A pesar de que ERC esté en el foco de la política nacional y catalana por la negociación para la investidura de Salvador Illa, lo cierto es que el partido sigue en plena pugna interna y en proceso de reflexión tras el varapalo del 12-M. Con 20 escaños en el Parlament y la pérdida de un total de 13, el partido ha absorbido la derrota en la intimidad, donde siguen cociéndose las corrientes que buscarán renovar la 'cara' del partido el próximo congreso extraordinario de noviembre. Por ahora el más claro ha sido Oriol Junqueras, quien ha dejado la presidencia de ERC pero se va a dar estos meses para aunar apoyos y revalidad su mandato al frente del partido.
Por otro lado la secretaria general, Marta Rovira, pilota las negociaciones más importantes de la investidura. Rovira tuvo un papel clave en el desbloqueo de la amnistía con el secretario general de Junts, Jordi Turull, y las últimas decisiones que ha tomado desde Ginebra han ido a favor de un viraje para retejer la unidad independentista con Carles Puigdemont. Un ejemplo de ello es el pacto entre ambos partidos para la constitución de la Mesa del Parlament y la colocación de Josep Rull al frente de la presidencia del segundo órgano de la cámara catalana.
En este contexto y en previsión a los intensos meses después de verano como tiempo previo al congreso, más de 400 representantes republicanos de todos los niveles han firmado un manifiesto para la "renovación general de la cúpula". Se trata de personalidades que ya han tenido cargos relevantes en el partido y que ahora cierran filas y se posicionan para sepultar a Junqueras.
El documento es una clara declaración de intenciones y lo firman, entre otros, la vicepresidenta del Govern, Laura Vilagrà, el conseller de Empresa, Roger Torrent, el viceconseller de comunicación, Sergi Sabrià, la secretaria general adjunta, Marta Vilalta y la portavoz del partido, Raquel Sans. Esta última es, precisamente como portavoz, la que ha rehusado referirse a la petición firmada y ha asegurado que la ejecutiva permanente del partido celebrada este lunes no la ha tratado en profundidad. Ha recordado que es un manifiesto a "título individual" y le ha restado importancia.
La publicación y difusión de este manifiesto es, sin embargo, una prueba fehaciente de la pugna interna que existe en el partido. No firman fieles al bando Junquerista como el secretario general adjunto de estrategia, Juli Fernandez o su fiel escudero y conseller de Interior, Joan Ignasi Elena. Los cargos que han firmado, entre los que figura la diputada del Congreso Teresa Jordà pero no Gabriel Rufián, es una rebelión tácita a la intención de Junqueras de presentarse al congreso de noviembre e ir en solitario después de desquebrajarse su 'maridaje' estratégico con Marta Rovira, quien ha anunciado que no seguirá como secretaria general del partido.
Como recalca el manifiesto, la intención del congreso es conducir a la organización "a un modelo más coral y colectivo, más transparente y con mayor participación de la base militante, de la estructura territorial y de los activos del municipalismo republicano". "Por eso, hacemos un llamamiento a diseñar desde ahora y hasta el congreso nacional del 30 de noviembre un proceso de renovación sobre los principios de generosidad y inclusividad", expresa.
Una de las voces más críticas ha sido el exdiputado en el Congreso, Joan Tardà, que había sido partidario de un pacto progresista con Salvador Illa y los comunes. Ha salido en defensa de Junqueras y ha expresado que "creer que todos los dirigentes de los últimos años deben dejarlo por el simple hecho de haberlo sido (se llaman Oriol Junqueras, Marta Vilalta o cualquier otro compañero) supone una descapitalización suicida del partido. Renovación igual a vitalismo. Tabla rasa igual a infantalismo político", ha declarado. Sin embargo, Vilalta ha sido una de las firmantes del manifiesto al igual que nuevos puntales que suenan dentro del ciclo de renovación como Raquel Sans. Como fuere, cada bando apuntala su posición en previsión al congreso extraordinario después del verano.