La situación migratoria en las Islas Canarias está dejando situaciones de “miedo” en las instalaciones que el Ministerior del Interior tiene para acoger a todas las personas que llegan hasta las costas insulares.
El único Centro de Internamiento de Extranjeros abierto es el de Hoya Fría, en Tenerife, con capacidad para 238 internos. Los otros dos están cerrados. Son el de Barranco Seco (Las Palmas), actualmente en obras (que se extenderán hasta octubre), y el de Matorral (Fuerteventura), que tenía gastos inexplicables a pesar de llevar cerrado desde 2012 y que el ministro Fernando Grande-Marlaska decidió cerrar.
El incremento de llegadas de pateras en los seis primeros meses de 2019 ha provocado que en Hoya Fría se vivan situaciones que han sobrepasado a los policías que trabajan en el interior del edificio, e incluso a las unidades de antidisturbios que han tenido que acercarse hasta el lugar para prestar apoyo. La segunda quincena del pasado mes de julio fue especialmente accidentada.
Primera semana
Según relatan los agentes de Policía Nacional, y que se refleja en un escrito transmitido al jefe provincial de Santa Cruz de Tenerife por parte de la Confederación Española de Policía (CEP), el lunes día 15, a la hora de la cena, se produjo un motín originado por agresiones a policías. En ese momento se encontraban casi 80 internos en el comedor.
Durante la trifulca, se utilizaron bancos, mesas y bandejas como armas arrojadizas. “Has máquinas expendedores”, afirman las fuentes consultadas. Los trabajadores del CIE tuvieron que pedir refuerzos de agentes de la Unidad de Intervención Policial (UIP, los antidisturbios de la Policía) para poder aplacar el conato de motín.
En ese momento había 12 inmigrante con signos de tener tuberculosis que, según los policías estaban aislados pero podían tener contacto con el resto a través de rejas. “Los agentes no tenían ningún tipo de mascarillas de dotación”. También tuvieron evacuar del motín a un interno que se estaba autolesionando dándose cabezazos.
Al día siguiente del motín “se echaron en falta efectivos orden público en el CIE aunque solo sea por motivos de disuasión”. No les faltaba razón en estos planteamientos. El miércoles de aquella semana un interno se subió al tejado del edificio amenazando con tirarse. En ese momento hicieron acto de presencia los bomberos, ambulancias y agentes de la UIP.
La madruga del jueves 18 al viernes 19 también fue movida. Alrededor de las dos de la mañana, un inmigrante se intentó ahorcar en el módulo C. Utilizó un cubo de basura para subirse a él. “Previamente se había cortado en los brazos y en el pecho por lo que estaba todo lleno de sangre”. La intervención de los policías fue crucial, pues evitaron que llegase a quitarse la vida.
Esa misma noche también se tuvo conocimiento de un intento de fuga masivo por el techo del baño. Los internos habían modificado los cepillos de dientes que se les suministran, afilando su extremo para convertirlos en cuchillos con los que atacar a los trabajadores. Se incautaron cinco de ellos. También arrancaron barras de metal de las ventanas para utilizarla contra los agentes. En la mañana del sábado se volvieron a requisar más cepillos.
La semana terminó con más incautaciones. El domingo la policía se hizo con una plancha de metal que arrancaron de una litera, presumiblemente para utilizarla como escudo, y de otras dos barras de hierros ectraídas de las ventanas.
Segunda semana
La segunda semana pasó más tranquila por el número de altercados, pero no por la gravedad de los mismos. El lunes se volvieron a encontrar metales envueltos en vendas para ser utilizados como puñales. Desde esa fecha hasta el viernes 26 no se tiene constancia de nuevos sucesos.
Pero entonces, cuando los últimos siete días parecían que iba a pasar sin más sustos, un nuevo interno se intentó ahorcar con una sábana. Los policías consiguieron evitar que acabase con su vida. Según las fuentes consultadas, los agentes siguieron requisando cepillos de dientes modificados como armas.
La noche del sábado fue movida. Siete internos consiguieron escaparse del edificio, y dejaron tras de sí a un policía lesionado que intentó evitar la fuga. Pasaron días sin saber nada de estas personas, hasta que el lunes encontraron a uno de los inmigrantes en un barranco “medio moribundo”.
Reivindicaciones
La Confederación Española de Policía, ante la sucesión de hechos tan graves como los narrados en estas líneas, ha reclamado medidas de prevención y seguridad en el CIE de Tenerife.
Piden que las mesas y sillas se atornillen al suelo para que no se puedan lanzar contra los trabajadores o que se cambie el modelo de cepillos de dientes que se les entrega a los internos “por otros de menos longitud”, así como que se devuelvan tras hacer uso de ellos.
También piden que a los policías se les entregue mascarillas y que se aisle de manera “real” a los internos con enfermedades contagiosas. El CEP requiere que se retiren todos los elementos que puedan ser utilizados para intentar cometer un suicidio, como cinturones o cordones.
El sindicato considera que el refuerzo actual con efectivos de radiopatrullas “no sirve para garantizar el orden en el interior”. Una solución, para el CEP, será la de llevar a als islas unidades en comisión de servicios de la UIP y de la UPR (Unidad de Prevención y Reacción) de otros puntos de España.