BAA ya tomó la decisión de vender el aeropuerto de Edimburgo, el mayor de los situados en Escocia en detrimento del de Glasgow, después de que las autoridades locales de Competencia le forzara a elegir uno de los dos para proceder a su enajenación.

De acuerdo con la información publicada por Financial Times, la intención de Carlyle es aportar al consorcio entre 100 y 200 millones de euros, que deberá completar con el resto de socios, puesto que el activo cuenta con un valor algo superior a los 500 millones de euros, según los analistas citados por el diario británico.

El proceso podría atraer a otros operadores del sector. En su día se habló de Fraport, que opera el aeropuerto de Francfort, uno de los mayores del mundo, y también de Aeroports de Paris, que cuenta con la pista de Charles de Gaulle de París como principal activo.

Esta última compañía estaba entre las interesadas por la privatización parcial de los aeropuertos españoles, un proceso que se ha retrasado hasta finales del próximo mes de enero.
BAA, adquirida por Ferrovial en la primavera de 2006, se ha topado desde entonces con el azote del Tribunal de la Competencia británico, que sigue insistiendo en que la compañía cuenta con una posición de dominio en el mercado.

Por el momento, las múltiples batallas judiciales han caído del lado del regulador local. De acuerdo con las cifras de los analistas, el valor del aeropuerto de Glasgow no llega a los 300 millones de euros. Además, durante el último ejercicio sus beneficios han sufrido un recorte del 9% en relación con el año anterior, mientras que el de Edimburgo tan sólo ha reducido sus ganancias un 4%.

La adquisición de BAA hizo que Reino Unido se convirtiera en uno de los mercados internacionales de referencia para Ferrovial, donde la compañía española también cuenta con la empresa de servicios Amey, que le proporciona numerosos contratos de larga duración.