Cataluña sigue raquítica. El estado actual de las reservas de sus cuencas internas se encuentran al 16,8% a fecha de hoy, y sigue su descenso respecto a la semana anterior, que se había fijado en un 17,1%, según informa el último boletín hidrológico semanal del Ministerio de Transición Ecológica. Supone un dato aplastante teniendo en cuenta también que el año pasado las reservas de agua marcaban un 31,3% y que la media de los últimos 5 años se situaba al 67,7%. En volumen, los datos en hectómetros cúbicos de agua también dan una idea clara de la gravedad de la situación: la capacidad total de las cuencas internas de la región se sitúa en 667 hm3, y los último datos de enero sitúan el total de agua embalsada en 114 hm3, dos puntos menos que la semana pasada, cuando rondaban los 116 hm3.

De esta forma Cataluña roza el estado de emergencia al estar rozando el 16%, cifra a partir de la cual se activan todas las alarmas. El sistema Ter Llobregat es el más susceptible de entrar en esa fase, aunque aún se encuentra en el nivel de preemergencia. El abastecimiento a la ciudad de Barcelona sigue siendo crítico con un 17,3% de capacidad. Por el momento, el sistema de pantanos, acuíferos, desalinizadoras y plantas de potabilización abastece el área metropolitana de Barcelona y la parte sur de la provincia de Girona, la zona más poblada de Cataluña y en la que viven seis millones de habitantes.

Los dos grandes pantanos del sistema Ter Llobregat, Sau y Susqueda, siguen en situación crítica, y ya en febrero la Agencia Catalana del Agua hizo un trasvase del primero al segundo para asegurar la calidad del agua. Por el momento el pantano de Sau, que contiene gran parte de los recursos trasvasados, sigue descendiendo su volumen con un 12,24% de su capacidad y el de Susqueda, que recibe el agua se sitúa al 20%.

De las zonas que se nutren de las cuencas internas de Cataluña, que son las provincias de Barcelona, Girona y parte de Tarragona -la zona de Terres de l'Ebre y Lleida depende de la Confederación Hidrográfica del Ebro-, la situación más grave está en el Empordà, que ya está en fase de emergencia.

Este área al norte de Girona, con localidades como Figueres, se nutre del acuífero Fluvià-Muga y del pantano de Darnius-Boadella, que está al 13% de su capacidad, con solo 8 hm3. En Tarragona, la sequía no deja de ser extrema pero la escasez hídrica no es tan grave, pues están en fases previas de excepcionalidad o alerta, en función de la zona.

Por esta razón y por proximidad, el Govern se plantea cargar barcos con agua en Tarragona y llevarla hasta el puerto de Barcelona a partir del segundo trimestre, si no llueve nada en primavera. En la provincia de Tarragona hay una excepción, el pantano de Riudecanyes, cerca de Falset, que está al 3% de su capacidad y en fase de emergencia.

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