El estruendo se escuchó en todo Koulikoro. Era de madrugada cuando los terroristas se lanzaron con sus furgonetas cargadas de explosivos, en un episodio que tuvo lugar hace justo dos años. Los soldados españoles repelieron la embestida y la carga estalló cuando el conductor se precipitaba contra la base militar. Después se desató un tiroteo con fuego ligero contra otros yihadistas que iban a pie, hasta que el silencio volvió a imperar en el corazón de Mali. Dos militares del Ejército de Tierra fueron condecorados por su acción.
Pero Al Qaeda del Magreb Islámico (AQMI) difundió una versión muy diferente. A través de sus canales de mensajería erigió como héroes a Zubair y Okasha, los dos terroristas muertos en el atentado, y aplaudió las numerosas bajas que habían provocado entre “las fuerzas de ocupación europea”. Una fake new cuyo objetivo era desestabilizar la misión de la Unión Europea desplegada en Mali, con fuerte presencia del Ejército español, y volver a la población civil en su contra.
El análisis y la lucha contra esa desinformación en zona de operaciones es uno de los -muchos- cometidos que tiene asignado el Regimiento de Operaciones de Información nº1 del Ejército de Tierra, el más joven de todo el cuerpo militar. Su puesta en marcha corresponde a la creciente influencia que la información tiene en los despliegues en el exterior. De nada sirve una operación militar perfecta si la percepción entre la población local, saboteada por terceros, se vuelve en contra.
Y eso, con la irrupción de los teléfonos móviles, es una realidad cada vez más cotidiana.
“La omnipresencia de la información es cada vez mayor y tenemos que estar en ese mundo”, resume el coronel José Sierra Corredor, al mando del regimiento. Vozpópuli visita el cuartel San Juan de Ribera, en Valencia, donde estos nuevos grupos han echado a rodar. Un plató de televisión, un estudio de radio, capacidades destinadas a la difusión de mensajes y al análisis en el terreno sobre el impacto de las operaciones del Ejército. Una maquinaria engrasada para influir en la opinión pública.
El regimiento más joven del Ejército
Siempre con una máxima: “Trabajamos con la veracidad, esa es nuestra firma”, asevera el coronel Sierra. Bajo su mando se ubican unos militares que cuentan con la instrucción habitual en el Ejército para el despliegue y uso de armamento; pero los suyos, los miembros del regimiento de información, “están hechos de una pasta especial”: “Hay que ser paciente, las prisas no son buenas consejeras, hay que tener don de hablar, de negociar… y aquí además se les forma en todas esas capacidades”.
Pongamos un ejemplo. ¿Cómo actuarían los miembros de este regimiento del Ejército en el caso de Mali, con la difusión de las fake news difundidas por Al Qaeda tras el atentado de Koulikoro? “Se contacta con las autoridades locales para explicarles qué es lo que realmente ha pasado y las medidas adoptadas -detalla el coronel-; y se activa una campaña de comunicación publica, con imágenes y mensajes de radio para difundir la información entre la población”.
Y en el exterior, en una zona de aparcamiento, se ven las capacidades más vistosas: varios contenedores de grandes dimensiones que en su interior albergan desde un estudio radiofónico hasta una pequeña imprenta.
Trasiego en este cuartel del Ejército ubicado en el cuartel de Valencia. El regimiento se constituyó en 2019 y su actividad, así como su integración orgánica en el Ejército de Tierra, está en un proceso de transformación. El encaje que se le ha dado es una dependencia orgánica del Cuartel General de la División Castillejos. Los militares van y vienen, engrasando toda la maquinaria para que ruede con la mayor eficacia.
En una sala aún pintan las paredes de un color neutro; es un plató ‘infinito’ sin esquinas, lo que permite incluir gráficos e imágenes sin obstáculos físicos. Y en otro espacio se hacen prácticas de radio, con mensajes variados; lo mismo que en cualquier otra estación, sólo que aquí los locutores visten el verde militar.
Cruzando un patio se llega hasta la reprografía, donde se imprime la cartelería o los trípticos. Unos están destinados a la población, explicando el fundamento de su misión. Otros son mensajes para las propias tropas españolas en sus despliegues. Y en el exterior, en una zona de aparcamiento, se ven las capacidades más vistosas: varios contenedores de grandes dimensiones que en su interior albergan desde un estudio radiofónico del Ejército hasta una pequeña imprenta. A su lado, dos vehículos URO VAMTAC -los conocidos todoterrenos de las Fuerzas Armadas- equipados con un potente sistema de megafonía.
Los militares, a examen
De todo eso se hace cargo uno de los dos grupos [el GOI II] en los que se divide el regimiento. El otro [GOI I] asume las labores de interacción inmediata con las autoridades locales: desde jefes locales a líderes religiosos. Y esa especialidad se ha puesto a examen esta misma semana. Bajo el ejercicio Rubielos Integral 21, estos militares del Ejército español han instruido a efectivos de otras unidades en labores de interacción personal, comunicación y cooperación cívico-militar.
“Estamos encantados de venir a saludarle. Como gesto de gratitud, le hemos traído un regalo…”, arranca el militar examinado. El gesto con el que mira al falso gobernador, la postura corporal, cada frase, cada argumento… una prueba definitiva que mide sus capacidades de aproximación
¿Y cómo se forma en esa materia? Por supuesto hay una teoría, pero lo más importante es el rodaje. Por eso no es de extrañar que un militar -en perfecto árabe- asuma la labor de gobernador en un país lejano y que el examinado tenga que ganarse su afecto. Ambos se sientan en una sala y cada gesto es analizado con detalle: todo se someterá a un “juicio crítico”.
“Estamos encantados de venir a saludarle. Como gesto de gratitud, le hemos traído un regalo…”, arranca el militar examinado. Intérprete mediante, se aproximan y se sientan en la mesa. El gesto con el que mira al falso gobernador, la postura corporal, cada frase, cada argumento… una prueba definitiva que mide sus capacidades de aproximación. Y quien dice gobernador, quiere decir arzobispo ortodoxo, vestimenta incluida, tal y como se ensaya a unos pocos metros.
Estos militares también tienen como misión el análisis y desarrollo de proyectos de impacto inmediato que suponga un beneficio para la población civil; en última instancia, también para los contingentes españoles, generando simpatía o, por lo menos, una cierta equidistancia en su entorno. Pozos, puntos de iluminación o hasta escuelas financiadas por el Ministerio de Defensa, con unos fondos articulados expresamente para estos fines.
"Influir en las mentes"
El Ejército de Tierra detalla en un dossier con perspectiva de futuro cuáles son los principales retos a los que se enfrentarán en los años venideros. “Se tratará de influir en las mentes para crear un entorno operacional alternativo menos letal, con el objetivo de disminuir las ocasiones de confrontación directa entre fuerzas militares y, a través de actividades de la información, alcanzar la superioridad”.
Porque la guerra del futuro se libra de algún modo ‘por’ y ‘entre’ la población civil. Y este regimiento del Ejército pretende adelantarse a esas necesidad y lograr que los militares que pongan sus botas en el exterior se encuentren con un ambiente amistoso. O, por lo menos, lejos de hostilidades.