España

Comienza el juicio en el que Rodrigo Lanza se enfrenta a 25 años de prisión por matar a un hombre que llevaba la bandera de España

Rodrigo Lanza es juzgado este lunes en Zaragoza por el caso conocido como el 'Crimen de los tirantes'. Anteriormente ya estuvo en la cárcel por dejar a un agente en silla de ruedas

  • Comienza el juicio en el que Rodrigo Lanza se enfrenta a 25 años de prisión por matar a un hombre que llevaba la bandera de España

Este lunes comienza, en la Audiencia de Zaragoza, el juicio con jurado contra Rodrigo Lanza, que se enfrenta a 25 años de prisión por el ‘Crimen de los tirantes’, conocido así porque tras una discusión que se produjo en diciembre de 2017, mató a Victorino Laínez, de 55 años, por llevar unos tirantes con la bandera española, tal y como te contamos en 'Vozpópuli'

El hombre murió en un hospital de la capital de Aragón por los golpes propinados por Rodrigo Lanza Huidrobo tras estar cuatro días en coma. Lanza le mató "por la espalda, sin posibilidad de defensa, con un objeto contundente". Victorino tenía 55 años, era de Zaragoza y era miembro de la Falange Española de las JONS.

Lanza ya estuvo en la cárcel por dejar tetrapléjico a un policía

El acusado ya tenía antecedentes penales y estuvo en la cárcel. Fue condenado en el 2008 por la Audiencia de Barcelona por dejar tetrapléjico a un agente de la policía municipal en los incidentes ocurridos en una casa okupa de la calle de Sant Pere Més Baix (en Ciutat Vella), donde se celebraba una fiesta el 4 de febrero del 2006.

El documental 'Ciutat Morta', dirigido por Xavier Artigas y Xapo Ortega y en el que aparecía el acusado, puso en tela de juicio el proceso que lo llevó a prisión.

Tras la emisión del documental en TV-3 y la repercusión mediática del que se denominó 'caso 4-F', Lanza, de origen chileno y pasaporte italiano, abandonó Barcelona porque, aseguró, la Guardia Urbana le acosaba. Se trasladó a Zaragoza, donde en el 2015 concedió una entrevista en la que explicaba que había elegido esta ciudad porque allí había encontrado "un gran grupo de apoyo". "Me gustó el ambiente de Zaragoza y poco a poco me fui enamorando de sus gentes", decía. Aclaró que "nunca" había "ocultado" su participación en "movimientos sociales, okupas y de barrio".

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