Pocos hubieran previsto que el cometido principal de las Fuerzas Armadas en España se centraría en el traslado de cadáveres y en la desinfección de espacios críticos. Pero la Operación Balmis, despliegue militar contra el coronavirus, ha requerido una adaptación constante. Y aun cuando se han superado los compases más críticos, la cúpula militar hace un llamamiento a la "coordinación" del Estado para superar la amenaza sanitaria: "Es una de las cosas en las que hay margen de mejora. Si nos dejan solos, no vamos a ganar, seguro".
Misión que en las últimas semanas se ha gestionado desde el Mando de Operaciones, con el general Fernando José López del Pozo al frente. Mascarilla y distancia prudencial, detalla a Vozpópuli las dificultades a las que se han enfrentado las Fuerzas Armadas durante las últimas semanas. Desde el apoyo psicológico a los militares que han retirado cientos de cadáveres al repliegue de tropas en el exterior tras la suspensión de las misiones en las que participaban, con algunos positivos entre sus propias filas.
En clave exterior, alerta de la polarización que puede surgir tras la pandemia entre la globalización extrema y la repotenciación de las fronteras. Y advierte: "Habrá una conciencia clara de que hay que ser autónomo y tener las capacidades básicas aseguradas. Al final, si hay sequía, todo el mundo quiere agua".
Las Fuerzas Armadas contaban con un plan de contingencia frente a pandemias heredado de los tiempos del ébola. ¿De qué ha servido ese plan y con qué dificultades se ha encontrado en su implementación?
Realmente nosotros lo que ponemos en marcha siempre son nuestras sellos corporativos, las fortalezas de la organización, lo que usamos permanentemente. Esa es la clave. El plan del ébola hacía mucho hincapié en la protección del personal, en la seguridad ante el contagio, en transportes asegurados… eso se ha trasladado y se ha usado ahora. Diferencias: la masividad. El plan estaba pensado inicialmente para una pandemia que pudiera ocurrir fuera y obligarnos a evacuar a algún personal en el exterior. Pero esto ha sido mucho mayor.
Dice que ha sido mucho mayor. ¿Para qué circunstancias no estaban preparadas las Fuerzas Armadas?
Por ejemplo, no teníamos capacidad de transportar cadáveres, pero vimos que eso iba a ser una necesidad porque los servicios municipales iban a ser desbordados. Inmediatamente empezamos a prepararnos para tener esa capacidad de ayudar en el caso de que se nos llamara. Todo costó trabajo, eso sí, y en un momento determinado ante una petición podíamos no tener todas las capacidades. Pero esa capacidad de anticipación nos ha permitido ir respondiendo a lo que se nos iba demandando.
Se ha hablado del impacto psicológico que el traslado de cadáveres puede tener en los militares.
Ha sido de mucho impacto. Se ha reforzado el apoyo psicológico entre porque desde los primeros días se vio que podía haber gente a la que le impresionara mucho.
¿Había medios para atender todas las peticiones?
Las actividades más novedosas o para las que no estábamos preparados inicialmente han sido el transporte de fallecidos y de personal infectado. En desinfección sí que teníamos medios, pero hemos ido incrementando de forma muy importante el número de unidades con capacidad de desinfectar para atender todas las demandas, especialmente en residencias de ancianos. Hubo un momento de explosión de muchas unidades simultáneamente teniendo que hacer desifección.
El Departamento de Seguridad Nacional alertaba en sus informes del riesgo que suponían las pandemias. ¿Hasta qué punto la irrupción del coronavirus ha sido un cisne negro, algo que no pudiera esperarse?
Una pandemia de estas características masivas, globales, creo que no se esperaba. Había un plan de contingencia -hemos hablado del ébola-, pero para casos mucho más limitados, no tan generalizado desde el punto de vista internacional. Eso ha añadido complejidad por ejemplo en las adquisiciones. Al final todo el mundo intentaba conseguir el mismo producto a la vez, que es lo que suele pasar en estas situaciones. Aquí se ha hablado mucho de guerra y…
Eso le quería preguntar, si lo ha considerado una guerra.
Bueno… de guerra se puede hablar desde muchos puntos de vista: desde el semántico, el jurídico… Aquí como lo interpreto yo: para nosotros, las Fuerzas Armadas, en el fondo, cualquier reto es una guerra. Se trata de ganar o superarlo. Podemos utilizar el lenguaje que queramos. Más belicoso, “vamos a ganar la guerra”; menos belicoso, “vamos a superar el reto”. Al final, la forma de afrontar el problema es la misma, porque el procedimiento que tenemos aprendido es el mismo. Las guerras, los retos, la preparación, no se improvisan. Al final, los retos y las guerras son formas de hablar, pero lo importante es tener autonomía y capacidades para poder responder al reto que se nos plantea.
Retos que son amenazas. ¿Podemos ubicar las pandemias al mismo nivel que otras amenazas tradicionales, como el terrorismo o los conflictos, como amenazas para la seguridad nacional?
Hombre… son planos muy distintos. No me atrevo a decirle. Me da la sensación de que es hablar de peras y manzanas. Hay que responder a las dos emergencias y hay que hacerlo con medios distintos, aunque la base de todo sea la misma. Pero sí que es cierto que hay un factor muy importante común a los dos, que es la coordinación del Estado. Necesitamos la coordinación del Estado, del país, para poder ganar a esta amenaza. Ninguno de los recursos, de los ministerios de la nación, es capaz de ganar la guerra. Las Fuerzas Armadas hemos sido la punta de lanza, los primeros que salimos, pero si nos dejan solos no vamos a ganar. Seguro. Es una de las cosas en las que hay margen de mejora. El hecho de que varios ministerios trabajen juntos en este caso en beneficio del de Sanidad y que nos veamos todos, unos a otros, en un plano de colaboración, de igualdad, y nadie se extrañe por que los militares estén ahí.
Llevamos tiempo hablando de guerras híbridas, de conflictos que se van a librar por y entre la población. Ha dicho que son planos muy distintos, pero en esta amenaza hemos visto algo de lo que se habla en esos análisis de las guerras del futuro: la colaboración entre la sociedad civil y la militar para hacer frente a un reto que nos ha puesto a todos en jaque.
Es verdad que hemos tenido una buena aceptación por nuestra voluntad de ayudar. Espero que a ojos de muchos, no de todos, se nos vea como una ayuda más, que gane la famosa cultura o conciencia de defensa. Que se nos vea como lo que somos, que somos una herramienta más del Estado para atender emergencias. La más terrible, la que nadie queremos que llegue, es la guerra. Pero hasta que llegue la guerra hay otras cosas, por ejemplo, lo que aún estamos viviendo.
Y las Fuerzas Armadas, ¿también tendrán que adaptarse de algún modo al riesgo de las amenazas sanitarias?
Para acertar, hay que buscar capacidades que sean flexibles. Vamos a hacer un proceso de lecciones aprendidas y hay algunas capacidades que habrá que mejorar. No para hacer frente a una pandemia, porque puede haberla o no. Lo que sí hemos visto es que, por ejemplo, estamos cortos de facultativos médicos. Faltaban médicos militares. Nos adaptamos a lo que tenemos, pero tenemos margen de mejora. El Ministerio está trabajando en eso, en sacar más plazas.
Habla de mejorar capacidades, pero al mismo tiempo desde las instituciones militares se habla de unos presupuestos “exiguos” para Defensa.
Sí. Ese famoso 2%, el 1%, el 0,9%… [en referencia al 2% de inversión del PIB que pide la OTAN, frente al 0,92 que invierte España].
¿Se pueden adaptar esas capacidades sin renunciar a otros proyectos o habrá que priorizar?
Espero que una de las conclusiones de esto sean que no hay que tener miedo a incrementar el presupuesto de Defensa, porque se va a utilizar bien. Hacemos un uso detallado, riguroso; lo de tirar con pólvora del rey no nos gusta nada.
También forma parte del MOPS el Mando Conjunto de Ciberdefensa. Hemos escuchado muchas intervenciones de los diferentes ejércitos, pero ¿ha intervenido este modo de algún modo en 'Balmis'?
El Mando Conjunto de Ciberdefensa no ha entrado como tal, pero es un mando permanente y ha controlado las redes del Ministerio de Defensa. Los primeros días se ofreció para apoyar en las redes a los hospitales que se pudieran montar, por ejemplo en IFEMA. Al final no hizo falta que se hiciera cargo de la seguridad, pero estuvo por si hubiera sido necesario. Al principio hubo algún aparente ataque a redes relacionadas con la operación, pero desaparecieron. Quedó en nada.
Desde el MOPS están más acostumbrados a hablar de escenarios como Irak, Afganistán, Mali… donde se han suspendido misiones de adiestramiento e instrucción. ¿Cómo ha sido la gestión de estas operaciones con 'Balmis' en marcha? En algunos casos ha habido positivos por coronavirus y repliegue de tropas.
Lo más difícil han sido los problemas derivados de la situación internacional: cierre de fronteras, tener que hacer cuarentenas antes de desplegar, test cuando vuelven o se van… Eso dificulta la gestión de las operaciones. Por contra, efectivamente las misiones de adiestramiento se han pausado, entonces ahí estamos teniendo menos trabajo. Hemos repatriado gente, que está previsto que vuelva cuando volvamos a una situación normal.
Le he citado las misiones de instrucción y asesoramiento, con mucho contacto físico. Anticipo una pregunta que quizá corresponde a las organizaciones que las coordinan, como Unión Europea y OTAN pero, ¿habrá que readaptar estas misiones?
Vamos a seguir las vicisitudes del resto de Europa, de la OTAN y de España también. Hasta que no haya ciertas seguridades y que las pandemias están controladas en esos países, no se volverá a retomar las misiones. Y cuando se haga, seguro que es con mascarillas y distancias prudenciales. También tenemos bastante gente desplegada en misiones disuasión o contra terroristas, y esas no tienen contacto tan cercano con los locales.
¿Vamos hacia un mundo que potencie más las fronteras o que tienda más puentes de globalización para hacer frente a crisis como la que estamos viviendo?
Es interesante. Evidentemente no lo sé. Esto va a producir fuertes tentaciones en los dos extremos, mucha llamada al incremento de la solidaridad, pero también una conciencia clara de que hay que ser autónomo y tener las capacidades básicas aseguradas. Al final, si hay sequía, todo el mundo quiere agua.
España ya habla del espacio exterior como terreno de operaciones, del ciberespacio, de las amenazas tradicionales… y ahora de las pandemias. ¿Hay recursos suficientes o hay que apoyarse más en aliados?
Todas las que ha dicho están en la estrategia de seguridad nacional y hay que atenderlas a todas. Y de hecho estamos creando las bases para unas, y evolucionando la capacidad para otras. ¿Habrá recursos suficientes? Los recursos son los que son y se asignan a lo que se asignan. Podría haber recursos suficientes si se quisiera.