El mayor terremoto derivado del fracaso del procés se produjo en el espacio de la extinta Convergència. El PDeCAT, herederos de la formación de Jordi Pujol soltaron amarras con Junts per Catalunya, y ahora han encontrado su momento para hurgar en la herida de Carles Puigdemont por el "espectáculo lamentable” que, a su juicio, está haciendo el Govern de la Generalitat con la Mesa de Diálogo.
Los cuatro diputados que la formación mantiene en el Congreso -tras la escisión con JxCat- se han movilizado para postularse como el partido de centroderecha nacionalista que abraza la vía pragmática, en contraposición a sus antiguos socios. Y, de este modo, intentar recomponer poco a poco un espacio dentro de la política catalana que ha quedado huérfano, pese a gozar de gran implantación territorial.
Después de que, como informó Vozpópuli, el ex presidente de la Generalitat huido a Bruselas intentara poner a sus fieles en la delegación catalana de esta cumbre bilateral -que se celebra este miércoles 15 de septiembre-, el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, ha dado portazo a esta posibilidad al sostener que ambas delegaciones debían estar compuestas por miembros de sendos ejecutivos y les ha apartado de la Mesa de Diálogo. Esta situación ha generado un cisma dentro del independentismo, y del propio Ejecutivo catalán, que el PDeCAT ha decidido explotar.
"Espectáculo lamentable"
El portavoz del PDeCAT en el Congreso, Ferran Bel, ha calificado este cisma interno en el Ejecutivo autonómico de "espectáculo lamentable" y no ha duda en afirmar que "en Moncloa deben estar partiéndose de risa". En rueda de prensa este martes desde la Cámara Baja, Bel ha señalado que estas discusiones entre ERC y Junts, a 24 horas de esa cita, no sólo "avergüenza" a "muchos" catalanes sino que, además, "alimentan los discursos que no buscan ninguna solución en Madrid".
El representante del PDeCAT ha recordado que su partido advirtió hace semanas de que no se debería dejar la composición de los miembros del Govern en la mesa para última hora porque se corría el riesgo de que pasase "lo que está pasando". En este sentido, ha defendido que los integrantes de la parte catalana en la mesa deben ser miembros del Govern -y no Jordi Sànchez y Jordi Turull, como planteó JxCat- a instaban a Aragonès a reconducir la situación.
Bel ha cuestionado no sólo que el Govern no haya acordado quienes integrarán la delegación catalana sino que tampoco hayan discutido el orden del día que llevarán a dicho encuentro, que, a su juicio, deberían pasar por el referéndum de autodeterminación y la amnistía. Todo apunta, a su juicio, que "la mayoría de los involucrados" con la mesa "tiene interés en que esto salga mal".
Esta última aseveración de Bel ha sido un ataque velado a sus antiguos socios en el espacio del centroderecha nacionalista. Como también informó este medio, Puigdemont dio órdenes a su equipo desde Waterloo para intentar boicotear la Mesa de Diálogo.
Presupuestos
Otra derivada del desencuentro entre ERC y JxCat en la Mesa de Diálogo que sirve a los intereses del PDeCAT tiene que ver con las negociaciones en Madrid. Los cuatro diputados de la formación ya se sumaron al bloque de investidura para apoyar los últimos Presupuestos Generales del Estado. Mientras que anteriormente, y bajo el control de JxCat, tenían que mantener la táctica de boicot que ordenaba Puigdemont desde Waterloo.
Esta vía pragmática del PDeCAT obligó en cierta medida a ERC en el pasado a no volver a las posiciones maximalistas, o cuando los de Oriol Junqueras amagaron con no apoyar las cuentas públicas. (En su momento, se contempló que los 10 diputados de Ciudadanos y los cuatro del PDeCAT pudieran sustituir a ERC en la ecuación). Es decir, no es la primera vez que los 'herederos' de Convergència buscan exhibir su perfil negociador y de gestión. Y aunque los equilibrios en el Congreso son muy frágiles, y el peso de su partido reducido, su comportamiento sí tiene efectos sobre los dos grandes partidos del independentismo.