La partida bautismal de Pablo Ruiz Picasso, la de Manuel Altolaguirre, del II Marqués de Larios o documentos firmados por los Reyes Católicos son algunas de las joyas que atesora el Archivo Histórico Diocesano de Málaga, dónde reúne libros de bautismo, matrimonio y defunción de Málaga desde principios del siglo XVI.
Los muros del Palacio Episcopal de Málaga, en pleno casco histórico de la ciudad, acogen este Archivo Histórico Diocesano, un tesoro escondido en una sala de más de 100 metros cuadrados que está dotada además de un moderno armario contenedor móvil donde se guardan entre otros documentos las partidas de bautismo de las personalidades más reconocidas ente artistas e intelectuales de la provincia andaluza.
Algunas de las partidas bautismales conservadas en el archivo, pertenecen a personajes malagueños conocidos tanto a nivel nacional como internacional; como la de Pablo Ruiz Picasso, Fernando Ortiz, Emilio Prados, Manuel Altolaguirre, Narciso Díaz de Escovar, José Gálvez Ginachero o el II Marqués de Larios, Manuel Domingo Larios, al que se debe el nombre de la calle más célebre de Málaga.
Reconstruir la historia de Málaga
El director del Archivo Histórico Diocesano, Miguel Ángel Gamero, ha explicado a EFE que estos registros conservados son fundamentales, principalmente porque el Registro Civil no fue establecido hasta 1870, por lo que para reconstruir la historia de Málaga hasta esa fecha sólo cuentan con estos registros eclesiásticos: "Esto nos da una idea del valor que tienen los libros sacramentales".
Actualmente, paseando por los pasillos del edificio se aprecian estanterías vacías, pero esto se debe a que los archiveros están haciendo hueco para recibir nueva documentación que se espera que llegue próximamnte y siempre atendiendo con especial cuidado para todo se conserve en el mejor estado posible. El armario contenedor, del que tanto presume el centro, está preparado para resguardar todos los legajos del polvo, de la luz y de un posible incendio, que en cuestión de segundos sería extinguido, gracias al sistema de prevención de extinción automática que tiene incorporado.
Adentrarse en los libros y documentos del Archivo Histórico Diocesano, es viajar en el tiempo, una travesía a través de seis siglos por un mar de legajos que permiten reconstruir la vida cotidiana, en Málaga, en distintas épocas: "un tesoro escondido que hay que descubrir para entender mejor cada época", ha precisado Gamero.
Evolución de la caligrafía
El paso del tiempo queda plasmado a través de cada trazo y cada estilo que cuentan cómo ha evolucionado la historia y sus diversas formas artísticas así como su impacto a través del tiempo. Al oberservar la documentación resulta llamativo cómo aprovechaban, en la época, a fin de evitar malgastar el papel ya que no siempre fue fácil conseguirlo.
La estética de la escritura se convirtió en un medio para presentar la grandeza de ciertos documentos y libros que con los años se ha ido transformando, y, lamenta Gamero, que reconoce que, actualmente, "todos escribimos peor". La belleza y la estética de las letras y las palabras escritas a mano ha cambiado mucho sobre todo debido a los avances tecnológicos.
Las otras obras de arte: sellos y planos
Pero no solo ha cambiado la escritura, es también llamativo cómo han evolucionado los sellos parroquiales. El archivo cuenta con más de 300 sellos antiguos procedentes de parroquias y de la administración diocesana y desde el más antiguo al más moderno se comprueba que los primeros eran como pequeñas plantillas y luego se intentó que fueran más ergonómicos y con empuñadura.
El paso de los años también les ha hecho cambiar el material, actualmente se fabrican en materiales poco resistentes: goma o plástico, que han sustituido a las antiguas matrices, realizadas en metal y que todavía funcionan perfectamente, al contrario de las más modernas.
Entre sus joyas, el archivo cuenta además con cerca de 3.000 planos y proyectos gracias a los cuales es posible conocer la historia constructiva de los templos y centros parroquiales de la provincia en el siglo XX.
Como explica el también director de Patrimonio de la Iglesia de Málaga, el sacerdote Miguel Ángel Gamero, "se trata de documentos fundamentales para conocer la historia de la construcción y restauración de los templos y otras dependencias de la diócesis. Además, algunos de ellos también llevan incorporados estudios sociales de la población, por lo que también nos dan información sobre la situación socioeconómica de los núcleos urbanos".
Planimetría hecha a mano "por lo que son verdaderas obras de arte, elaboradas sobre todo en papel vegetal por algunos de los arquitectos más conocidos de Málaga, como Enrique Atencia o la familia Guerrero-Strachan en sus diferentes generaciones".
Otro de sus tesosos son los fondos del Hospital de Santo Tomás compuestos por más de 3.000 documentos generados a lo largo de más de seis siglos. El más antiguo data del año 1403, ha precisado Miguel Ángel Gamero, que reconoce que una de sus líneas de trabajo es ir digitalizar todo el material, "es fundamental para poder conservarlo".
El origen de este hospital se remonta a la toma de Málaga por los Reyes Católicos el 19 de agosto de 1487, ya que el 2 de octubre de ese mismo año cedieron a su fundador, Diego García de Hinestrosa (Belmonte, en Cuenca) una casa situada en la calle Santa María de la capital, que será el germen del Hospital de Santo Tomás.