El 17 de febrero de 2011, el Polígono Cobo Calleja de Fuenlabrada (Madrid) fue testigo de una inauguración por todo lo alto. El entonces ministro de Fomento, José Blanco; el embajador de China en España, Zhu Bangzao, y el alcalde de Fuenlabrada, Manuel Robles, acudieron a ‘cortar la cinta’ de un nuevo centro comercial de alto standing bautizado como ‘Plaza Oriental’ en esta zona industrial que debía crearmás de 1.000 nuevos puestos de trabajo. Hoy, año y medio después, el centro está prácticamente inactivo y aquel acto está bajo sospecha. Un informe policial incorporado al sumario de la Operación Emperador apunta a que la presencia allí del miembro del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero fue fruto de las “buenas relaciones de carácter institucional con diferentes organismo públicos y sus responsables” que tenía uno de los principales imputados en la causa, Yongping Wu Liu, alias Miguel el Calvo.
La Policía destaca “las relaciones institucionales y el poder empresarial" de Yongping Wu Liu, el impulsor del centro que inauguró Blanco
Este presunto mafioso chino, integrante de la trama de Gao Ping, es señalado en el mismo documento como “un individuo bien conocido en el seno de la comunidad china en nuestra Comunidad Autónoma [de Madrid] e incluso en el resto de nuestro país”. De hecho, los agentes que redactaron el informe hacen especial hincapié en que la información que han obtenido con los intervenciones telefónicas de su móvil revelan su vinculación “con algunos funcionarios de la Administración del Estado”, entre ellos varios policías tanto nacionales como locales. En este sentido, destacan que su estrecha relación con algunos de ellos le permitió solventar un problema que tenía su hermana en la Comisaría de Torremolinos o resolver cuestiones sobre permisos de residencia con un agente destinado en Extranjería en la centro policial de Fuenlabrada.
La influencia de Yongping Wu Liu, sin embargo, no se queda sólo en este ámbito y se extiende al político. Así, en dos de los informes presente en el suamario se destaca su “enorme influencia en el Ayuntamiento de Fuenlabrada donde, según la información disponible, ejercería una gran influencia sobre tres concejales del consistorio”. Los agentes señalan que uno de ellos es José Borrás, responsable de Participación Ciudadana, Industria y Empresas Públicas, también detenido en la Operación Emperador. La Policía también resalta que “llama la atención” que Miguel el Calvo “a diferencia de otros investigados, mantenga numerosas conversaciones con ciudadanos españoles, denotando así que el mismo se encuentra completamente integrado en la sociedad española y cuenta con numerosos contactos a todos los niveles, de los que se sirve para la expansión de sus negocios y para obtener ciertos beneficios frutos del cargo que tenga la persona con la que trata”.
El Real Madrid, aceite, leche y armas
De hecho, Yongping Wu Liu llegó a hacer de guía por Pekín para el Real Madrid cuando el equipo blanco hizo una gira por el país asiático en agosto de 2011 a petición de un directivo de la entidad deportiva. Amante de los buenos vinos – se intervinieron llamadas en las que le ofrecen 20 botellas de Pingus de 2007 al precio de 490 euros la botella más IVA--, Miguel el Calvo sorprendió a los investigadores por su intensa actividad empresarial en el extranjero. Así, a mediados de 2011 planeó exportar hierro a Nigeria, para lo que hizo valer “todo tipo de contactos y estrategias empresariales”, incluidos sus “contactos a todos los niveles y la capacidad de la comunidad china en nuestro país y el extranjero”. No fue el único negocio en África del activo integrante de la trama. En Guinea, donde un socio español le propone reunirse con el mismísimo presidente del país, planeaba exportar ropa y alimentos. E, incluso, llega a iniciar contactos con el Ministerio de Defensa de este país para vender botas y cinturones para los soldados.
Para este último negocio, las conversaciones de Yongping vuelven a sugerir ciertos contactos en el Gobierno español de entonces, ya que habla con uno de sus socios en la iniciativa de un agregado de la embajada guineana en España con nexos con el mismísimo Palacio de La Moncloa. En esos mismos meses, los agentes que vigilaban sus pasos también le oyeron hablar de exportar aceite de oliva, suministrar leche infantil a China e, incluso, de armas y rifles. “Llama la atención las relaciones institucionales y el poder empresarial del investigado”, destacan los policías en los informes incorporados a la causa.