Un Juzgado de Madrid alberga este viernes uno de los juicios del año. El interés viene dado por sus protagonistas. Por un lado, el polémico comisario José Villarejo, que se sentará por primera vez en un banquillo de los acusados. Por otro, su archienemigo y exresponsable del servicio de inteligencia, Félix Sanz Roldán, hombre de confianza del rey emérito. Pero buena parte de la atención estará puesta en la declaración como testigo de Corinna Larsen, ex amante de Juan Carlos I y enfrentada a él desde hace años.
Sin estar presente, la figura del monarca sobrevolará sobre el Juzgado de lo Penal Número 8 de Madrid que dirige la magistrada María Pilar Casado. Villarejo, en prisión provisional desde finales de 2017 por el macrocaso Tándem, se enfrenta esta vez a una condena menor de dos años de cárcel por injuriar y calumniar a Sanz Roldán. Le acusó en el programa Salvados de La Sexta de haber amenazado de muerte a Corinna Larsen en 2012 tras el accidente en Botsuana que sacó a la luz su relación con el todavía rey de España.
La empresaria germanodanesa confirma que esa amenaza fue real, que también incluyó a su entorno y por eso está dispuesta a testificar en favor de Villarejo. Lo hará por videoconferencia desde Londres. Siempre se ha negado a viajar a España porque dice que teme por su seguridad. Esta es una de las razones por las que este juicio, que arranca a las 10 de la mañana, se ha aplazado hasta cuatro veces a lo largo de casi un año. Inicialmente estaba señalado para febrero del año pasado.
El CNI y mercenarios franceses
Ya en 2019, Corinna Larsen llevó ante un notario de Londres su versión de los hechos a la que tuvo acceso este periódico. Incluía un asalto a su oficina en Mónaco, intervención del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), mercenarios franceses y SMS del rey Juan Carlos -bajo el pseudónimo de John Smith- al que responsabiliza en última instancia de las presiones sufridas. De hecho, lleva casi un año amagando con presentar una querella por estos hechos contra el rey emérito en la Justicia británica.
Lo que pasó después de aquel accidente de caza en África fue el principio de los problemas para el rey ahora en Dubai a la espera del desarrollo de las tres líneas de investigación abiertas sobre él en la Fiscalía del Tribunal Supremo. Corinna Larsen buscaba protección ante esa presunta campaña de acoso cuando aceptó la visita en su casa de Inglaterra del comisario Villarejo. Corría el año 2015 y el polémico mando lo que quería era armarse con información sensible para usarla como munición en la guerra personal que le enfrentaba con Sanz Roldán, a quien culpa de todos sus males. Por eso acudió con su inseparable grabadora y captó mucho más de lo que esperaba.
Entre otras cosas, Corinna Larsen le reveló las presuntas actividades de blanqueo y evasión de capitales en cuentas suizas del rey a través de su primo Álvaro de Orleans. También el cobro de 100 millones de dólares de Arabia Saudí. El máximo jefe policial de entonces, Eugenio Pino, ha declarado recientemente al juez que investiga el caso Kitchen que Villarejo le ofreció investigar estos hechos, pero se lo impidió. También dijo haber avisado de la información que tenía su subordinado tanto al CNI como a la Casa Real.
La derivada Suiza
Lo cierto es que aquellos secretos confesados por Corinna acabaron en la prensa. El audio de la conversación se publicó en julio de 2018, estando Villarejo ya en la cárcel. Pese a un archivo inicial en la Audiencia Nacional, las confesiones de Corinna sirvieron para que un fiscal suizo llamado Ives Bertossa empezase a indagar en su país. Tiempo después, la Fiscalía española le pidió el contenido de sus pesquisas para su propia investigación. Las otras dos, sobre el uso de tarjetas opacas y una fortuna en Jersey, proceden de informes elaborados por el Servicio de Prevención de Blanqueo de Capitales (Sepblac).
Como testigo, Corinna Larsen está obligada legalmente a decir la verdad. Lo normal es que el juez le impida abordar cuestiones ajenas a los hechos enjuiciados, pero su declaración viene precedida de numerosas entrevistas en las que no ha escatimado en detalles sobre su relación con el rey emérito. Le atribuyó “cientos de cuentas (bancarias) en otras jurisdicciones", en la BBC y describió a la Casa Real como “una empresa familiar” que lleva “40 años con el mismo ‘modus operandi’”. Apuntó incluso a presiones internas de palacio para que Juan Carlos I abdicara en 2014.
En 2012 y pese al presunto acoso que dice haber sufrido, Corinna Larsen recibió de parte del rey la mayoría de los 100 millones saudíes en una cuenta bancaria de Las Bahamas. Ella también está siendo investigada en Suiza junto a los arquitectos financieros del rey, Arturo Fasana y Dante Canonica. El fiscal Bertossa contempla hasta 10 años de cárcel para ellos por blanqueo y soborno. En sus declaraciones del caso siempre han negado la presunta corrupción. Larsen alega que el rey le regaló ese dinero por “gratitud y amor”.
El de Corinna Larsen no será el único testimonio de un juicio que se podrá seguir por streaming. También están citados como testigos el que fuera jefe de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) José Luis Olivera y la ex responsable del Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO) y actual jefa de Gabinete de la ministra de Defensa, Esperanza Casteleiro, ambos propuestos también por Villarejo.