La división de los partidos independentistas tras el fracaso del procés ha tenido una derivada, que es la ruptura de la unidad estratégica de la Assemblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium Cultural. Las dos entidades que promovieron, junto a los sucesivos gobiernos de la Generalitat, las manifestaciones con mayor afluencia del movimiento independentista, ahora tienen posiciones discrepantes.

Este divorcio se observa en un asunto tan sensible como la movilización en las calles. La ANC, como avanzó Vozpópuli, ha convocado una concentración para este domingo 28 de febrero para reclamar un "gobierno independentista" que excluya a partidos como En Comú Podem de la ecuación.

Por su parte, la entidad presidida por Jordi Cuixart mantiene un silencio absoluto al respecto y ni en sus comunicados ni redes sociales han hecho ningún llamamiento a participar. Mientras, la ANC presiona a ERC para que no se desvíe de un Ejecutivo de signo independentista y, junto a la manifestación de este domingo, ha iniciado una serie de acciones como la recogida de más de 10.000 firmas para obligar a los principales partidos independentistas a avanzar con la ruta independentista.

Aunque las "discrepancias vienen de lejos" -admiten a este medio desde la ANC- quedaban disimuladas. El hecho de que el independentismo haya pasado de una fase activa a una reactiva -en la que prácticamente solo se moviliza ante lo que consideran agravios del Estado, sin tomar la iniciativa- se ha hecho más evidente las "hojas de ruta diferenciada".

Òmnium Cultural centra su mensaje en combatir la "vulneración de derechos fundamentales", ya sea dentro del independentismo o en otros movimientos sociales. En cambio, bajo la batuta de Elisenda Paluzie, la ANC ha vuelto a sus orígenes y presiona a los partidos para comprometerse con la ruptura. Paluzie, incluso, ha flirteado con la violencia en las calles de Barcelona tras la sentencia del procés de una forma mucho más explícita que Òmnium.

Marcel Mauri

Las fuentes consultadas reivindican a Jordi Cuixart "como una figura de consenso" en la órbita de ambas entidades. Señalan como "problema", la Ejecutiva de Òmnium y, en concreto, a Marcel Mauri, la voz más autorizada de la entidad desde la entrada en prisión de Cuixart. "Òmnium apuesta más por luchas compartidas que vayan más allá de la independencia y se moja menos en asuntos políticos", abundan.

La ANC, en cambio, es "más beligerante" -añaden- en temas políticos. "Somos dos entidades muy diferentes. Òmnium existe desde el franquismo y tiene voluntad de perdurabilidad y hasta hace muy poco no se metió en política. La ANC ha nacido como entidad política y para desaparecer cuando seamos independientes".

Injerencias políticas

Ambas asociaciones, además, han sufrido "injerencias políticas". En los años más álgidos del procés varios miembros de la ANC u Òmnium engrosaron las listas de los partidos. Y, al mismo tiempo, los partidos han intentado controlar la línea de actuación de ambas entidades, para no verse demasiado presionados.

La función de agit prop de ANC y Òmnium puede volver a ser necesaria con la formación de un nuevo Ejecutivo independentista -con ERC y Junts, y la CUP probablemente en la Mesa del Parlament-. Habrá que ver si están dispuestas a fraguar una unidad estratégica o ya no hay marcha atrás en las discrepancias que mantienen las dos entidades de referencia del secesionismo catalán.

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