España

El PP, barrido como el principal muro de contención al separatismo

Cinco puntos y ocho escaños menos con relación al 2012. Una derrota aún más sangrante si se observa el crecimiento meteórico de Ciudadanos, que se convierte en la gran alternativa frente al independentismo. Rivera ha barrido a Albiol.

Mariano Rajoy tiene un severo problema no sólo en Cataluña, visto el hundimiento de su partido este 27S. Puede tenerlo también en las generales. El PP catalán evita la catástrofe, al evitar el farolillo rojo, al quedar por encima de la CUP, pero su representación en escaños cae en forma estrepitosa. En torno a 150.000 votantes le han abandonado. El peor resultado de los últimos 25 años.

La clave fundamental del análisis se basa en el meteórico ascenso de Ciudadanos, que le ha arrebatado el discurso, los votos y hasta las banderas. Rivera es el gran vencedor de las autonómicas, el nuevo hombre fuerte frente al soberanismo. Un resultado sin extrapolaciones para las generales pero un severo aviso para el nuevo equipo de Génova que tendrá que modificar muchos planteamientos en tan sólo un par de meses. El PP considera que la amenaza de los separatistas en Cataluña le da votos al PP en el resto de España. Quizás ahora el panorama pueda cambiar. Y en forma drástica.

Rivera es el gran vencedor de las autonómicas, el nuevo hombre fuerte frente al soberanismo

El tema de la inquietud

En el cuartel general de Génova, con un Rajoy en contacto permanente con su candidato Albiol, se hablaba tan sólo de la derrota de Mas, que no ha logrado mayoría absoluta en escaños y queda a merced de la CUP. Ni siquiera tiene asegurado que vaya a ser elegido presidente. Un alivio en el horizonte político más próximo. En las conversaciones de la cúpula del PP, sin embargo, la obsesión Rivera, de Ciudadanos, que ha reunido la mayoría de los votos contra el secesionismo, seguido del PSC, que ha superado con brío los negros presagios de hace meses. García Albiol reconocía, tras el escrutinio, que el resultado no era bueno, aunque por encima de los sondeos. Es la peor votación del PP desde 1992. En el cuartel general de Madrid apareció Pablo Casado, flanqueado por los vicesecretarios generales Arenas, Maroto y Maíllo, con un discurso centrado en que "el desafío separatista ha fracasado" y que a Mas sólo le queda la opción de "o dimitir o ponerse a gobernar". El portavoz del PP reconoció que esperaban más y evitó cualquier tipo de extrapolación de cara a unas generales, aunque sí se empeñó en presentar al PP como única alternativa para frenar al nacionalismo en toda Esaña. Las referencias al gran resultado de Ciudadanos chocaban con el argumento de que el PP es el único partido volcado en defender la unidad de España y así lo ha hecho hasta ahora y lo seguirá haciendo. Trance incómodo para el hábil Pablo Casado que no logró evitar una imagen de decepción y preocupación. Ni Cospedal ni Rajoy tuvieron a bien mostrarse ante los medios. Sí lo hizo Pedro Sánchez, con una cuidada puesta en escena, banderas de Cataluña, España y Europa incluídas, pese a que el PSC de Iceta ha perdido cuatro escaño.

No ha sido una campaña ejemplar la del PP, que se puso en marcha en forma lenta y tardía, tanto en la selección del candidato como en la organización del propio equipo, con el desembarco de refuerzos desde Génova. La línea fundamental se basaba en insistir en lo negativo que resultaría para Cataluña abrazarse a las opciones independentistas, con un error de libro: desde el minuto uno se aceptó el planteamiento de Artur Mas sobre el carácter plebiscitario de las elecciones. Pese a las insistencias en las declaraciones tanto de Rajoy como de su gente sobre que 'no son más que unas autonómicas', al final la inercia desvió este eje maestro hacia el 'sí' y el 'no'.

Reacción tardía

Reaccionó muy tarde el PP tanto en la designación del candidato como en la puesta en marcha de la campaña. García Albiol fue repescado como cabeza de lista tras su salida de la alcaldía de Badalona. Su alto nivel de conocimiento y su tirón entre el votante más tradicional del PP pesaron a su favor. Su campaña ha sido intensa, con un refuerzo decidido desde el Gobierno, con la presencia frecuente de Mariano Rajoy y de miembros de su gobierno. También se buscó el respaldo de líderes internacionales de enorme peso específico como Obama, Merkel, Cameron, Sarkozy, la Comisión Europea... Este ha sido el flanco más activo y posiblemente más mediático.

La campaña del PP se basó fundamentalmente en las advertencias sobre las consecuencias económicas y políticas de una posible independencia, con admoniciones severas sobre caída del PIB, impago de deuda, corralito bancario, aumento del paro, pensiones, seguridad social, asistencia sanitaria y, desde luego, salida de Europa, la ONU y otras organizaciones internacionales.

A última hora se reaccionó en pro de una imagen más amable, menos dura, con un vídeo en el que dirigentes del Gobierno y del partido se dirigían a la sociedad catalana hablando en catalán. Un guiño de 'afecto' que quizás fue la excepción en una línea de mensajes muy duros y firmes a lo largo de los quince días. Un leve cambio de actitud quizás tardío y, desde luego, improvisado. Y que se ha visto reflejado en el pobre resultado en los comicios, por encima de los diez escaños pero sin rozar siquiera los anhelados quince diputados.

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