El discurso de Pablo Casado con el que dinamitó la moción de censura de Vox y que fue aplaudido tanto por Pedro Sánchez como por Pablo Iglesias, contó con la ayuda en su redacción de Isabel Torres, la esposa del presidente del Partido Popular, según revelaron fuentes de la dirección nacional del PP a Vozpópuli.
El líder del PP pidió consejo a su mujer en varios momentos de las últimas semanas y en la víspera compartió con ella el texto que iba a leer en el hemiciclo. Las citadas fuentes resaltan la novedad de este hecho, pues hasta ahora se desconocía esta faceta de asesoramiento de Torres con su marido en temas políticos.
Casado se preparó a fondo la intervención porque tuvo el tiempo que no se da en otras ocasiones. Desde que Santiago Abascal comunicó a finales de julio que presentaría su candidatura a la Presidencia del Gobierno, él interiorizó que esta maniobra parlamentaria buscaba quitarle el liderazgo del centro-derecha y arrebatarle más votantes de los cuatro millones que optaron por Vox en las elecciones de hace un año.
Fue entonces cuando empezó a pergeñar su discurso. Primero preguntó a barones autonómicos, dirigentes nacionales y regionales qué hacer ante el envite hostil de Abascal. Luego, en las últimas semanas, y a medida que se acercaba la moción, fue hilvanando su intervención por escrito. Pidió a sus asesores papeles, "ideas fuerza", informes y dosieres. "Exige mucha información y llegado el momento se encierra, se lo trabaja muchísimo", subraya uno de sus colaboradores.
En su cabeza se abría paso el 'no' a la moción, tuvo dudas como una parte importante de los diputados del PP que veían la abstención como la mejor opción para no enfadar a sus antiguos votantes, pero el discurso "marciano" de Abascal el miércoles le dio el empujón definitivo. Su número dos, Teodoro García Egea, ya advirtió de que la moción era "una tomadura de pelo". Había llegado la hora del ataque frontal contra Vox.
Casado fue informando a los vicesecretarios del partido y unas pocas personas más de lo que iba a decir al día siguiente en el hemiciclo. Todos recibieron la instrucción de no decir nada
Casado dispuso de casi 24 horas para diseñar la respuesta al candidato a suceder a Sánchez. No tuvo que responderle el miércoles debido al formato de la moción de censura, en el que las réplicas empiezan por los partidos con menor representación.
Esa ventaja, que no tiene en otros plenos, la utilizó el líder del PP para modificar partes del discurso y meter nuevos párrafos. "El esquema ya lo tenía, pero luego introdujo cosas. La intervención de Abascal confirmó la línea de trabajo que había escrito y le quitó las pocas dudas que le quedaban", relatan las citadas fuentes.
El factor sorpresa
El golpe a Abascal fue más duro, si cabe, porque Casado se guardó el sentido del voto hasta el momento de subir al estrado. Tampoco se supo hasta el último minuto quién iba a hablar en nombre del PP. Ese factor sorpresa fue la gran decisión estratégica del PP en la moción de censura. Un silencio que provocó nervios en las filas populares en los días previos pues muchos no lo compartían.
"Ahora se entiende el esperar hasta el último momento, el no decir nada, el aguantar las presiones porque no hubiera sido lo mismo en el caso de decir hace un mes qué íbamos a votar", confiesan en Génova. "Nos decían que era un error de estrategia cuando se ha visto ahora que ha sido un completo acierto", añaden.
Ante los mensajes eurófobos de Abascal contra "la maquinaria despótica de Bruselas" y el "mega Estado federal que se parece demasiado a la República Popular China, a la Unión Soviética o, incluso, a la Europa soñada por Hitler”, en la sede nacional del PP se dieron cuenta de que era el momento de romper 'la foto de Colón'.
En la tarde del miércoles, Casado fue informando a los vicesecretarios del partido y unas pocas personas más de lo que iba a decir al día siguiente en el hemiciclo. Todos recibieron la instrucción de no comentar nada hasta que lo hiciera el propio presidente. Guardaron el secreto y él subió al estrado para ajustar cuentas pendientes. "Sr. Abascal, en política, lo que no es posible es falso..." fueron sus primeras palabras de un discurso de 36 minutos.