El maquinista del Alvia accidentado el pasado 24 de julio en Santiago de Compostela, Francisco José G.A., comenzó a frenar siete segundos antes del descarrilamiento, cuatro segundos después de concluir la llamada telefónica hecha por el interventor que iba en el convoy. En el momento de salirse de la vía el tren circulaba a 179 kilómetros por hora, zona donde la velocidad máxima permitida es de 80.
El convoy iba a 199 kilómetros por hora cuando comenzó la llamada telefónica hecha por el interventor, y una vez concluida era de 195 km/h. Cuatro segundos después del último sonido de voz del maquinista registrado estaba la aplicación de manipulador de freno en posición de emergencia.