España

Mas lleva a las urnas la marea soberanista y mete a Cataluña en un callejón de difícil salida

Los catalanes han sido convocados a votar el 25 de noviembre en una cita plebiscitaria donde se pronunciarán sobre el derecho a la autodeterminación. La huida hacia adelante emprendida por Artur Mas  ha sido acogida por el Gobierno con prudencia y por las principales fuerzas políticas con grave preocupación, pues abre una dinámica que introduce a Cataluña en un callejón de muy difícil salida.

Arenys de Munt es un pueblecito barcelonés de poco más de ocho mil habitantes situado en la comarca del Maresme que vive de la pequeña industria y de la agricultura. Pocas horas antes de que Artur Mas convocara ayer tarde a las urnas y reivindicara el derecho de autodeterminación en el Parlamento catalán, su alcalde, Josep Manel Ximenis, remitió una carta al presidente de la Comisión Europea, José Manuel Duräo Barroso, con copia al del Parlamento Europeo, Martin Schulz, en la que les pide una reunión urgente para “iniciar conversaciones” sobre la inclinación del municipalismo catalán a favor de un Estado “libre e independiente”. Ximenis, que se lanzó a la fama cuando en 2009 organizó la primera consulta independentista en Cataluña, les informa en su misiva de que el ayuntamiento que gobierna, en unión de otros, está preparado para desarrollar las correspondientes “relaciones internacionales”.

El alcalde de Arenys de Munt pidió ayer una entrevista al presidente de la Comisión Europea para informarle de su pulsión soberanista

El alcalde milita en la denominada candidatura de Unidad Popular, es secretario de la Asociación de Municipios por la Independencia y defiende el mismo programa que ayer esbozó el presidente de la Generalidad para aglutinar las conciencias de siete millones y medio de catalanes. Esta asimetría la explica a su modo un veterano dirigente del PSC. “Aquí en Cataluña se venía larvando desde hace tiempo un descontento que ahora ha explotado porque a CiU le ha convenido. Los nacionalistas hace tiempo que pusieron a TV3 a su disposición y arrastraron consigo a otros medios escritos hasta que la Diada llenó la calle y se ha levantado una tormenta imparable que a Artur Mas se le ha ido de las manos”.

No solo a Mas, reconoce un diputado del PP. “El Gobierno habló en principio de lío y algarabía, pero va a llegar un momento en el que Mariano Rajoy no pueda seguir poniéndose de perfil. Y ese momento lo veremos cuando en el Parlamento catalán se forme una mayoría independentista que será muy difícil de gestionar: o termina en una gran frustración para Cataluña o en un inmenso choque de trenes porque el resto de España tendrá que reaccionar…”. En La Moncloa, con el presidente en la Asamblea de la ONU, se evitó anoche la emisión de una reacción airada, más bien al contrario. “Respetamos la decisión del presidente de la Generalidad de convocar las elecciones porque es su competencia”.

En el momento tan delicado que vive España, no hay hueco para el barullo, que diría Rajoy, pero sí para la profunda preocupación que albergan las principales fuerzas políticas. Alfredo Pérez Rubalcaba se ha sacado de la chistera el conejo del federalismo para disfrazar la enorme confusión que ahoga a su partido. Como botón de muestra sirva el dato de que en el PSC se está abriendo paso entre la militancia más joven un ala independentista que linda con los postulados más clásicos de Esquerra Republicana. Sin espacio electoral definido, los socialistas catalanes parecen haber asumido su camino hacia la guillotina, mientras el PP de Alicia Sánchez Camacho se prepara para coger oxígeno y crecer desde los 18 diputados que logró en 2010 en un Parlamento de 135.

El PSC está sumido en la confusión y en su militancia más joven se está abriendo paso un ala independentista

Mas justificó este martes la convocatoria electoral del 25 de noviembre a partir de la explosión soberanista de la Diada y del rechazo de Rajoy a su pacto fiscal. “En momentos excepcionales, hay que tomar decisiones excepcionales, hay que jugársela”, advirtió. En un discurso de 37 folios, llamó a votar para encarar un proceso de autodeterminación similar al que el ex lendakari Juan José Ibarretxe defendió en 2001, cuatro años antes de que naufragara en el Congreso de los Diputados.

Desde que explotó la Diada, en Cataluña ya no se habla en la calle de los recortes de Mas, sino de independencia. Y este juego tan rentable para CiU tendrá recorrido durante la campaña electoral porque la Generalidad, con presupuestos prorrogados, no volverá a meter la tijera hasta que se forme una nueva mayoría en el Parlamento, necesidad que Mas ha justificado por su negativa a seguir los consejos de Rajoy y llevar el pacto fiscal al Congreso. A su juicio, hubiera sido una humillación tan grande como la que se infringió a Cataluña cuando el Tribunal Constitucional cepilló la reforma estatutaria en junio de 2010.

Para justificar su actitud, Mas ha glosado también una larga lista de agravios frente al Gobierno, al que ha acusado de “miopía política” y de seguir apostando por el “café para todos” en una comunidad que “podría figurar entre los 50 países más exportadores del mundo” y que gana peso a diario en los mercados emergentes.

Mas acusa a Rajoy de miopía política y recuerda que Cataluña podría figurar "entre los 50 países" más exportadores del mundo

A partir de ahora, pronosticó, la voz de la calle será la voz de las urnas. Y para coronar su órdago, un lance de sinceridad: “El nuevo Parlamento tendrá la misión más compleja en 300 años”.

 Tres años después de que Josep Manel Ximenis preguntara a los habitantes de su pueblo si estaban de acuerdo en que Cataluña derivara en un “Estado de derecho, independiente, democrático y social, integrado en la Unión Europea”, Mas ha convocado a las urnas dejando claro, por lo menos, que el Estado al que aspira no renunciará al euro. Algo es algo. En Arenys de Munt la consulta se saldó con un 67% de abstención. Votaron 2.671 vecinos y el 96% avaló la secesión. Pero el 25-N nada será igual.

Apoya TU periodismo independiente y crítico

Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación Vozpópuli