España

El día a día de un policía que trabaja en la llegada de cayucos: "Sientes impotencia y te impresiona las historias"

Un agente de la Policía Nacional relata a Vozpópuli las historias que se encuentra entre los inmigrantes que llegan de forma masiva a Canarias: "Hay quienes ya nos insultan pero otros pasan dos semanas a la deriva"

La llegada de cayucos a Canarias está desbordando los servicios públicos del archipiélago en los últimos meses. Los efectivos públicos son los primeros en prestar atención a estas personas que, según los sindicatos policiales, son casi 600 a la semana. Vozpópuli ha podido hablar con algunos de estos funcionarios de la Policía Nacional que sienten "impotencia" y relatan las historias que hay detrás de estas pateras. "Hay quienes nos insultan y nos tachan de racistas sin llegar a tierra y otros nos abrazan y desembarcan quemados por los rayos del sol porque su embarcación lleva dos semanas a la deriva", cuentan fuentes policiales a este medio.

El día a día de estos agentes está saturado de trabajo en los últimos meses por la afluencia masiva de inmigrantes, que llegan a colapsar en ocasiones los servicios públicos. Además, en las labores relacionadas con estas personas se involucran diferentes unidades como Seguridad Ciudadana, Científica, Extranjería, UPR y UIP. Cada uno de estos equipos vigila y hace su cometido en un tramo diferente desde la llegada de estas personas.

El Gobierno da 50 millones de euros a Canarias para atender a las personas inmigrantes llegadas en cayucos.

El primer paso del trabajo policial comienza cuando reciben el aviso por sala de que se aproximan los cayucos a las costas canarias. Unos efectivos se dirigen a la zona donde previsiblemente va a desembarcar la embarcación mientras que otros instalan en un recinto cerrado el Centro de Atención Temporal de Extranjeros (CATE) con tiendas de campaña para que pernocten.

Mientras Cruz Roja y Protección Civil atiende a los inmigrantes llega el turno de los agentes de Extranjería y de la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas (Frontex) que identifican y entregan pulseras a los ocupantes de los cayucos. Este trabajo es completado en el CATE por miembros de Científica.

De faltas de respeto de los inmigrantes a salvar vidas

Nada más llegar España se les entrega un número de NIE y se inicia un expediente de expulsión. De forma temporal se les entrega su disposición a una ONG. Este es el momento que algunos intentan trabajar y demostrar arraigo para quedarse en España mientras que otros viajan a la Península para marcharse de forma irregular a Francia u Holanda.

"En nuestro día a día sentimos cierta impotencia y asombro", relata a Vozpópuli uno de estos efectivos. "Hay quienes llegan con chulería, con faltas de respeto y nos tachan de racistas desde que bajan del cayuco", explica este agente. Siempre son profesionales en todos los servicios que practican y son impermeables a este tipo de situaciones.

Salvamento Marítimo rescata un cayuco con 156 migrantes en aguas próximas a El Hierro
Salvamento Marítimo rescata un cayuco con inmigrantesEFE/ Gelmert Finol

También hay otros casos que les llegan al corazón. "Recogimos un cayuco que llevaba dos semanas perdidos en el mar. Las personas estaban quemadas por el sol y sin comer ni beber. Eso a nivel humano te impresiona", explica a la vez que subraya que de forma habitual los viajes son cortos "de un día o dos" y siempre están totalmente localizados ya que llevan entre sus pertenencias teléfonos móviles de última generación.

Expresidiarios en los cayucos

El testimonio de los ocupantes de los cayucos no difiere demasiado. Principalmente, son hombres jóvenes de Mauritania o Marruecos. "Hay hasta expresidiarios que han sido expulsados del país y casi son conducidos por la Policía del país a los puertos", critica. El pago a las mafias por viaje oscila entre los 5.000 y los 3.000 euros. Las malas lenguas comentan que estos agentes marroquíes hasta cobran por suministrar combustible a los cayucos.

El futuro de los menores que llegan es mucho peor. Las pocas mujeres que desembarcan en España, algunas con niños pequeños, son captadas por otras mafias de la trata de personas. Los hombres campan a sus anchas por las ciudades con la única forma de vida de la delincuencia.

Los policías que desempeñan estas funciones hacen un llamamiento a las administraciones del Estado porque necesitan "más recursos" para afrontar esta nueva crisis migratoria de los cayucos. Las ambulancias de Canarias acuden a prestar estos servicios y dejan sin asistencia otros puntos de las islas. Una situación parecida la padecen los agentes por las pocas patrullas que hay en las comisarías del archipiélago.

La adopción de un policía a un inmigrante

A pesar de ello, la implicación de los policías es máxima. Se da la circunstancia de que uno de los agentes de Canarias "empatizó tanto con uno de los chicos que llegó en cayuco que lo acogió y lo tuvo adoptado". Este joven al final se desplazó a la Península donde ha encontrado trabajo y ha formalizado su situación.

Un cayuco llega al puerto de La Restinga, a 26 de enero de 2024
Un cayuco llega al puerto de La Restinga, a 26 de enero de 2024Europa Press

Otra de las labores de estos funcionarios de la Policía Nacional es vigilar que no se produzcan riñas entre estas personas. No se pueden juntar a los ciudadanos de Mauritania con los de Marruecos. De igual forma pasan de forma periódica controles por parte de observadores de las Naciones Unidas para preservar que siguen los trámites de forma correcta. Cuando ya han terminado con las labores de un cayuco sin tiempo a respirar ha llegado otra patera a la costa. "Es un no parar y sin medidas será de forma constante hasta octubre", concluye.

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