes a zonas de conflicto, como Mali. Por su parte, las autoridades marroquíes han capturado a otras dos personas en Nador. Las pesquisas han contado con la colaboración del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) y Europol.
Las investigaciones de la Comisaría General de Información se han coordinado bajo dos operaciones, Talikodos y Marzu. Bajo la primera se han efectuado nueve de las once detenciones, "fruto de una larga investigación iniciada a través de las redes": "Tras las oportunas pesquisas policiales se constató la existencia de un grupo de personas dedicadas a crear, editar y difundir contenidos audiovisuales de carácter radical en las redes sociales", detalla la Policía Nacional. En la segunda se han detenido a dos mujeres que elaboraban su propio material audiovisual utilizando archivos distribuidos por las productoras de la organización terrorista Daesh.
La envergadura de la operación obligó a desplegar a un centenar de agentes de la Policía Nacional de forma simultánea para detener a todos los miembros de la célula. En total se han registrado trece domicilios; doce en Melilla y uno en Granada. Los investigadores se han hecho con cuantioso material informático y audiovisual que aún están analizando. Todos ellos fueron puestos a disposición de la Audiencia Nacional, decretándose el ingreso en prisión para ocho de ellos.
123probando
El profeta se casó con una niña de 6 años y comenzó a "tirarse la" con 9 años. Y en el Islam hay que emular la vida del profeta. La vida de un niño vale lo que vale. Esto es lo que hemos metido en nuestra casa.