El secretario general del PSOE valenciano, Ximo Puig, pide abiertamente que no haya primarias en su sucesión y que la persona elegida sea de consenso para evitar enfrentamientos que puedan contribuir a agudizar la crisis de los socialistas valencianos en su actual tarea de oposición.
Puig reniega así del mecanismo que le permitió auparse como secretario general del PSPV en 2012 al ganar a Jorge Alarte por 321 votos (el 61%) frente a 179 (el 34%). Fue una diferencia considerable y más amplia de lo esperado porque en los congresos anteriores el ganador se había decidido por apenas una veintena de votos.
Zancadilla de Sánchez en el 17
En 2017, ya con Puig al frente de la Presidencia de la Generalitat, tuvo que pasar otra prueba de fuego. En este caso, se enfrentó en el proceso de primarias al alcalde de Burjassot, Rafa García, que era el candidato de Pedro Sánchez y José Luis Ábalos.
El político morellano sobrevivió al envite y obtuvo el apoyo del 56,7 % de la militancia (7.447 votos) frente al 42.3 % (5.557 votos) que logró Rafa García, porcentaje que resultó llamativo porque Puig dominaba por entonces el aparato del partido y el Gobierno valenciano.
Ya en 2021, con una nueva victoria electoral y Puig asentado en la Presidencia de la Generalitat, su congreso de reelección fue plácido y sin oponentes, algo casi inédito en la historia del PSPV.
Su renuncia abre el debate
Ahora el contexto es diferente porque Puig decidió el pasado mes de diciembre no presentarse a la reelección como candidato a la secretaría general del PSPV y su partido ha perdido todo el poder institucional que ostentó entre 2015 y 2023.
Ximo Puig se mantiene en un plano de neutralidad a la hora de valorar quién podría ser la persona idónea para sustituirle, al igual que el secretario de Organización del PSPV y portavoz en las Cortes, José Muñoz. Ahora bien, esa neutralidad no se extiende al proceso de primarias. Puig es taxativo y pide "unidad y consenso" para no dar ventaja al PP de Carlos Mazón en la carrera por mantenerse más de un mandato al frente de la Generalitat.
Evitar guerras de las que participó
No quiere líos internos. Puig sabe mucho de ellos porque se valió de las divisiones internas para auparse al liderazgo del partido. En 2017 se alió con Francesc Romeu, uno de los aspirantes que no logró los avales suficientes, y se impuso a Jorge Alarte después del fiasco del otro aspirante, Manuel Mata (a la postre su número dos en los siguientes años), que tampoco logró los avales necesarios para llegar a la votación final.
Esas guerras caínitas por el poder es lo que quiere evitar Puig a toda costa y por eso se ha puesto de lado de Pedro Sánchez (no en público pero sí en clave interna) a la hora de apoyar a la ministra de Ciencia y Universidades, Diana Morant, como su sucesora.
Mediación de Santos Cerdán
Este movimiento puede fructificar si las conversaciones del secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, con los otros aspirantes –los secretarios provinciales de Valencia y Alicante, Carlos Fernández Bielsa y Alejandro Soler– evolucionan favorablemente.
Renunciar a cambio de nada no entra en la hoja de ruta ni de Bielsa ni de Soler. La tentación de enfrentarse a Morant que no tiene más amparo interno que el que proporciona Pedro Sánchez –no es poca influencia– es muy elevada.
La ejecutiva clave
El reloj ya avanza y el próximo lunes día 15 es la fecha límite porque en esa jornada la comisión ejecutiva del PSPV (aplazada el pasado lunes) determinará la propuesta de la fecha de celebración del congreso extraordinario que marcará el nuevo rumbo del partido.
Es a partir de ese momento cuando los aspirantes deben salir a palestra y dar un paso adelante para certificar sus ambiciones de liderar el PSPV. Es por ello que esta semana resulta decisiva para intentar llegar a acuerdos que eviten las primarias.
Puig es el más interesado en que ese consenso de produzca, ya que puede dejar bien situados a sus personas de máxima confianza que incluso aspiraban a sucederle.
Es el caso de la delegada del Gobierno en la Comunidad Valenciana, Pilar Bernabé, quien ha dado un paso al lado, si Morant es la aspirante, pero si la ministra no se decidiera a hacerlo optaría por pelear en primera persona la secretaría general del PSPV.
También forma parte del acuerdo de Puig con Sánchez para apoyar a Morant que las dos personas de confianza de Puig en sus Gobiernos autonómicos, Arcadi España y Rebeca Torró hayan sido nombrados secretarios de Estado de Industria y de Política Territorial, respectivamente.
Sin grandes avances
Las fuentes consultadas por Vozpópuli tanto el PSPV como en la dirección federal del partido aseguran que no se han producido grandes avances en las conversaciones internas para ensayar una candidatura de consenso.
Diana Morant no dará el paso hasta estar segura de ese acuerdo y los otros dos aspirantes (podría surgir alguno más a posteriori) tampoco quieren ser los primeros en anunciarlo, aunque Soler sí ha explicitado públicamente su deseo.
Así pues, esperan horas frenéticas de conversaciones donde el exministro José Luis Ábalos también puede ser determinante para intentar urdir un acuerdo.
El objetivo claro es evitar que las diferentes familias del PSPV entren en confrontación y pongan en tela de juicio el liderazgo del PSPV, situación que podría extenderse hasta la elección de la candidatura a la Presidencia de la Generalitat en el tramo final de la legislatura.